Diario de León

Para toda una vida

A pesar de ser una ciudad pequeña, León cuenta con una gran variedad de salones de tatuajes. Tatto Garci, Metal Tattoo, Tattoo Arte, Tatto Mo-Gur y Samarcanda son algunos de los más reconocidos .

Fernando es el tatuador de Tattoo Mo-Gur, el salón de tatuajes situado en la Plaza de Torres de Omaña, donde están especializados en la realización de diseños orientales.

Fernando es el tatuador de Tattoo Mo-Gur, el salón de tatuajes situado en la Plaza de Torres de Omaña, donde están especializados en la realización de diseños orientales.

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Es un leve susurro, un suave zumbido que se establece en el tímpano y cuyo sonido nunca olvidarás. Es un olor curioso, el fuerte perfume de la tinta entremezclada con alguna que otra gota de sangre. Es un sentimiento de orgullo, una sonrisa fija, una historia contada en imágenes. Es una descripción de quién y cómo eres. Es, al fin y al cabo, el arte del tatuaje.

Comentan quienes se han tatuado que sentir cómo una fina aguja inyecta tinta de forma sucesiva en su piel crea una sensación confusa. Dolor y placer, sufrimiento y satisfacción. Sentimientos encontrados al fin y al cabo. Cuentan que una vez visto el resultado final ni siquiera recuerdan el proceso o sus daños, que tan solo ven el ensoñado diseño por fin terminado y se olvidan de todo lo demás. Reconocen sin dudar que se han vuelto adictos a la paradójica sensación agridulce.

Detrás de tal amalgama de emociones solamente se podrían esconder las manos más artísticas de la ciudad del rey de la selva. Personas apasionadas por su trabajo, con fuertes bases artísticas y un arraigado prestigio dentro del mundo del dibujo sobre piel. Calidad personal presente en la gran diversidad de salones de tatuajes que existen en León.

«Una pasión, un arte»

Tatto Garci es una de las más reconocidas de la fiera capital. Regentada por quien le da nombre, se puede encontrar en la calle Ramiro II. Su apasionado dueño y tatuador ya ha cumplido la mayoría de edad en el desempeño de su trabajo, en el que comenzó en septiembre de 1996. En su tienda se realizan todo tipo de tatuajes, sin especialidad alguna porque «le gusta hacer de todo y conocer todos lo estilos». Por este mismo motivo nunca se ha negado a realizar ningún trabajo, «por respeto a la persona que lo ha pedido», aunque sea contrario a su ética. Sabe que hay mucha competencia desleal en la ciudad, es decir, personas que tatúan sin licencia. Sin embargo la competencia buena para él no es considerada como tal, ya que los considera compañeros de trabajo.

Garci se remonta al año 2000 para recordar cómo los tatuajes sufrieron un particular auge que llevaba a la gente a «tatuarse por tatuarse» y afirmar que hoy en día la situación se ha establecido. La tendencia actual son las fechas, los nombres y las frases, pero no ha notado una afluencia masiva de público para eliminar ciertos recuerdos de su piel. A lo que sí acude la gente es a arreglar tatuajes realizados de forma clandestina, una situación que le da pena porque «se están riendo, abusando o aprovechando de esa gente y arreglarlo no deja de ser un apaño que, con una buena elección del diseño, puede taparlo por completo». Respecto a la desaparición de ciertos diseños, el tatuador se muestra contrario a las técnicas láser existentes ya que su «ética es crearlos, no destruirlos», por lo que prefiere modificarlos o transformarlos para que acompañen a la persona «para toda una vida».

«Una forma de vida, una pasión, un hobby, una vida completa», es el tatuaje para quien empezó en dicho mundo con amor, dejando de lado todos los trabajos que tenía para centrarse de lleno en la tinta. Su filosofía es básica y manifiesta de forma tajante: «Si fuera por negocio yo no estaría aquí». Garci no vende por sus tatuajes, sino que cobra por sus diseños, por lo que estos no tienen precio, «es el tiempo, lo que he hecho, el arte, el sentimiento, el amor reflejado, la sensibilidad propia» la que se valora, por la que cobra dinero. Cree que el hecho de «que te elijan porque eres el más barato es muy feo, lo bonito es que vengan a ti porque les gusta tu forma de trabajar, porque te quiere a ti. Un tatuaje no es sólo cómo está hecho hoy, lo bonito y donde está impresas la forma de trabajar y el cariño es en la textura, la sensibilidad, la finura y la delicadeza de las sombras con el paso de los años».

  • Tattoo Garci es uno de los más antiguos de la ciudad, lleva tatuando más de 18 años. Bruno Moreno.

Marcos y Óscar son los tatuadores de otro de los salones más antiguos de la ciudad, Metal Tatto, en la calle San Francisco, 12. Llevan 21 años tatuando y para ellos no es una forma de vida, es algo que «hay que sentir». Por eso mismo entre el equipo del local ni siquiera se piden consejo a la hora de elegir diseño, aunque saben que para ciertas personas son «una forma de presentarse», algo similar a un complemento. Óscar, especializado en diseños antiguos, reconoce que su primer tatuaje fue con quince años «por presumir» pero ahora ya no tiene nada que demostrar, por lo que ni siquiera le gusta que se le vean por la calle. Su compañero Marcos está más dedicado al realismo y cree que en ese género hay menos competencia porque «nadie más lo realiza en León».

Saben que en ocho de cada diez casas se realizan tatuajes clandestinos y esto perjudica directamente a los tatuadores, quienes pagan las culpas. Ambos trabajadores de la tinta tienen más que claro que el trabajo ilegal no puede ser considerado como tatuar, sino como «destrozar la piel», y es algo que quieren dejar bien claro, igual que con los piercings – que también se realizan en la tienda –, porque los problemas de alergias al fin al cabo provienen de la mala praxis del oficio. «A los que estamos de cara al público nos meten caña, pero a quienes lo hacen sin permisos no», lamenta Óscar. Metal Tattoo, que se niega de antemano a desempeñar un diseño si no se puede garantizar un buen resultado, realiza también la eliminación de tinta mediante láser, ya sea para encontrar algún tipo de trabajo o para borrar nombres o fechas. En este sentido, Óscar tiene claro que él «no concebiría estar con una persona que tenga tatuado el nombre de otra».

  • Metal Tattoo realiza tatuajes de todo tipo, pero Marcos está especializado en el realismo. Elora.

«Los tatuadores ilegales oscurecen la profesión»

Tatto Arte es otro clásico de la tinta leonesa. Con su tienda establecida en la plaza Puerta Obispo, Quique lleva a cabo el arte que para él «es una forma de ganarse la vida». En plena faena laboral comenta que el estudio está dedicado al tatuaje en especial, sin ninguna especialización de diseño en particular. Sin embargo y a pesar de no creer que los tatuajes se realicen por moda ya que piensa que están normalizados en la sociedad, confiesa que el auge de un diseño u otro depende de «las tendencias de la calle» y quizá por eso ahora mismo le piden «muchos pájaros». Quique, al igual que el resto de compañeros del gremio, no duda en arremeter contra los tatuadores ilegales que en cierto modo oscurecen su profesión.

En la plaza de Torres de Omaña dos hermanos emprendieron hace 17 años un proyecto que culminaría en la creación del salón Tattoo Mo-gur. En él Natalia y Fernando realizan tanto piercings como tatuajes, con especial atención a los diseños orientales. «Para lo pequeño que es León, hay bastante competencia», comenta Natalia, pero también sabe que «siempre habrá competencia desleal, aunque los afectados son los propios clientes que finalmente terminan pagando las consecuencias».

La fémina de la pareja de hermanos no considera que se esté produciendo un boom actual, sino que se trata de «algo que está establecido» y que, aunque los prejuicios no hayan desaparecido por completo, la sociedad avanza por el buen camino. Los hermanos viven el mundo de la tinta como «un arte, una filosofía y una forma de vivir».

  • Quique es el dueño y tatuador del salón de tatuaje Tatto Arte. Elora

Otro caso diferente es Samarcanda, ubicada en la calle Varillas, donde bajo un aspecto de tienda de ropa alternativa se encuentra una pequeña sala de tatuajes y piercings. Alberto es el encargado de las agujas y con nueve años a sus espaldas realiza todo tipo de diseños. La tienda ha notado una bajada de demanda debido a la crisis y especialmente a «la gente que está haciendo tatuajes en sus casas sin tener mucha idea al respecto». Comentan que sus trabajos están motivados por diferentes razones, entre las que se encuentran «las modas o razones más especiales como el fallecimiento de un ser querido».

Cinco lugares diferentes donde marcar de una forma u otra tu piel y tu vida. Cierra los ojos, ¿lo escuchas? Ya comienzan a serpentear a coro las diferentes agujas leonesas. ¿Cuál es tu diseño?

Miriam Badiola

  • Alberto posa con la mítica pirata de Samarcanda. Bruno Moreno
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