La falta de nieve deja al esquí leonés sin un negocio con 60.000 usuarios en Navidad

Este diciembre sin montañas nevadas ya se puede medir en forma de boquete económico para el cordón norte del territorio leonés, el área que ha puesto casi todas sus expectativas de desarrollo en la cesta estacional del esquí , el ocio y el deporte de invierno.

León sin esquí en el cambio de año son sesenta mil usuario menos en torno a las estaciones invernales , que son cuarenta mil esquiadores menos, sesenta mil comensales menos, y una parte porcentual elevada de esa cifra de huéspedes menos, trasladada a las pernoctaciones que pueden acumular estas áreas de la montaña leonesa que acompaña la oferta de la nieve con un incipiente negocio de hospedería.

El agosto del Porma alto, del alto Curueño, de los valles altos del Sil se hace con nieve; con el riego asumido por las zonas que tienen negocios que dependen del cielo, el modelo meteorológico aún no ha alcanzado el patrón exacto que hace que las precipitaciones sean en forma de copos.

La realidad dista de ese marco de postal, de navidades blancas. Un puvliómetro próximo al recinto esquiable de la estación de San Isidro, llevaba registrados hasta ayer 193 litros por metro cuadrado durante este mes (300 en el mes anterior); una parte testimonial fue en forma de nieve; al revés que en un año con el patrón meteorológico que se necesita para poner en marcha esa máquina innivación natural que suele dejar en esta época medio centenar de kilómetros esquiables en la provincia, y espesores sin nada que envidiar a las estaciones alpinas.

Junto a la medida de la precipitación, otros valores que explican el perfil norte de León con ese tono pardusco, en las antípodas del año de bienes por ser de nieve: temperatura a mediodía: 8,9 grados; viento dominante, del sudoeste; la presión atmosférica anclada en la hipotensión y la iso ciclotímica desalientan un cambio de pronóstico: no hay nieve ni se espera para los próximos días.

Así que el boquete económico para el norte de León se agrandará en esta cuenta atrás que comenzó al pie del inicio de diciembre, en el mismo día del calendario que la nieve no acudió a la cita de la propuesta de la apertura.

El negocio invernal de León, que es el negocio de los centenares de emprendedores, hostelería, restauración y servicios, que se han desplegado en este flanco de latitud en el que el maná es blanco, se dispone a perder su segundo pico alto de la temporada de esquí; el primero, el puente de la Constitución y la Inmaculada, ya aportó su parte al recuento de pérdidas.

Hace falta volver atrás tres años para comprobar lo que pierde León en un retraso del enfriamiento que hace que la precipitación sea lluvia o sea nieve. La última campaña previa a la pandemia, sin el corsé de las restricciones en el aforo, el primer pico de demanda alta de esquiadores se completó con más de 14.000 usuarios en las pistas leonesas en esa semana de asueto que se arma en el inicio de diciembre; las últimas Navidades libres, a pesar de algún inconveniente por fenómenos adversos en Leitariegos Valle de Laciana y San Isidro, la Diputación de León ofreció un recuento próximo a los cuarenta mil usuarios. León se expone a una situación de demora de la nieve que vivió por última vez hace siete años; las pérdidas porque el invierno no comparece hasta bien entrado enero. En el mejor de los casos.