¡Un hombre en una botella!

Pirámides humanas, acróbatas sobre el mar, águilas humanas en trapecios luminosos, bailarinas del can-can... Todas estas atracciones son ofrecidas por el Gran Circo Mundial, que como cada año nos visitan en las tradicionales fiestas de San Juan y San Pedro. Sin embargo, esta nueva visita tiene algo de diferente de todas las anteriores, la ausencia de uno de los fundadores y principal domador del gran espectáculo circense. «Un rayo partió nuestra alma», explican que es así como se sienten tras la desaparición de José María González, más conocido como Junior, explosión de sensibilidad, elegancia, juventud y cultura. Bajo el nombre, Junior 2002: el sueño de un artista; se emprendía un anhelo especial del querido domador, recorrer España y divulgar su imagen como la del más firme y auténtico Circo de España. Tal vez sea eso por lo que cuentan con una nueva presencia en la pista, «Zamorate», un contorsionista con 1,80 de estatura y que es capaz de meterse en una botella de cuarenta centímetros. «Se trata de la más gigantesca embajada circense de carácter internacional que viaja por Europa», destacó el director del Gran Circo Mundial. Sesenta caballos, nueve elefantes, cuatro camellos, leones, tigres y ciento cincuenta personas de veintidós nacionalidades distintas forman parte de esta gran familia. Con una dedicación absoluta, un esfuerzo insuperable y con una entrega a corazón abierto, inician un recorrido de prestigio, belleza, seriedad y respeto, que tiene su punto de partida en León. Otro motivo a que rendir homenaje y de celebración es el veinticinco aniversario de la existencia y puesta en marcha de este Gran Circo que pusieron en marcha los hermanos González Villa, acariciando la idea de recoger el gran testigo generacional que comenzaba a dejar en España los Circos Americanos. Espectacularidad y emoción de la mano del grupo de fieras salvajes, con un ligre -cruce de león y tigre- que combinan la corpulencia de un león con la agilidad de los felinos. Las bellas danzarinas del Hula Hoop, un nuevo concepto de malabarismos con aros; lanzadores de flechas y ballestas. The Flying Tonitos, las águilas humanas en los trapecios luminosos; el clown de caza por la selva. Los treinta caniches artitas de Mr. Protetsov, estrellas del Circo de Moscú; los elefantes asiáticos con Miss Aurori y Giovanni. Todas estas atracciones unidas a la danza, acrobacia, contorsión, música y riesgo en el fastuoso show. Sin duda, todo este esfuerzo está dando un buen fruto, prueba de ello es la respuesta de los leoneses a pesar de la lejana ubicación de éste, los terrenos de la Azucarera. Numerosos han sido los reconocimientos que le han sido otorgados: la Medalla de Oro a las Bellas Artes, que le fue otorgada por la Ministra de Cultura; la concesión del Premio Nacional del Circo por el Ministerio de Educación y Cultura o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, que recibió en los Reales Alcázares de Sevilla. También han sido mereecedores de la placa de honor de Unicef por su labor en galas en funciones especiales. Junior estaría orgulloso del rumbo y éxito que su circo ha obtenido desde sus inicios; fue en 1978 cuendo arrancaban con sus caravanas en busca de fama, la cual consiguieron, a través del entretenimiento. Por eso, por ser como su propio nombre indica: grande, mundial y circo, se sitúa dentro de los más emblemáticos de los cinco continentes. Se querían ganar al público, a la crítica y a las instituciones por la calidad de sus actuaciones, lo cual lograron desde un primer momento porque sencillamente, con esos ingredientes hicieron algo diferente. Aquella simple idea de los hermanos González Villa se ha convertido ahora en un sueño hecho realidad.