Diario de León

Unicaja avanza en su sangría en León con el cierre de ocho oficinas más a partir de este mes

La medida afecta a cuatro en la capital leonesa y otras tantas en la provincia, que se suman a las siete de marzo

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León

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Unicaja continúa con su plan de cierre y la sangría que hasta ahora había llevado a cabo en los pueblos se extiende ya a la ciudad de León, donde cerrará cuatro oficinas. A ellas se sumará la desaparición de otras cuatro sucursales en la zona centro de la provincia. El cierre se llevará a cabo en dos fases, la primera ya este mismo mes, y la segunda a finales de junio. Estos cierres se suman a los ya iniciados el pasado mes de marzo, que afectó a siete oficinas.

En la capital leonesa se cerrarán al público ya este mismo mes de abril las oficinas de Ordoño II, la avenida San Ignacio de Loyola, la Chantría y la avenida de Nocedo. El último día en el que atenderán al público será el día 22, aunque el cierre oficial será el 26 de abril en Ordoño y la Chantría y un día antes en Nocedo y San Ignacio de Loyola. En estas dos últimas, a pesar del cierre de la oficina, de momento se mantendrá operativo el cajero. A nivel nacional, el cierre afecta a 204 sucursales dentro del plan de reestructuración en su segunda y tercera fase, 36 en Castilla y León.

Los clientes de estas oficinas tendrán ahora como oficinas de referencia para llevar a cabo las mismas gestiones que en su sucursal habitual la situada en la plaza de San Marcelo, en el caso de Ordoño, en el Crucero, para los clientes de San Ignacio de Loyola, en Santa Ana, para los vecinos que habitualmente acudían a la sucursal de La Chantría, y los que iban a la avenida Nocedo ahora tendrán que desplazarse hasta Las Ventas.

En el caso de los pueblos, se verán afectados los vecinos de Benavides y Carrizo, los de Puente Villarente y los de Santa María del Páramo. El último día que se atenderá al público en todas ellas será 17 de junio, aunque el cierre formal será cuatro días después: el 21 de junio. Los clientes de Carrizo tendrán que desplazarse hasta La Virgen del Camino, los de Benavides a Veguellina de Órbigo, los de Santa María del Páramo a La Bañeza y los de Puente Villarente hasta Mansilla de las Mulas. En todas ellas se mantendrán operativos los cajeros para que los vecinos de estas localidades y sus pueblos de influencia puedan al menos sacar dinero.

Con los cierres de marzo y los que se llevarán a cabo antes del verano, Unicaja completará los recortes programados por ahora que afectarán a quince de sus oficinas. La entidad financiera ha planificado tres fases para estos cierres inminentes dentro de su plan de reestructuración del negocio y puesto en marcha tras la fusión de Unicaja con Liberbank, que se suman a los recortes llevados a cabo anteriormente, tras asumir el negocio de Banco Ceiss.

En el primer plan de reestructuración de este año, Unicaja ya cerró siete de sus sucursales en la provincia. Las oficinas afectadas fueron las de Ciñera, cuyos servicios han sido asumidos por la de La Pola de Gordón y la de Riello, cuyos vecinos ahora se tienen que desplazar a La Magdalena. En el primer plan de este año, los cierres también alcanzaron a tres localidades de la comarca del Bierzo: San Miguel de las Dueñas, que absorbió Bembibre; Cubillos del Sil, que pasó a Ponferrada y Palacios del Sil, que pasó a ser competencia de Villablino.

Más merma en los pueblos

El cierre también llegó a las oficinas que el banco que absorbió la antigua Caja España tiene en Sabero, cuyo negocio se atiende ya, desde el pasado mes de marzo en Cistierna, y la de Pobladura de Pelayo García, que pasó a La Bañeza. El cierre de las oficinas en las vecinas localidades palentinas de Villada y Cisneros, incluidas en esa primera fase de reestructuración de este año provocó que sus vecinos tuviesen como referencia las oficinas que Unicaja mantiene en Sahagún de Campos.

Todo estos cierres se suman, además, a la supresión de la unidad móvil a principios de año que prestaba servicio a 32 pueblos. El servicio no llegaba todos los días a las pequeñas localidades, incluso, tampoco lo hacía todas las semanas, acudía mensualmente 21 de ellas, dos veces al mes, en tres, y cuatro veces al mes en ocho de ellas, según denunciaron los sindicados a finales del año pasado. Una situación que agrava la situación de muchos pueblos que suman el cierre de las oficinas bancarias a la falta de servicios, pese al movimiento surgido en apoyo a las carencias que sufren los vecinos del medio rural.

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