Diario de León

Pedro Sánchez elogia el interés de ERC en la «gobernabilidad» de España y censura al PP

El líder del PSOE cita pese a todo a Casado y a Arrimadas para hablar de su investidura el próximo lunes en el Congreso

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Pedro Sánchez se reunirá este lunes en el Congreso por primera vez desde del pasado 10 de noviembre con el presidente del PP, Pablo Casado, y con la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas. Las citas -previstas para las 9.30 y las 11.00 horas- están en realidad condenadas al fracaso de antemano. El presidente del Gobierno en funciones no tiene en este momento ningún interés en que estas formaciones le faciliten su investidura. Su estrategia pasa, como quedó evidenciado desde la semana posterior a los comicios, por lograr la abstención de Esquerra Republicana de Cataluña y el sí de una pléyade de partidos -el PNV, el PRC, Coalición Canaria, Nueva Canarias, BNG, Compromís, Más País y Teruel Existe- al Ejecutivo de coalición con Unidas Podemos. Pero lo que sí pretende con esos encuentros es armar un relato que justifique esta elección, contraria a su argumentario de campaña.

Sánchez, que a apenas diez días de las elecciones equiparó en una entrevista al independentismo con la extrema derecha con el argumento de que comparten «el mismo modelo de sociedad», echó en cara ayer a los populares que no hayan mostrado la más mínima disposición a facilitarle la formación de Gobierno (es decir, que mantengan una actitud similar a aquella en la que él mismo se enrocó en 2016 con Mariano Rajoy) y en el otro lado de la balanza situó al partido de Oriol Junqueras. «Tengo que agradecer -llegó a afirmar desde Bruselas- que haya levantado la mano y haya dicho que no se desentiende de que se pueda facilitar la gobernabilidad en nuestro país».

Esquerra ha advertido en los últimos días que su negociación con el PSOE se circunscribe exclusivamente a la investidura, pero además sus dirigentes no han dejado pasar ninguna oportunidad de repetir que lo que buscan es aprovechar la «debilidad» de Sánchez, según las palabras empleadas por Gabriel Rufián, para forzarle a aceptar una solución que signifique «el fin de la represión y la resolución del conflicto a través de las urnas y de la democracia», como defendió este miércoles en el Parlament el presidente de su grupo parlamentario, Sergi Sabrià.

En las tres semanas transcurridas desde que comenzó los contactos formales con ERC, el PSOE no ha escatimado en esfuerzos para conseguir la abstención que en julio se le había ofrecido gratis. Aún busca una fórmula jurídica que le permita encajar en el marco estatutario la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat que exige este partido para hablar del estatus político de Cataluña. Y Sánchez ha armado una gran operación que incluye llamadas a todos los presidentes autonómicos y al presidente de la Federación de Municipios y Provincias, Abel Caballero, para camuflar su último gesto hacia el secesionismo: su disposición a hablar con el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al que durante dos meses se ha negado a coger el teléfono por su negativa a condenar la violencia que incendió las calles de Cataluña tras la sentencia del procés .

La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, negó ayer que esta cesión, desdeñada por el propio Torra, fuera una exigencia de Esquerra, como admiten los republicanos. Y Sánchez esgrimió que su intención es únicamente trasladar a los gobernantes autonómicos «la urgencia de que haya un Gobierno» porque hay muchos temas que les afectan, desde la financiación a la sanidad, que también dependen de ello. «Tenemos que salir de este impasse de estar en funciones; es importante también para las comunidades autónomas y, sin duda -adujo- también para Cataluña».

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