Diario de León

Biden busca republicanos hastiados con Trump en su convención virtual

El gran espectáculo político se reduce a dos horas digitales y discursos de un minuto

La imagen de Kamala Harris, proyectada sobre una pantalla CHRIS KLEPONIS

La imagen de Kamala Harris, proyectada sobre una pantalla CHRIS KLEPONIS

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Una convención sin aplausos, sin globos y sin confetis, pero la función debe continuar. Nunca se ha cancelado una, ni bajo el azote de los huracanes. Son una pieza fundamental de la campaña política, esa en la que se define el mensaje electoral, se unifica al partido y se concentra la atención de todo el país.

La que empieza ahora será como ninguna otra, una convención virtual reducida a dos horas diarias (de nueve a once de la noche, hora local), en la que los ponentes ni siquiera estarán en el escenario de Milwaukee (Wisconsin). La ciudad que había sido seleccionada para albergar esta gran fiesta contaba 50.000 personas durante una semana.

«Ha sido como un puñetazo en el estómago», decían los propietarios de negocios locales al ‘Milwaukee Journal Sentinel’, donde muchos contaban con este gran evento para salvar el año de la pandemia. El presidente del Partido Demócrata, Tom Pérez, había prometido que no dejaría colgada a la ciudad de un Estado que aspiran a ganar, pero al final la realidad se ha impuesto. Ni el propio candidato irá el jueves a dar su gran discurso de coronación, sino que lo hará desde su lugar de residencia en Delaware, como Donald Trump a final de mes desde la Casa Blanca.

Muchos han criticado la elección del presidente, que no respeta la diferenciación política entre la campaña privada para su reelección y el poder que ostenta, pero no han encontrado bases legales para impedírselo. Los abogados de Trump siempre hallan lagunas legales. Al organizarlo en el Jardín del Este, donde está la residencia privada de los presidentes, en lugar del ala Oeste, que aloja el poder, le exime de los tribunales. Con esa decisión Trump aprovecha sin remilgos la fuerza de esos poderosos símbolos a su alcance. Se arriesga, eso sí, a que pase desapercibido como una de las muchas conferencias de prensa de las que tanto ha abusado para acaparar tiempo televisivo.

Los demócratas se beneficiarán de ser la novedad y de un atractivo cartel con estrellas para todos los gustos que incluye a Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, Michelle y Barack Obama, Hillary y Bill Clinton, Nancy Pelosy, Elizabeth Warren, Michael Bloomberg y John Kasich, entre otros. ¿John Kasich? El exgobernador de Ohio y excandidato presidencial republicano que se enfrentó a Trump en las elecciones pasadas no es un nombre glamuroso fuera de casa, pero supone uno de los más importantes fichajes de esta convención. Con él los demócratas intentan pescar a los republicanos asqueados con el Gobierno de Trump, esos que no tienen estómago para verle mentir día a día y desmontar su democracia desde dentro cuatro años más.

Una vez más el candidato del ‘establishment’ ha elegido girar al centro para atraer a los republicanos moderados, en lugar de a las bases de su propio partido. Trump, sin embargo, ha demostrado que gobernar para un pequeño grupo de leales da más réditos que intentar contentar a todos, porque el centro cada vez existe menos en la política. Los demócratas no aprenden esa lección y cuentan con que la perspectiva de cuatro años más de Trump será tan intolerable para muchos estadounidenses que no tendrán más remedio que votar por Biden si quieren poner fin a la presidencia del caos.

El exvicepresidente de Barak Obama dice venir a rescatar el alma de Estados Unidos, mientras los progresistas siguen soñando con un cambio real.

La campaña demócrata tiene esta semana su mejor oportunidad para poner a estas elecciones el alma que promete rescatar.

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