La cruenta muerte de un toro a golpes tras ser atropellado desata la polémica
La cruenta muerte de un toro el pasado fin de semana en un espectáculo taurino en Brihuega (Guadalajara) ha vuelto a generar la polémica y el debate acerca de este tipo de eventos. El animal, de nombre Campanito, consiguió escapar de un concurso de recortes que estaba celebrándose en la plaza de toros del pueblo partiendo la puerta interior que daba acceso a la plaza.
Tras una alocada carrera por las calles del pueblo perdió la vida al ser atropellado por un coche que lo perseguía a toda velocidad y ser golpeado hasta la muerte. A raíz de estos hechos, colectivos como el Partido Animalista (Pacma) o Podemos han exigido una investigación a fondo de lo ocurrido. El Pacma, además, ha presentado una querella criminal por lo que considera «la brutal ejecución de un animal que sólo quería salvar su vida y estaba aterrorizado en plena noche» y ha pedido la prohibición por ley de la tauromaquia «porque es violencia, muerte y crueldad».
En similares términos se expresó Podemos. Su coordinador autonómico en Castilla-La Mancha, José Luis García Gascón, lo definió como «espectáculo medieval» y pidió a la Junta de Castilla-La Mancha que depure responsabilidades. «No se puede normalizar el entretenimiento mediante tortura animal ni permitir que el espectáculo que se vivió en Brihuega quede impune», dijo.
En su huida, Campanito corneó a dos hombres de 63 y 74 años que tuvieron que ser trasladados al Hospital Universitario de Guadalajara. Por ello, los colectivos que denuncian lo ocurrido en Brihuega ponen en duda la seguridad y solidez de la plaza de toros y consideran lo sucedido un claro ejemplo de delito de maltrato animal. También sugieren que la muerte del toro podría haberse evitado si hubiera sido reducido con un sedante y lamentan que nadie tratara de conducir al animal de nuevo hasta la plaza.