Diario de León

EN TABLAS HISTÓRICAS

El imposible empate del básquet cierra el Camino

El síndico municipal reta al del Cabildo a un partido de baloncesto para resolver si el Ayuntamiento está obligado o no a dar las gracias a la Virgen y el de la Catedral le anima a pensar mientras llega a Santiago. Así se cerró la popular celebración del Foro u Oferta en el marco de una ciudad inundada por los pendones, los carros engalanados y la tradición

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La ciudad de León se volcó ayer con una de las citas con más tradición y en la que los pueblos inundan las calles de la capital con sus mejores galas: sus pendones, llegados desde todos los puntos de la geografía leonesa —a los que se sumaron también emblemas de Portugal, Zamora y Asturias— y los carros tirados por bueyes que se vistieron con sus mejores aperos y atuendos para dar luz a la tradición de celebrar las fiestas del patrón: San Froilán. Uno de los actos destacados de ayer fue la histórica celebración del Foro u Oferta, una cita en la que desde hace siglos se enfrentan un síndico municipal y otro de la Catedral para intentar resolver unas tablas que a pesar de los intensos encuentros aún siguen sobre la mesa. Fue el concejal de Deportes, Vicente Canuria, quien representó este año al consistorio y, frente a él, ya por sexto año, actuó como síndico catedralicio Mario González.

Tras la acción de gracias de las cien doncellas que lograron no ser enviadas a los harenes del Emirato de Córdoba, lo que provocó la batalla de Clavijo que finalmente ganaron los cristianos del rey leonés Ramiro I gracias a la intervención de la Virgen de Regla y al Apóstol Santiago, el Ayuntamiento y la Catedral volvieron a enzarzarse en la eterna disputa de si la ciudad acude voluntariamente a dar las gracias a la Iglesia por su intervención en el enfrentamiento contra los árabes o acude obligada a ello. Canuria argumentó desde su primera intervención que la ciudad acudía «gozosa, libre y voluntariamente a agradecer el indulto», a lo que Mario González respondió: «Libre sí vienen, pero voluntariamente no. Están obligados, porque deber y obligar son dioses que no admiten ateos» y añadió: «El honor es la poesía del deber cumplido».  

BALÓN REGLAMENTARIO  

Tras enredarse con un latinajo, Vicente Canuria volvió a la carga: «La explicación más sencilla siempre es la más certera, simple y sencillamente, pero por simple y sencilla no debe mezclarse con las leyendas». «Las doncellas vienen libremente, pero ustedes no», respondió Mario González, quien recordó que tras la Guerra de la Independencia, «el Ayuntamiento decide volver a cumplir con esta obligación, suspendida durante los años de contienda».  

Ya en la última intervención, a sabiendas «de que no habrá acuerdo», Vicente Canuria, reta al Cabildo Catedralicio a disolver las tablas en un partido de baloncesto, que nunca se resuelve con un empate. Tras elegir al alcalde, José Antonio Diez, entre los miembros de su equipo y ceder a parte de la oposición al equipo catedralicio, entregó a Mario González «un balón reglamentario para que entrenen en el atrio» y remató su intervención recordando: «La ciudad ha vuelto a cumplir con la tradición de agradecer por sus cien doncellas».  

«Yo ya estoy jubilado y estas cosas no se pueden resolver con el deporte, pero como buen deportista que es, valla a Roncesvalles para comenzar el Camino de Santiago y con la soledad y el silencio reflexione y llegue a la conclusión de que aquí viene por obligación», sentenció el síndico catedralicio para incidir en que se trataba de foro y no de oferta, como defiende el Ayuntamiento.  

Al final del histórico debate, que se celebró como es tradicional en el claustro de la Catedral, la plaza de Regla estaba ya inundada por los pendones. Tras salir de la explanada de la Junta, levantándose a una al himno de León, las enseñas fueron recorriendo la ciudad desde Gran Vía de San Marcos a la Calle Ancha para llegar a las rejas que circundan la seo leonesa e ir colocándose ordenadamente mientras las agrupaciones, llegadas de toda la provincia, comenzaban a descansar tras hacer bailar sus enseñas al son que marca el viento y a al ritmo de la chifla, el tamboril.  

En total, este año desfilaron en honor a San Froilán cerca de 300 pendones y pendonetas llegados de 194 pueblos de la provincia de León, junto con los procedentes de Asturias, Zamora y Portugal, que volvieron a acudir como invitados a la cita leonesa. Las agrupaciones de pendones estaban acompañadas, como es también ya tradicional, por la música y los trajes regionales que dan aún más color a este tradicional encuentro en el que las costumbres leonesas se echan a la calle para recordar la importancia del acervo provincial.  

En la mañana de ayer, en la que también se recordó el pasado tradicional de los pueblos leoneses, no faltaron los carros engalanados. Cubiertos con las mejores y más coloridas telas, los 40 participantes acudieron al concurso de este año cargados de los productos de la tierra y de las mejores hogazas de pan para dar lustre a sus comitivas, con carros tirados por bueyes, caballos o burros. Tras la concentración de todos ellos en la carretera de los cubos, los 18 carros de la modalidad vacuno, quince de caballos y trece de burros desfilaron en dirección a la plaza del Grano por las calles de la antigua ciudad, donde se concentraron a la espera de la actuación del grupo de música tradicional Tenada. Fue allí mismo, al costado de la fuente con los dos ángeles que representan los ríos de la ciudad donde se hizo público a los carros ganadores. En la categoría de vacuno se alzó con el premio la Asociación Cultural Ultreia, seguida de la Asociación Cultural Guirrios y Madamas de Llamas de la Ribera. La terna de vacuno la completó la Asociación Cultural grupo de Coros y Danzas el Hilandón. El carro tirado por caballos de la Asociación Carro Típico Leonés se alzó con sexto premio, siendo el primero en su categoría, mientras que el presentado por esta misma agrupación tirado por burros se hizo con el octavo premio.  

INCIDENTE  

Durante el desfile, uno de los caballos que tiraba de los carros se desbocó a su paso por la calles Serranos y tiró parte de la estructura y de los aperos que lo adornaba. Afortunadamente, todo quedó en un susto, ya que no hubo que lamentar daños personales, aunque sí se generó cierto revuelo entre los que observan el paso de la comitiva.

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