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Arte de mercado medieval

El juglar bañezano Crispín D'Olot, con ayuda de otros artistas y vendedores ambulantes, recoge en su segundo disco «la sensibilidad» de quienes trabajan en estas muestras

El juglar bañezano Crispín D'Olot posa ante el castillo de Villanueva de Jamuz

El juglar bañezano Crispín D'Olot posa ante el castillo de Villanueva de Jamuz

Publicado por
Alberto Domingo - la bañeza
León

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Con el objetivo de registrar el trabajo de los profesionales de los mercados medievales, el juglar bañezano Crispín D'Olot ha editado su segundo disco, que, bajo el título ¡Viva lo único! , se encarga de ya de comercializar. «En los mercados medievales hay artistas con mucho talento, pero éste no ha trascendido más allá de estos festejos. Así que he recogido el talento de varios y lo he registrado, con el fin de que se plasme en algún sitio la sensibilidad de estos artistas y perdure», explica el trovador, que, en la actualidad, ha cambiado su imagen, al dejarse crecer una perilla para, con eso del cuarto centenario de la primera edición de El Quijote , interpretar por pueblos y ciudades donde se lo demanden el papel del ingenioso hidalgo. Una docena de personas, que se engloban bajo la denominación de los medievales en la portada del compacto, ha colaborado en una obra que el artista bañezano firma con su nombre artístico: «Algunos de ellos son comerciantes. Venden sus mercancías en los puestos de los mercados, y no actúan en público, pero sí cuando nos reunimos, por ejemplo, a cenar. Así, Jesús es Zapatero, Chema hace jabones, José Escudero, lámparas y Sánchez se dedica a la artesanía de bambú. El resto sí son artistas y se les remunera por su actividad», explica el editor del disco. Las ayudas que D'Olot ha recibido han sido también causa de que el trabajo se haya prolongado durante todo un año, ya que comerciantes y otros artistas de los mercados han acudido a las grabaciones desde las lejanas provincia de Valencia, Teruel y Castellón, mientras que los viajes más cortos se han realizado desde Salamanca y Madrid. «Ha costado bastante organizarlo todo», aseveraba Crispín D'Olot. Una dramatización - La molinera y el corregidor , uno de los números más conocidos del bañezano, en el que se ayuda de unas aleluyas para narrar la historia de una infidelidad- y canciones populares -cuatro de carácter pícaro, una sefardí y un romance renacentistas- son el contenido del disco compacto. Dos de los temas se interpretan en gallego: Pousa, pousa y Madruga don Sancho . «Lo más importante» Cuenta D'Olot que el título de esta obra -la segunda que publica, si bien hay una más que no se ha editado: versos de Quevedo musicalizados- es casi un grito de guerra: «Cuando canto una canción picaresca, grito, al terminar, «viva lo único» y la gente responde siempre con un viva. Es algo que no despierta controversias y se ha convertido en mi grito de guerra, en una frase que me ha hecho popular entre mis compañeros. Por otra parte, todos tenemos nuestra idea de qué es lo único en nuestra vida, que coincide con lo más importante de cada uno». D'Olot ha lanzado mil ejemplares de su obra y «teniendo en cuenta que el mayor esfuerzo de venta lo voy a hacer yo, es mucho». El trovador recuerda que «es un disco independiente, casi artesanal y aún tengo que pagar las letras», por lo que ruega que, dados los diez euros que cuesta el disco, no se piratee.

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