Unicaja no aclara si la fusión afectará a los 470 trabajadores de la provincia

Unicaja Banco no aclaró ayer si la fusión con Liberbank, aprobada el martes por los consejos de administración, afectará a los 470 trabajadores que tiene repartidos en las setenta oficinas que aún hay en la provincia. «La entidad combinada nace con vocación de cercanía y arraigo en todos los territorios de origen, como es el caso de Castilla y León. Queremos mantener esa seña de identidad». Fue la respuesta que dio su presidente ejecutivo, Manuel Azuaga, a la pregunta de si prevén ajustes laborales y el cierre de oficinas en la Comunidad.

No fue más allá, aunque reconoció durante la presentación del acuerdo que habrá recortes en el territorio nacional, donde la red de ambos bancos cuenta con una plantilla total de 9.900 profesionales y cerca de 1.600 sucursales. «Tenemos nuestras estimaciones pero como es obvio queremos primero hablar con las partes afectadas, cumpliendo así con la normativa», señaló.

Esta operación supondrá la creación del quinto mayor banco del sistema financiero español y «permitirá a la entidad resultante ganar tamaño relativo de cara a afrontar de la mejor manera posible los retos a los que se enfrenta el sector, incluyendo los que se derivan del entorno económico, los actuales niveles de tipos de interés, históricamente bajos, así como el continuo proceso de transformación y digitalización».

Las dos entidades, explicó Manuel Menéndez, consejero delegado de Liberbank, poseen además experiencia en procesos de integración y ajustes de red, y aunque «existe un reducido solapamiento de oficinas en algunas áreas geográficas, el impacto será muy limitado». En León, Liberbank tan solo cuenta con una delegación, la de la plaza de San Marcelo, por lo que este proceso no debería tener consecuencias entre los trabajadores de la provincia, sobre todo después de los ajustes que ha sufrido el sector financiero desde 2014. En sus años de esplendor, Caja España, absorbida primero por Caja Duero y después por Unicaja, llegó a tener más de 2.000 empleados.

La nueva entidad, que mantendrá la denominación Unicaja Banco y su sede social en Málaga, «nace con el objetivo de aportar valor a los accionistas, mejorando la rentabilidad, así como la oferta y calidad del servicio a los clientes, y seguir apoyando la recuperación económica del país, manteniendo como valores compartidos la cercanía y la vinculación con el territorio», subrayaron los directivos en la rueda de prensa telemática.

No obstante, desde los sindicatos se temen que esta operación desemboque en una reducción de las plantillas o en unas condiciones laborales más precarias. El secretario provincial de la Federación de Servicios en CC OO, Fernando Trigueros, subrayó ayer que, de momento, no tienen ninguna noticia al respecto, aunque avisó de que «no sobra nadie». En caso de que se aplique un Ere, como ha ocurrido en otros casos, exige que las salidas tengan carácter voluntario y que no haya ni un solo despido o desplazamiento forzosos.