Diario de León

El nuevo ministro de Economía de Truss receta impuestos y recortes

Jeremy Hunt hereda el poder en el Gabinete de una ‘premier’ británica que quiere continuar en el poder

Jeremy Hunt sale del 10 de Downing Street, ayer. NEIL HALL

Jeremy Hunt sale del 10 de Downing Street, ayer. NEIL HALL

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El nuevo ministro británico de Economía, Jeremy Hunt, anunció ayer que el Gobierno tendrá que tomar «decisiones difíciles sobre el gasto público, que no podrá aumentarse como queríamos», y que «la reducción de impuestos no será tan alta como la gente esperaba y algunos tendrán que aumentar». Intenta así calmar la reacción de los mercados de capitales en los próximos días.

Menos de 24 horas después de su nombramiento, Hunt confirmó el cambio radical de las prioridades del Gobierno de Liz Truss. La primera ministra y su nuevo responsable de Hacienda se reunieron ayer para coordinar la presentación de un presupuesto en quince días que ofrezca estabilidad, tras la implosión de los planes de Truss en los primeros días de su mandato.

La líder conservadora ganó la votación de los miembros del partido en septiembre prometiendo la derogación del aumento del impuesto de beneficios de las sociedades y otros destinados al gasto de la sanidad pública y la asistencia social a los mayores, introducidos por su rival, Rishi Sunak. El viernes confirmó que mantendrá el primero y se espera que haga lo mismo ahora con los demás. Truss y Kwasi Kwarteng, su amigo y correligionario, pergeñaron un mini presupuesto que cumplía su promesa electoral y añadía reducciones. Lo presentaron el 23 de septiembre, junto a una enorme subvención pública de los precios de la energía. Los mercados reaccionaron con ferocidad ante las dudas sobre las finanzas del Estado.

El despido de Kwarteng como ministro de Economía y la renuncia a la derogación del aumento del impuesto de sociedades no satisfizo a las bolsas, que respondieron al intento de Truss de apaciguarlos con un descenso de la paridad de la libra y del precio de los bonos del Estado. La reacción de los mercados a las palabras del nuevo ministro medirá el margen de maniobra del Gobierno.

El mini presupuesto era el izado de su estandarte ideológico, basado en la convicción de que reducir impuestos y eliminar regulaciones que obstaculizan la actividad empresarial son los principales pilares para fomentar el crecimiento de la economía. Era la cristalización de una doctrina y de un ideal del Brexit, atraer inversión hacia un sistema más libre, un ‘Singapur en el Támesis’. Advirtieron al Banco de Inglaterra de que debía enfocarse hacia el crecimiento. Kwarteng despidió al más alto funcionario de su ministerio, al que él y Truss reprochan el estancamiento de la productividad. Rechazaron también la publicación habitual de las evaluaciones por la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria del impacto de las medidas fiscales adoptadas por el Ejecutivo.

UN FUTURO MUY INCIERTO

Truss reconoció que «algunas partes del mini presupuesto iban demasiado lejos y eran demasiado rápidas para los mercados». El Instituto de Estudios Fiscales cifró en unos 70.000 millones de euros el agujero fiscal en las cuentas del Gobierno. Las decisiones del viernes lo reducen a 45.000. Hunt tiene que hallarlos en subidas de impuestos y reducciones del gasto.

El nuevo responsable de Hacienda, hijo de un comandante en jefe de la Navy británica, es el político que más tiempo ha estado al frente de la sanidad pública y ejerció como ministro de Exteriores, antes de ser derrotado por Boris Johnson en las elecciones conservadoras para sustituir a Theresa May. Fue eliminado en la primera ronda del grupo parlamentario en la campaña para sustituir a Johnson. Prometió entonces reducir el impuesto de sociedades al 15%.

El destino de Truss es motivo de especulaciones. El caos que ha creado y sus consecuencias han minado la confianza en su capacidad y coherencia. Su grupo parlamentario especula sobre el momento adecuado para sustituirla.

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