El Mercado: derribo, nueva casa parroquial y más de un millón de euros para la obra

La casa del cura de la iglesia de Santa María del Camino empieza por el tejado. El inmueble en el que vivía el histórico cura del Mercado, Enrique García Centeno, fallecido hace poco más de dos años, empieza a desmontarse por la cubierta y ya no tiene ni el portón de entrada. Es el primer paso de la demolición que echará abajo el edificio del número 10 de la calle Herreros para después volver a levantarlo de cero. Sobre esos cimientos se construirá el nuevo centro parroquial, en el que se invertirá cerca de un millón de euros, financiados «mediante un crédito y sufragado por la feligresía», como confirma el sacerdote titular, Manuel Fláker, quien abunda en que estos primeros trabajos se han empezado a afrontar con fondos propios y «contribuciones de grupos de la parroquia».

La demolición cuenta con los permisos del Ayuntamiento y la Junta. Pese a que la edificación esta catalogada como protegida con nivel IV-A, en el que es obligatorio mantener las fachadas, cubiertas y elementos visibles desde el exterior, los técnicos municipales, junto al dictamen de la comisión territorial de Patrimonio, aceptan la justificación de los promotores sobre la «inadecuación de los espacios interiores actuales para el fin que se propone». El informe, en el que se reseña que «el estado de la estructura existente llevaría a un coste desproporcionado para el edificio actual» sirve para que se dé por bueno el planteamiento de los propietarios, que verán como desaparece la ficha del catálogo del Plan Especial de la Ciudad Antigua, en la que se cita como todo valor su consideración como «ambiental de arquitectura popular», con el apunte de que supera los 100 años y que la fachada es de ladrillo visto, la estructura de vigas de madera y el tejado de tejas de cerámica.  

Fláker defiende la necesidad del proyecto, que contará con las mismas alturas que ahora, para contar con un espacio en el que ubicar «salas, salones, la sede de Cáritas y el despacho parroquial», pero en el que ya no estará la vivienda del cura. El planteamiento servirá no sólo para «dar catequesis» o realizar actividades religiosas, como señala el párroco, sino como «espacio para el servicio del barrio, para el bien común, en el que mantener reuniones con colectivos vecinales y sociales», dado que la sede actual de la calle Mercado «se ha quedado pequeña».  

El calendario marcado recoge que tras la demolición tendrán que hacerse las catas arqueológicas preceptivas, sobre las que deberá pronunciarse la comisión territorial de Patrimonio, antes de que «entre noviembre y diciembre empiecen las obras», como emplaza el sacerdote, quien señala que el proyecto no tiene nada que ver con el derribo de la casa contigua, también autorizado, pero en la que se conservará la fachada. El objetivo pasa por que se estrene en octubre del próximo año.