Diario de León

Conmoción por el asesinato de Shinzo Abe, tiroteado cuando daba un mitin en la calle

Tetsuya Yamagami, exmilitar en paro detenido nada más disparar contra el exprimer ministro nipón, tenía en su casa un arsenal

Momento de la detención del acusado del atentar contra Shinzo Abe. THE ASAHI SHIMBUN

Momento de la detención del acusado del atentar contra Shinzo Abe. THE ASAHI SHIMBUN

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Shinzo Abe no llegó a terminar su mitin frente a la estación de tren de Nada, al sureste de Japón. Se había subido al cajón micrófono en mano, rodeado de simpatizantes del Partido Liberal Democrático y un asesino, pero él no lo sabía. Yamagami Testuya esperaba pacientemente a su espalda como un votante más de las elecciones legislativas de este domingo. Le diferenciaba que era el único que portaba una escopeta casera con un cartucho en cada cañón. Sobre las 11.30 horas (cuatro de la madrugada en España), se acercó al ex primer ministro y le descerrajó los dos tiros. Abe se desplomó con el segundo.

La ciudad de Nada se convirtió ayer en la Dallas de Kennedy o el Estocolmo de Olof Palme. Aunque propiamente Shinzo Abe ya no era primer ministro, conservaba el carisma de líder y el aura de quien había dirigido Japón durante más tiempo (entre 2006 y 2007 y desde 2012 hasta 2020) en una serie de legislaturas reformistas y complejas. Esa impresión se extendía a nivel global. La comunidad internacional quedó conmocionada. Traspasada por las balas.

Desde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, hasta el ruso, Vladímir Putin, expresaron su pesar por «este momento oscuro y triste». Emmanuel Macron, Boris Johnson,Pedro Sánchez, Olaf Scholz, Jacinda Arden, Narendra Modi, Ursula von der Leyen, Jens Stoltenberg y un largo número de dirigentes mundiales trasladaron sus condolencias a la mujer de Abe, Akie, y al Gobierno nipón. En Estados Unidos las banderas se colocaron a media asta. La reina Isabel II envío al emperador Naruhito un sentido mensaje en el que recordaba el «profundo amor» de la víctima por Japón. También lo hicieron los reyes de España, Felipe VI y Letizia.

El asesino ni siquiera intentó huir. Dejó el arma en el suelo y se dejó apresar. Unos metros más allá, a Abe se le escapaban los últimos restos de vida. Los sanitarios intentaban mantener sus constantes en medio de una muchedumbre estupefacta.

El primer disparo «sonó como un juguete. Él (Abe) no cayó, pero luego hubo un fuerte estallido. El segundo disparo fue más visible, se podía ver el estallido y el humo», relató uno de los asistentes al mitin. El parte médico confirmó más tarde que el ex dirigente japonés presentaba «dos heridas» en el cuello y, al parecer, una de las balas penetró hasta el corazón. De camino al centro sanitario de Kashihara entró en parada cardiopulmonar. Llegó sin aparentes signos vitales. Pese a los esfuerzos de los médicos por reanimarle, el exdirigente nipón no logró remontar la crítica situación y falleció sobre las diez de la mañana (hora española).

El misterio Tetsuya

El misterio se llama ahora Yamagami Tetsuya. De 41 años, vecino de la misma ciudad y antiguo miembro de la Fuerza Marítima de Autodefensa, la rama naval del Ejército nipón, donde permaneció entre 2002 y 2005, ahora en paro, no cuadra con un asesino por motivos ideológicos. En la historia del país no ha habido apenas atentados contra altos cargos gubernamentales o de partidos, menos de una decena desde los años 60 que puedan considerarse como violencia política propiamente dicha, pero la mayoría lo han sido a manos de elementos ultras o con algún tipo de enajenación. Los investigadores consideran que Tetsuya «no actuó por rencor hacia la ideología» de Shinzo Abe. El individuo se confesó presunto autor del crimen y declaró haberlo perpetrado porque «no estaba satisfecho con él, así que le apuntó para matarlo». Otras fuentes policiales señalaron que Tetsuya sentía «odio» hacía determinados círculos de personas con las que creía que Abe estaba vinculado.

SE FABRICÓ EL ARMA

Lo que parece claro es que este exmilitar estaba preparado para derramar sangre: en su domicilio se encontraron varias pistolas fabricadas a mano y posiblemente explosivos también elaborados de forma casera.

Las autoridades han destinado noventa agentes a desentrañar las piezas sueltas del caso, realizar una investigación en profundidad del atentado y determinar si Abe contaba con suficientes medidas de seguridad en el mitin. El veterano miembro del Partido Liberal Democrático se dirigía a los ciudadanos desde una calle situada enfrente de la estación. Cualquiera podía aproximarse a él, igual que hizo el asesino, por la espalda, tapado con mascarilla, sin llamar la atención. Tampoco resulta extraño en Japón, donde el índice de criminalidad es bajo, existe una escasa cultura de armas y la legislación hace imposible que cualquiera compre una pistola. Las únicas armas posibles de adquirir después de un exhaustivo examen al cliente son las escopetas y los rifles de aire comprimido. Por eso, Tetsuya decidió construir la suya propia, cien por cien letal.

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