Diario de León

HERMANOS RIVERA ORDÓÑEZ

el toreo se queda sin ellos

Francisco Rivera Ordóñez y su hermano Cayetano han confirmado su retirada del toreo con siete días de diferencia. por primera vez en 20 años, sus apellidos no figurarán en ningún cartel

El diestro Francisco Rivera Ordóñez brinda su segundo toro a su hija Cayetana en la corrida de toros de la Feria del Pilar de Zaragoza tras la que confirmó su retirada.

El diestro Francisco Rivera Ordóñez brinda su segundo toro a su hija Cayetana en la corrida de toros de la Feria del Pilar de Zaragoza tras la que confirmó su retirada.

Publicado por
RICARDO ALBILLOS
León

Creado:

Actualizado:

Francisco Rivera Ordóñez, descendiente de una de las más importantes sagas de toreros, nieto del maestro Antonio Ordóñez, hijo de Francisco Rivera Paquirri y ex duque de Montoro por su disuelto matrimonio con Eugenia Martínez de Irujo, confirmó el pasado 13 de octubre su retirada de los ruedos tras la corrida en la que participó en Zaragoza.

«Sí, me retiro», fue el lacónico comentario de Paquirri al concluir su última corrida; dos días después, y a través de su cuenta de Twitter, el diestro madrileño explicó que su paso por la tauromaquia había sido «un viaje maravilloso, lleno de emociones y experiencias increíbles», y aseguró: «Mil veces que naciera... Mil veces que querría ser torero. Amo el toro y le voy a echar muchísimo de menos».

Nacido en Madrid el 3 de enero de 1974, Francisdo Rivera Ordóñez, que en un principio se hacía llamar Rivera Ordóñez, adoptó el apodo de Paquirri por «derecho propio», según publicó él mismo en su página web. El anuncio de su retirada llegó una semana después de que su hermano pequeño, Cayetano, anunciara un parón temporal en la profesión de matador de toros; así, y por primera vez en 20 años, no figurarán en ningún cartel de la próxima temporada los apellidos Rivera Ordóñez.

Aficionado a los toros desde su infancia, Francisco Rivera Ordóñez tuvo a su abuelo como primer apoderado, y debutó como novillero sin picadores el 7 de agosto de 1991 en la Real Maestranza de Caballería de Ronda y con picadores en 1992 en el mismo coso. El sello propio de Rivera, que hace fluir por sus venas sangres Dominguín, Ordóñez y Rivera, hizo albergar muchas ilusiones cuando decidió incorporarse al mundo que tantos antepasados suyos habían poblado.

Pero, lejos de ser el típico torero «apadrinado», que entraba en los carteles simplemente por ser quien era, desde que debutó con picadores fue sorprendiendo a profesionales y crítica con un concepto valiente, puro y de mucho sentimiento, que recordaba mucho al de su padre.

Ascenso a la gloria

Parecía entonces que la saga de los Rivera Ordóñez iba a tener una continuidad merecida y justificada, pues Francisco iba creciendo a pasos agigantados, consiguiendo triunfos de relumbrón en plazas importantes como Valencia, Sevilla, Barcelona, Málaga, Salamanca o Madrid, donde dejó buen ambiente en su debut a pesar de no triunfar.

Tomó la alternativa como matador de toros el 23 de abril de 1995, en La Maestranza de Sevilla, con Juan Antonio Ruiz «Espartaco» como padrino y Jesús Janeiro, Jesulín de Ubrique, como testigo; aquella tarde estuvo a punto de abrir la Puerta del Príncipe, lo que volvía a corroborar su irrefrenable ascensión.

Los últimos años de los noventa fueron los de mayor gloria para Francisco Rivera. Puesto en prácticamente todas las ferias de postín, nunca dejaba indiferente a nadie, siempre había algo en su forma de torear que suscitaba interés, y la gente acudía a la plaza a verle, a disfrutar de su toreo y de sus triunfos.

Pero algo tuvo que pasarle a partir sobre todo de la entrada del nuevo siglo. Su enlace matrimonial con Eugenia Martínez de Irujo, hija de la duquesa de Alba, sus continuas apariciones en la prensa del corazón y la pérdida de fuelle en su trayectoria hicieron dudar sobre su capacidad e, incluso, compromiso con la profesión. No bajó, sin embargo, el número de corridas en las que se anunciaba, pero sí sus triunfos, que empezaron a contabilizarse con cuentagotas.

Rivera Ordóñez comenzó entonces a compaginar su actividad en los ruedos con otras facetas como empresario de la plaza de Málaga y también del coso que durante muchos años fue propiedad de su abuelo, el de Ronda, organizando las tradicionales corridas Goyescas, todo un acontecimiento, no sólo taurino, sino a nivel social y cultural. Precisamente en la edición del 2006 fue el encargado de dar la alternativa a su hermano, Cayetano, con quien toreó mano a mano.

Sus últimas temporadas en activo han estado marcadas por su presencia en plazas de escaso postín y, sobre todo, por la ausencia significativa de triunfos, lo que ha demostrado que la «figura del toreo» que se anunciaba se quedó en un espejismo, y por eso se le recordará como el Paquirri mediático y no como el Fran Rivera de sus inicios.

De hecho, la concesión de la Medalla de Oro a las Bellas Artes del 2008 suscitó la polémica entre sus compañeros de profesión, algunos de los cuales, como José Tomás y Paco Camino, anunciaron que devolverían ese mismo premio por su total desacuerdo.

Lo cierto es que Paquirri, ha ocupado en los últimos tiempos más páginas de la prensa por su vida social que profesional; es padre de una hija, Cayetana, que nació de su matrimonio con Eugenia Martínez de Irujo, y con quien actualmente mantienen un litigio por la custodia de la niña.

La decisión de Cayetano

Por su parte, Cayetano Rivera Ordóñez, de 35 años, quiso subrayar que su decisión de retirarse de los ruedos ha sido «muy meditada» y que en este lapso de tiempo que ahora se toma seguirá apoyando al mundo del toro.

Lo cierto es que llegó a los toros a una edad tardía, cuando tenía 28 años. Antes, tras pasar parte de su adolescencia en Suiza, se marchó a Los Ángeles (EE.UU.) para estudiar Ciencias de la Imagen e inició la carrera de Empresariales.

Con él, volvió a tener actualidad un antiguo titular del periodista Gregorio Corrochano que en su día cayó en suerte: «Es de Ronda y se llama Cayetano». Parecía que nacía una nueva leyenda de los toros. «Es un paréntesis en esta profesión que tanta satisfacción me ha dado», afirmó ahora Cayetano en el comunicado de su retirada, antes de agradecer el respaldo y el cariño recibido en estos años, y al tiempo que subrayaba que se trata solo de una pausa en su trayectoria para afrontar «otros proyectos» que también le «ilusionan». Ha sido un torero mimado, pero, a pesar de ello, las cogidas le han acompañado estos años. Como la sufrida en Baeza (Jaén, sur de España) en el 2010 o la que le frenó este mismo año en Jerez de la Frontera (Cádiz, sur de España).

Cayetano, bisnieto del Niño de la Palma, ha terminado esta temporada con 19 corridas toreadas y 21 orejas cortadas, siendo la Maestranza de Sevilla la única plaza de primera categoría que ha pisado. Su retiro ocasionará un hondo pesar entre un cierto auditorio: lo que no se sabe es si estos fieles seguidores lo son por su trayectoria taurina o por otros reclamos más frívolos.

Porque Rivera, un torero moderno, también está revestido del actual aura de los modelos. Es un figurín y ha sido imagen de firmas como Loewe y Armani, de quien incluso fue modelo en la pasarela de Milán. Además, esta marca italiana le confeccionó en el 2008 un traje de torear para la Tradicional Corrida Goyesca de Ronda, que a causa de una grave cogida no pudo estrenar hasta un año más tarde.

Cayetano Rivera estuvo casado con la modelo Blanca Romero, con quien contrajo matrimonio en Gijón en el 2001 y de quien se separó en el 2004, después de dar sus apellidos a un hijo anterior de su esposa. En la actualidad, su pareja es la modelo y antigua Miss España Eva González, en lo que parece una estable relación.

Los Rivera Ordóñez se retiran, aunque, por su trayectoria delante de los toros no se van leyendas del toreo. Seguro que se les podrá seguir el rastro en las revistas del papel couché.

tracking