La Fiscalía mantiene los 32 años de prisión para el policía acusado de matar a su mujer

La Fiscalía de la Audiencia Provincial considera probado que el policía nacional jubilado acusado de asesinar a su mujer y de herir a un vecino con el sospechaba que la víctima mantenía una relación sentimental en Astorga, en la madrugada del 24 de julio de 2018, «tenía intención de matarla» y su muerte no fue fortuita, como defendió el policía ante el tribunal en la primera sesión del juicio el lunes.

En la quinta sesión de la vista, que se celebró ayer en la Audiencia Provincial, la fiscal defendió ante el jurado popular que las pruebas forenses han determinado que el acusado disparó su arma en perpendicular, apuntando la víctima, a un mínimo de un metro de distancia, lo que demuestra, bajo su punto de vista, su intencionalidad.

Por ello, la fiscal, en sus conclusiones finales mantiene su solicitud de la pena de prisión de 25 años para el acusado por asesinato con alevosía por matar a su mujer y otros siete años y seis meses por tentativa de asesinato por el disparo a su vecino. Asimismo, a raíz de todas las pruebas mostradas durante el juicio, ha decidido incluir en su petición de condena la agravante de género «porque el hecho se comete a una mujer por el hecho de serlo» y, motivo por el que pide, la libertad vigilada una vez que salga de prisión.

«Muere por una situación de dominación; porque ella debería de representar lo que se espera de ella», señaló la Fiscalía para argumentar su decisión de incluir la agravante de género; a la par que incidió en que el acusado, que aseguró haber llegado a un acuerdo con su mujer para hacer vidas independientes pese a vivir juntos, «justifica en todo momento lo que hizo porque le estaba engañando considerando que era una conducta inapropiada para su mujer y en su declaración dice que ella tenía la culpa».

Según explicó la fiscal al jurado «mantener relaciones con otra persona no es delito y no es el motivo de este juicio». «Aquí se está juzgando un presunto asesinato con alevosía», enfatizó la fiscal, quien quiso dejar claro que «no somos animales, vivimos en una sociedad y nos debemos respeto mutuo y debemos respetar las decisiones de los demás. Nada justifica arrebatarle la vida a una persona».

En cuanto a todas las pruebas que fueron expuestas durante el juicio, la fiscal resaltó en su informe final que un dato «irrefutable» es que según el informe forense de la autopsia de la mujer «no hay rastro de pólvora en la cara de víctima. La bala entra por el dorso de la mano derecha, por el dedo índice concretamente, y eso es porque la víctima tenía la mano encima de la cara en señal de defensa, como acto reflejo». «Es la única respuesta razonable», agregó. Además, apuntó que «esto excluye que el forcejeo que relata el acusado como que fue el disparo accidental no puede producirse porque el forcejeo requiere que no exista menos de un metro de distancia como explicaron las forenses».

De la misma forma, la fiscal hizo hincapié en que en el informe de los médicos forenses tampoco se observa que el acusado tenga síntomas o patologías psíquicas o psiquiátricas, «es decir, sabía lo que hacía. No hubo estado de ofuscación... ponerse nervioso, alterado o la rabia, no son un estado de ofuscación como alega el acusado para justificar lo sucedido».

Estos hechos, acontecidos el 24 de julio en el domicilio de pareja en la calle Santa Colomba de Astorga, deberán ser analizados ahora por el jurado popular que, el próximo lunes, recibirá un cuestionario para realizar su veredicto.