Diario de León

Moscú lanza su ofensiva sobre Leópolis, clave en la evacuación de civiles, y bombardea la ciudad

Ucrania denuncia que el ataque a esta población, que no tiene instalaciones militares, confirma que Putin no está en guerra con el Ejército ucraniano sino con la población

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A pesar de los intentos por negociar la paz, prosiguen los bombardeos en Ucrania. Ayer, vigésimo tercer día de la invasión, las tropas rusas lanzaron cohetes contra Leópolis por primera vez desde el comienzo de la ofensiva.

Seis misiles de crucero X-555 fueron disparados desde el mar Negro hacia las inmediaciones del aeropuerto, cuatro de los cuales alcanzaron el distrito de Sknilov, donde se encuentra la Planta Estatal de Reparación de Aeronaves. El edificio quedó «completamente destruido», aseguró el alcalde de la ciudad, Andrey Sadovoy. Los otros dos proyectiles fueron derribados por las fuerzas ucranianas.

El gobernador de Leópolis, Maksym Kozytskyi, señaló que la región ya no tiene ninguna instalación militar, por lo que ahora solo es «un centro humanitario, que tiene al menos 200.000 personas desplazadas. Es un ataque a los civiles», denunció.

Esta última ofensiva, agregó, «confirma una vez más que no están en guerra con el Ejército, sino con la población, los niños, las mujeres...». Las autoridades informaron que nadie murió en el ataque, aunque una persona resultó «herida leve».

Los bombardeos continuaron en Kiev y en Járkov, segunda ciudad del país, donde al menos 500 personas han muerto desde que empezó la guerra. Moscú arremetió contra un barrio residencial en el distrito de Podolsky.

«El enemigo continúa atacando la capital. Quedaron dañados seis edificios residenciales, una guardería y una escuela», informó el alcalde Vitaly Klitschko. La ofensiva dejó una víctima mortal y diecinueve heridos, cuatro de ellos niños. Casi un centenar de residentes fueron evacuados. Járkov experimentó otro ataque aéreo, que dejó una víctima mortal y once heridos. En este caso, un edificio universitario de seis pisos quedó destruido y, en consecuencia, dos viviendas colindantes resultaron dañadas.

La crudeza de los misiles golpeó otros puntos del territorio, como Zaporiyia, que sufrió dos bombas cerca de la ciudad, y Sumy, donde como resultado de los ataques aéreos se produjo un incendio en un edificio de almacenamiento con productos de pintura y barniz. No hubo que lamentar víctimas ni heridos, según el servicio de emergencias.

Los ataques a instalaciones que albergan civiles no han cesado en los planes de Vladímir Putin. «El Ejército ruso abrió fuego contra una de las instituciones médicas en Lisichansk, en Lugansk. En total, dispararon diez proyectiles. El hospital y las casas cercanas quedaron sin ventanas», se dolió el gobernador de la región, Serhiy Haidai. También en este territorio, las tropas rusas destruyeron más de veinte edificios residenciales en Severodonetsk y Rubizhne. Dos personas murieron y cuatro resultaron heridas.

«Los invasores no dejan de quemar su riqueza nacional en Ucrania con esta guerra. Destruirán todo lo que han logrado en los últimos 25 años», denunció Volodímir Zelenski, quien aplaudió que Grecia e Italia ofrecieran ayuda para restaurar el hospital de maternidad y el teatro de Mariúpol, respectivamente, derribados en los últimos días por el Kremlin.

La destrucción obligó a Zelenski a imponer un nuevo toque de queda en la capital, desde las 20.00 horas de ayer hasta las 7.00 de hoy.

Mientras, las necesidades humanitarias en el país asediado son «cada vez más urgentes», con más de 200.000 personas sin agua en la región de Donetsk y una «grave escasez» de alimentos, agua y medicamentos en ciudades como Mariúpol o Sumy, según Matthew Saltmarsh, portavoz de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados.

Ucrania ya ha denunciado que más de un centenar de niños han muerto en todo el país como consecuencia de la invasión rusa. Como protesta, la ciudadanía colocó ayer 109 coches de bebé en la plaza Rynok, en el centro de Leópolis. La ONU, por su parte, confirmó ayer más de 800 civiles fallecidos, 61 de ellos menores; aunque podría aumentar. Por ello, las autoridades de Kiev abogaron por establecer un tribunal internacional especial similar al de Núremberg para juzgar a altos cargos rusos por «crímenes de guerra», de los que ya hay documentados 1.800.

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