Diario de León

La Robla

El desmatelamiento de la térmica avanza a falta de demoler los edificios

Ya han achatarrado las máquinas y casi todas las cintas transportadoras

Imagen actual de los trabajos para desmantelar la térmica roblama. DL

Imagen actual de los trabajos para desmantelar la térmica roblama. DL

León

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Las obras de demolición de la central térmica de La Robla, iniciadas el pasado mes de mayo, avanzan imparables para cumplir las previsiones para desmantelar todo su conglomerado industrial y dar paso al proyecto capitaneado por Naturgy y Enagás que construirán allí la mayor planta de hidrógeno verde del país.

Aunque aún no se ha demolido ningún edificio o construcción de todo este complejo industrial, como la emblemática chimenea o las torres de refrigeración, ya se han achatarrado muchos equipos, entre ellos los transformadores principales. Según explican fuentes de Naturgy, promotora de las obras, también se han desguazado las grandes máquinas del parque de carbón y la casi totalidad de las cintas de transporte del mineral del parque a la caldera.Las obras están siendo llevadas a cabo por la empresa vasca Lezama Demoliciones, que cuenta con trabajadores del municipio roblano para la realización de las obras.

No será ya hasta el próximo año cuando se aborden las características torres de refrigeración.

El proyecto de desmantelamiento de la central presentado por Naturgy en junio de 2019 ante el Ministerio de Transición Ecológica opta por una «demolición selectiva», que permite rentabilizar en lo posible los materiales susceptibles de reciclajey genera un menor impacto ambiental que el que produce una demolición convencional. Ambas opciones, consideradas por la empresa mejores para el entorno que el abandono sin más de las instalaciones actuales, que fue una de las opciones analizadas, con el consiguiente daño medioambiental que esta dejadez produciría.

El proyecto contempla una inversión de 12,9 millones de euros para hacer desaparecer las actuales instalaciones y dejar los terrenos adecuados medioambientalmente. Un presupuesto que centra el mayor coste (8,2 millones) en el desmantelamiento de las instalaciones, pero que contempla casi 3 millones en las actuaciones previas a la demolición y otros 1,3 millones en la gestión de los residuos generados, entre otros gastos necesarios.

Según la memoria del proyecto, en la demolición de la térmica a se generarán 156.443 toneladas de residuos, de las que 87.764 —en un 56%, hormigón con el que se construyeron las instalaciones—, se reutilizarán en el relleno de balsas de decantación, fosos y sótanos que existen en las instalaciones, a fin de conseguir una parcela nivelada, y otras 68.679 se expedirán para su valorización o eliminación por parte de gestores autorizados. A lo largo de los 36 meses que durará el proceso, iniciado el pasado mes de mayo, se estima una salida diaria de dos a tres camiones de material para su tratamiento.

Se trata en su mayor parte de residuos no peligrosos —136.724 toneladas—, entre los que se encuentra hormigón, madera, ladrillos, diferentes metales, cableado y materiales de aislamiento, a los que se suman otras 19.724 toneladas de residuos peligrosos, que representan el 12,6% del total. Cerca 1.120 toneladas son materiales con amianto y cerca de 13.000 toneladas son tierras con sustancias peligrosas, cuyo destino será la eliminación.

El cierre de las centrales térmicas de carbón en España es un proceso desarrollado desde inicios de los años 2010 cuya finalidad es la clausura de todas las instalaciones termoeléctricas alimentadas con carbón en España

Fue el pasado mes de julio de 2020 cuando la mítica central apagó su actividad para siempre, después de 50 años de funcionamiento. Construida en 1970, la central llegó a emplear a 300 trabajadores en la época de mayor rendimiento.

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