Diario de León

JOSÉ MANUEL RAMOS GORDÓN

«Conmigo que no cuenten para esto»

José Manuel Ramos Gordón. LA OPINIÓN DE ZAMORA

José Manuel Ramos Gordón. LA OPINIÓN DE ZAMORA

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

La conversación con José Manuel Ramos Gordón tuvo lugar ayer y se prolongó durante casi diez minutos. Diario de León llamó a la residencia sacerdotal en la que sigue viviendo y la persona que contestó transfirió la llamada a su habitación.

—¿Qué le parece que la Conferencia Episcopal ponga en marcha una comisión que articule un nuevo protocolo de actuación ante los delitos contra los menores?

—No tengo nada que decir, no es un tema de mi incumbencia.

—Algo que decir sí que tendrá porque usted ha sido condenado en dos ocasiones.

—¿Y qué?

—Que qué le parece

—Yo tendría muchas cosas que decir, pero no quiero decir nada.

—¿Y qué cosas tendría que decir?

—Yo no sé si me expreso bien o no, pero no le voy a decir nada.

—Usted está viviendo en Astorga. ¿Sabe cuándo comenzará a cumplirse la condena que le impusieron?

—Pues no lo sé porque recurrimos la sentencia y claro, hasta que, como usted sabe, cuando se recurre la sentencia hay que esperar al resultado definitivo.

—¿Ha recurrido la sentencia porque niega los abusos de que le acusan en el segundo proceso?

—Eso es cosa de la persona que lleva el caso y es el que ha creído conveniente hacer lo que hemos hecho.

—Pero usted negó en el segundo juicio que cometiera los abusos de los que le acusaban

—Le repito que esa es una cuestión particular que llevo con mi asesor y no tengo nada que decir.

—¿Se arrepiente de lo que hizo?

—Si no le importa, damos por terminado esto.

—¿No quiere decir nada?

—No quiero decir, de momento, absolutamente nada

—Ayer, la delegada de medios del Obispado me dijo que el obispo de Astorga le prohibió a usted que acudiera al homenaje que le rindieron en Tábara. ¿Es verdad?

—Usted tiene el derecho de preguntar y yo de no contestarle nada. Yo no sé si le está quedando claro.

—Entienda que mi deber es preguntarle.

—Y la mía, contestarle lo que me parezca conveniente.

—¿Y no le parece conveniente decir nada? ¿Prefiere seguir manteniéndose en el silencio?

—De momento, no tengo previsto hacer ningún tipo de declaración

—¿Cuándo recurrió la sentencia?

—Le pido por favor que deje de preguntarme porque no voy a decirle nada

—¿Cuándo esta condena haya pasado querrá decir algo de lo que pasó ante la opinión pública?

—No lo sé. Depende de qué opinión pública sea.

—¿Cree que la opinión pública está emponzoñada?

—Yo no he dicho eso (se ríe). Yo no he dicho eso.

—¿Mediatizada?

—Bueno, los lectores sabrán juzgar y opinar sobre el tema.

—¿Quiere decir que sólo se está dando una sola versión?

—No voy a decir nada porque me parece que es lo más prudente.

—Pero usted ha recurrido porque la sentencia no le parece justa

—El recurso lo hizo mi asesor porque consideró hacerlo, claro.

—Pero el recurso se presenta porque usted lo plantea así.

—Eso se lo tendrá que preguntar a él.

—¿Cómo se llama su asesor?

—Pues no tengo por qué decírselo. Después de tres años, seguir dándole vueltas a esto... conmigo que no cuenten para esto.

—¿Cómo es su vida en la casa sacerdotal? ¿Sigue haciendo la vida de antes?

—Es una cuestión mía que no le interesa para nada. A mí, tampoco me interesa la vida que lleva usted en su casa.

—Yo no tengo presión mediática.

—Afortunadamente, y le deseo que no la tenga nunca. Es personal y no le interesa a nadie ni como vivo ni a qué hora me levanto.

—¿Cómo es su relación con los sacerdotes de la residencia?

—Pues pregúnteles a ellos

—¿Echa de menos Tábara?

—Deje de preguntar o le cuelgo. Si lo que quiere es un titular, pues lo siento, no se lo voy a dar.

—Gracias por atenderme y un saludo.

—Adios.

tracking