«Con la presión asistencial que hay, el formulismo nos desborda»

Manuel acaba de terminar su turno de mañana. En realidad concluía a las tres de la tarde, pero en el reloj suenan las cuatro. Hace recuento y confirma que entre pacientes presenciales y consultas telefónicas, hoy gestionó 78. Está al límite después de meses de una presión asistencial difícil de mantener. Pero lo que ya le sobrepasa es la burocracia en la que se siente atrapado. «El papeleo, el formulismo nos desborda, nos sale por las orejas», admite.

Otra compañera de su centro de salud reconoce que «carece de sentido que en un momento como éste, con lo que nos golpea el virus, tarde casi más en hacer la parte administrativa de un paciente con síntomas, que en atenderle como médico, no puede ser».

El tiempo es oro y los formularios y tareas no asistenciales hace que se escurra entre los dedos y que no se utilice en diagnosticar a los pacientes, no solo de covid, porque el resto de enfermedades no han desaparecido. La atención primaria sigue siendo el primer eslabón para detectar patologías graves, o para hacer seguimiento a pacientes crónicos. Por eso, la sensación que les queda a muchos facultativos cuando cierran la puerta de la consulta es «la duda de si no habré visto algo importante». Los médicos de familia denuncian el exceso de burocracia al que se enfrentan a diario en sus consultas. La Consejería de Sanidad estaba trabajando en un «importante cambio organizativo y retributivo» para la atención primaria cuando irrumpió la pandemia. Los facultativos piden «que las incapacidades temporales sean telemáticas». En las recetas electrónicas se ha logrado una renovación casi automática, lo que ha ayudado a la agilización de la obtención de fármacos.