Diario de León

Los regantes del Torío recurrirán al big data y a contadores virtuales para gestionar su agua

Suscrito un acuerdo con la Universidad de León para preservar el riego tradicional aplicando las nuevas tecnologías

El presidente de la Asociación Consejo de la Cuenca del Río Torío, Carlos Prieto, y el rector de la ULE, Juan Francisco Marín. J. NOTARIO

El presidente de la Asociación Consejo de la Cuenca del Río Torío, Carlos Prieto, y el rector de la ULE, Juan Francisco Marín. J. NOTARIO

León

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La Asociación Consejo de la Cuenca del Río Torío y la Universidad de León suscribieron ayer un importante convenio con el que ambas instituciones trabajarán juntas para preservar el manejo tradicional del agua que desde tiempos ancestrales emplean las comunidades de regantes en esta zona, empleado las nuevas tecnologías.

Así lo explicó durante la firma del convenio Carlos Prieto, el presidente de la asociación que engloba a 15 comunidades de regantes y usuarios con derecho al aprovechamiento de las aguas del río Torio pertenecientes a cerca de 40 localidades de los municipios de Villaquilambre, Garrafe de Torío, Matallama, Vegacervera y Cármenes.

«Lo que pretendemos con este acuerdo es contar con el apoyo institucional necesario para poder afrontar los dos grandes retos que se nos plantean en este momento como son la despoblación y la cada vez mayor escasez de agua como consecuencia del cambio climático», explica Prieto.

Es en este escenario en el que la Universidad de León puede aportar todo su conocimiento y sus recursos. «Lo que queremos es mejorar estos riegos tradicionales que es lo que nos permite preservar la ribera tal y como la hemos heredado», explica el presidente que presume de que en el Torío se sigue regando a manto utilizando heminas, una antigua medida de volumen que equivale a cerca de 628 metros cuadrados. «Este tipo de riego lejos de ser un problema es una solución para la captación de CO2, ya que la propia ribera actúa como un gran sumidero, y nos permite afrontar el reto ecológico y también el de la despoblación que se está produciendo en la zona, ya que el agua es una fuente de riqueza, siempre y cuando se controle y se cuide, para lo cual necesitamos la ayuda de la universidad».

Por su parte, el rector de la Universidad de León, Juan Francisco Marín, celebró ayer la firma de este convenio, que «supondrá un intercambio e información para llevar a cabo investigaciones y trabajos con los que llevar a cabo distintas actuaciones.

Retención del talento

La vicerrectora, María Dolores Alonso-Cortés, explicó que «este convenio es un ejemplo no solo de la participación de la propia universidad si no nuestros estudiantes en general, ya que además de las vías tradicionales de colaboración, como la investigación, cada vez más nuestros estudiantes se están incorporando a la colaboración con la sociedad, a través determinados convenios como el Ralbar», asegura la vicerrectora, que insiste en que este acuerdo es «una alianza con nuestro entorno para retener el talento y que repercuta en la sociedad que nos rodea».

Jesús Castro, asesor técnico que trabaja con la asociación y además profesor asociado de la universidad, concretó que el objetivo con el que se creó esta asociación en 2021 es la conservación y mejora de la gestión de todo lo relacionado con el agua del río Torío. «Esto es algo complicado en una comunidad cuyos regantes no son regantes al uso, ya que lo que buscan es mantener sus sistemas e infraestructuras tradicionales, algunos de ellos de hasta 500 años». Esto ha provocado, según Castro, «un paisaje y un ecosistema de altísimo valor ecológico», que es lo que se quiere poner en valor con este convenio.

El profesor explicó que el apoyo institucional es «muy importante». Ya el año pasado se realizaron las primeras actuaciones con un proyecto becado en el que un estudiante elaboró un proyecto base usado ahora para aplicar las nuevas tecnologías, como el big data o los contadores virtuales para gestionar el estos sistemas tradicionales.

Entre los proyectos también figura la creación de una aula de etnografía, para poner en valor las antiguas escuelas de la zona, molinos y sistemas hidráulicos ancestrales, así como la creación de un banco de tierras para cultivar esos terrenos que ahora mismo no son utilizados.

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