El caso de la burundanga vuelve a cambiar de fiscal

La instrucción de la causa abierta contra una joven leonesa acusada de utilizar burundanga contra siete familiares y amigos para conseguir beneficios económicos ha sufrido un ligero retraso en los últimos meses, al cambiar de fiscal la causa justo en pleno proceso de la elaboración del escrito de calificaciones provisionales, que deberá concretar si definitivamente se retiran de la acusación los cargos por cuatro homicidios en grado de tentativa, como inicialmente había decretado la primera representante del Ministerio Público o si por el contrario se vuelve a adoptar la línea más dura en la postura de la acusación pública. En principio, la tesis más extendida apunta a una acusación por un delito continuado de robo con violencia.

Consultada por este periódico sobre las últimas novedades, la investigada prefiere guardar silencio y declinó la posibilidad de pronunciarse sobre su situación y sus vivencias, hoy que se cumple justamente un año de su detención y posterior encarcelamiento. Hasta ahora, solamente ha hablado para medios de comunicación nacionales, especialmente programas de televisión.

«No puedo hacer deporte porque me van a mirar todos, no puedo salir en ciertos sitios porque me van a mirar en todos lados», manifestó la sospechosa. «Y si salgo inocente ahora, ¿qué pasa?», aseguró la procesada. «Si tengo que pagar porque resulto culpable, lo pagaré donde tenga que pagarlo. Si tengo que ir a la cárcel, iré. Si tengo que pagarlo con la cárcel, lo haré, pero no hay que hacer una revolución en los medios», aseguró a su salida de prisión, donde permaneció recluida desde el 5 de enero al 2 de abril del pasado año. Ahora comparece periódicamente en sede judicial para dejar constancia de que se encuentra en paradero conocido y tiene retirado el pasaporte.

La titular del Juzgado de Instrucción número 2 de León firmó en septiembre un auto por el que convertía la causa en un procedimiento abreviado, en el que la acusación se dirigía contra la investigada por un delito continuado de robo con violencia. La legislación tipifica con penas sensiblemente inferiores esta modalidad delictiva, que en el peor de los casos puede comportar cinco años de reclusión. Posteriormente, la Fiscalía determinó la necesidad de reorganizar el trabajo existente, por lo que se puso el caso en manos de una nueva representante.

La operación se inició realmente en octubre de 2018, cuando la propia acusada de los envenenamientos presentó una denuncia en dependencias de la Guardia Civil por haber sufrido una supuesta extorsión a manos de dos personas que le exigían una deuda de más de 200.000 euros. Varias personas habían ingresado en el Hospital de León con síntomas similares de disminución de la consciencia. Todas habían notado la desaparición de dinero durante el periodo en que tuvieron anulada la voluntad. La Guardia Civil relata en su informe de los hechos que la acusada adquirió cierta cantidad de escopolamina a finales de enero o comienzos de febrero de 2018 y que la utilizó para intoxicar al menos a siete personas. Primero a un amigo de su padre, al que intentó convencer para que le comprara un vehículo y al que dejó en estado grave. Luego a un empresario, por venganza, que sufrió una intoxicación leve. A una amiga suya en dos ocasiones también por venganza, con resultado de intoxicación menos grave. A un tío suyo en dos episodios, al que le sustrajo 300 euros, con secuelas graves en ambos casos. También a una amiga a la que le sustrajo 9.000 euros, que resultó con resultado clínico leve. A su padre, lo que le permitió evitar el pago de una deuda de 7.000 euros contraida con una tercera persona, que resultó intoxicada en estado muy leve. Y finalmente a otra amiga, a la que sustrajo 1.430 euros, con un episodio clínico menos grave, siempre según las consideraciones de la Guardia Civil. El informe, de 124 páginas, se acompaña de una abundante prueba documental, con otro memorándum de 669 folios en el que aparecen extractos bancarios. También se analizan algunas de las coartadas presentadas por la investigada para justificar algunos de sus comportamientos, que son desmontados en parte de los casos.

«El póker es como una droga. Cuando estás atrapado en la droga, a veces no se piensan las cosas. El póker me creaba angustia. Ya ni juego ni quiero saber nada de ese mundo», manifestó la investigada en su día.