Diario de León

Israel y Hamás rechazan un alto el fuego y relanzan la violencia

Tel Aviv autoriza el despliegue de unos 5.000 reservistas ante los últimos enfrentamientos

Manifestación de ciudadanos palestinos en medio de la escalada violenta. TOLGA BOZOGLU

Manifestación de ciudadanos palestinos en medio de la escalada violenta. TOLGA BOZOGLU

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Israel y Hamás rechazan de momento los esfuerzos mediadores de Egipto tras el inicio de una nueva escalada de violencia que deja 24 palestinos muertos, entre ellos nueve niños, en bombardeos israelíes. Los palestinos han bautizado su operación como ‘Espada de Jerusalén’ y ya han lanzado más de 200 cohetes contra Israel, siete de ellos contra Jerusalén, y el Estado judío la denomina ‘Guardianes del Muro’.

El Ejército ha informado de que ha alcanzado 140 objetivos en las últimas horas y el portavoz militar Hidai Zilberman adelantó que «tenemos el pie en el acelerador con un único objetivo: Hamás. Atacaremos con gran fuerza». Entre los objetivos alcanzados a lo largo de la Franja hay instalaciones para entrenamiento de milicianos, dos túneles, almacenes de cohetes y la casa de un comandante de Hamás. En opinión de Zilberman la operación puede durar «varios días».

Fuentes militares citadas por Ynet cercanas a la reunión de seguridad de más de dos horas que mantuvieron los dirigentes de Israel aseguran que «no queremos una guerra larga. Obviamente vamos a pagar un precio, pero ellos pagarán uno aun mayor. Confiamos en que todo acabe en dos o tres días, antes del final del Eid», en alusión a la fiesta que marcará esta misma semana el final del mes sagrado del ayuno.

Hamas está al frente de la Franja desde hace más de una década y ya se ha enfrentado a tres grandes operaciones del Estado judío, la última fue en 2014 y más de 2.000 personas perdieron la vida, la mayoría civiles, según la ONU. Los islamistas se oponen a negociar un alto el fuego hasta que Israel retire todas sus fuerzas de la Explanada de la Mezquitas y de Sheikh Jarrah, barrio del este de Jerusalén en el que varias familias serán desalojadas y sus casas pasarán a manos de colonos.

Este desalojo, cuya decisión final se conocerá en un mes, está en el origen de esta enésima espiral de violencia que ha ido creciendo desde el inicio del ramadán y que se descontroló tras el doble asalto policial a la Explanada de las Mezquitas y la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar más sagrado para el Islam, que dejó cientos de heridos.

Tras varios días de amenazas, el grupo palestino ha entrado de lleno en la crisis abierta en la ciudad santa.

En la tarde del lunes, jornada festiva para los judíos que celebraban el Día de Jerusalén, dio un ultimátum a Israel para retirar sus tropas de la Explanada y de Sheikh Jarrah. Cuando llegó la hora y no se cumplieron sus demandas comenzó el lanzamiento de decenas de cohetes. Por primera vez desde la guerra de 2014 las sirenas sonaron en Jerusalén y la gente corrió en busca de refugio. Benjamín Netanyahu declaró que la ciudad santa es «una línea roja» y se puso en marcha de inmediato la operación aérea de represalia.

Además de la reacción de Hamás, Israel se enfrenta a una oleada de protestas en todo el país protagonizadas por los ciudadanos árabes, que suponen un 20% de la población. Esto ha llevado a los mandos policiales a reforzar la presencia en esos lugares y desplegar ocho compañías más de la Guardia de Fronteras.

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