Diario de León

EL PARQUE NATURAL ECHA A ANDAR

El director de Babia y Luna compatibilizará «al máximo» la caza y el ecoturismo

García-Miranda implanta un modelo de gestión basado en la participación vecinal y en la dinamización de los recursos.

Ángel Gaspar García-Miranda trabaja en la delegación territorial de León.

Ángel Gaspar García-Miranda trabaja en la delegación territorial de León.

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MARÍA CARNERO | LEÓN
León

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Ángel Gaspar García-Miranda es el nuevo director Babia y Luna, y por lo tanto, el encargado de orquestar todos los mecanismos necesarios para el despegue definitivo de este espacio declarado parque natural por las Cortes de Castilla y León el pasado 30 de marzo.

Experiencia no le falta, lleva trabajado desde 1986 en el Servicio de Espacios Naturales de la Consejería de Medio de Ambiente, y como él mismo asegura, ha tenido la suerte de participar en el proyecto de Babia y Luna, por entonces llamado parque natural Valle de San Emiliano, desde el principio, desde su inclusión en la red de espacios hasta la redacción del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y su posterior Ley de declaración de parque natural. De lo que más orgulloso se siente es del proyecto de participación ciudadana puesto en marcha para la redacción del PORN. Fue un proceso casi pionero, puerta a puerta, que recogía la opinión y las sugerencias de los vecinos de los cuatro municipios integrados en el parque. «Normalmente sólo se requiere para este tipo de procesos las aportaciones de las juntas vecinales, pero aquí se llegó más lejos, y se contó con la opinión de los vecinos, que tenían mucho que decir, por eso, una vez presentado el documento final sólo se presentaron 16 alegaciones, en vez de las miles que se han recibido en otros parques. Gracias a este puerta a puerta el documento final se enriqueció notablemente, y es que las administraciones conocemos de lo nuestro pero a veces ignoramos lo más importante», explica el director del parque.

Esa idea de participación ciudadana es la que García-Miranda quiere implantar en la gestión de Babia y Luna, cuyo patronato se nombrará en breve, antes de fin de año.

Quiere para Babia y Luna «un modelo gestión dinámico y participativo, no una foto fija que proteger y preservar».

Todos sus esfuerzos se centran ahora en la redacción del Plan Rector de Uso y Gestión del parque, un arduo y complejo proceso que desde la entrada en vigor de la nueva Ley de Patrimonio de la Junta de Castilla y León se puede aprobar por planes parciales, y no en un mismo documento, lo que proporciona más flexibilidad. Cabe destacar, que es tal la complejidad de sacar adelante un PRUG que ninguno de los espacios de Castilla y León cuenta con uno.

Como paso previo ya hay importantes avances en el programa de uso público del parque, un proyecto realizado gracias a una aportación de los fondos Feder, y que contempla doce subprogramas para el desarrollo de todo tipo de actividades. «Lo principal de este programa es conocer los recursos del parque, rutas, aprovechamientos, señalización, etc, y hacer un diagnóstico de las posibilidades que ofrecen, presentar un modelo turístico y establecer una serie de directrices de gestión», explica García-Miranda.

Respecto a estas directrices, afirma que «hay que aprender de los errores de otros parques como el de Picos de Europa, y sentar las bases para compatibilizar al máximo la caza con el ecoturismo para que las dos actividades puedan desarrollarse sin conflictos». En este sentido asegura que «al turista hay que cuidarlo, tiene el mismo derecho el que viene a cazar que el que viene a ver pájaros, y nosotros tenemos la obligación hacer las dos actividades compatibles estableciendo las fechas y las zonas para cada una».

Población local

De lo que se trata es de fomentar el desarrollo con los recursos disponibles, pero para ello es necesaria, según el director del parque, la colaboración y la participación de la población local. «El parque debe servir de apoyo y de respaldo para las empresas y las iniciativas privadas», afirma García-Miranda, que admite que a diferencia de otros parques «aquí hay muy buena base, ya que la gente está muy dispuesta, tiene mucha visión de futuro y están muy unidos».

Por lo que se refiere al aparado económico, por el momento Babia y Luna no cuenta con una asignación propia, de hecho no esta prevista la ampliación de la actividad de la casa del parque de Riolago, que sólo abre tres meses al año, por falta de recursos. «Me hace gracia que se hable de compensaciones, pero si no hay ninguna regulación adicional y ninguna restricción no hay nada que compensar», asegura. Por eso el director trabaja en una memoria económica que establece las necesidades concretas y cuantificadas del parque. «En ese momento sí podemos reclamar inversiones, cuando sepamos en qué las vamos a emplear, entonces yo creo que sí se abra la mano».

Otro de los pilares de la nueva gestión del parque es el aprovechamiento ganadero, ya que «es básico para mantener los ecosistemas, por lo que no sólo lo vamos a proteger, también se va a potenciar, manteniendo actividades tradicionales como la trashumancia. Tenemos pastos y ganados, lo que hace falta es gente quiera llevar una explotación ganadera acorde a los tiempos actuales». Por eso cree que si se renuevan las explotaciones y se proyecta un nuevos sistema producción basado en productos eleborados de la leche, «el sector ganadero de Babia y Luna tiene mucho futuro».

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