Diario de León

MUSEO DE LEÓN MUSEOS DE SAN ISIDORO Y DE LA CATEDRAL MUSEO DE SANTA MARÍA DE CARRACEDO ALFAR-MUSEO, BATÁN-MUSEO Y MUSEO DE LA ARRIERÍA «VENTURA ALONSO» MUSEOS DEL CHOCOLATE DE ASTORGA Y CASTROCONTRIGO VILLA ROMANA DE NAVATEJERA MUSEO DEL BIERZO MUS

A la espera de trasladarse a Pallarés La capilla sixtina del románico y los tesoros de la Pulchra Todo sobre los monasterios bercianos La economía tradicional leonesa, en vivo y en directo La tradición más dulce de maragatos y valderienses El día a día de

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León

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|||| El Museo de León podría abrir al público en septiembre del 2006 en el edificio Pallarés. Hasta entonces, sus fondos se hallan repartidos entre San Marcos y la sede ubicada en la calle Sierra Pambley. El futuro museo permitirá hacer un recorrido en el tiempo, desde la Prehistoria a la actualidad, así como adentrarse en una cripta, también visitable, con una singular historia de la ciudad de León a partir de los restos aparecidos en las excavaciones arqueológicas del solar de Pallarés. El director del museo, Luis Grau, ha aprovechado las obras para restaurar unas 500 piezas; en especial, el lapidario -se han limpiado y recuperado no menos de 120 estelas funerarias, la mayoría de época romana-. El futuro museo mostrará 2.300 piezas, apenas una pequeña de su riquísima colección. Y es que este museo posee uno de los conjuntos epigráficos más ricos de España. A diferencia de otros museos provinciales, que albergan fondos arqueológicos pero no pictóricos, el de León tiene una espléndida pinacoteca, que abarca épocas como el Barroco, el Renacimiento o el Neoclásico. Entre las «joyas» del museo, sin duda, el Cristo de Carrizo y también el mosaico romano de las Hilas y las Ninfas. También hay que mencionar una de las mejores estelas funerarias judías y el llamado Ídolo de Tabuyo del Monte, una magnífica pieza de la era del Bronce (1.800 a. de C.). |||| Sin duda, la «joya» del Museo de San Isidoro es el Panteón de los Reyes, cuyas pinturas lo convierten en la «Capilla Sixtina del románico». También merece la pena ver el gallo que durante siglos coronó la torre. Una veleta que se ha descubierto que es anterior a la propia colegiata. Otra de las joyas del museo es el cáliz de doña Urraca y otras piezas del valioso tesoro que los reyes de León donaron a San Isidoro. Igualmente destacables son los valiosísimos códices y, entre ellos, la llamada biblia visigótico-mozárabe. El Museo de la Catedral es resultado de la fusión del antiguo museo catedralicio con el diocesano. Constituye un conjunto único, con piezas de todas las etapas de la historia del arte, desde la prehistoria hasta el siglo XX, todas ellas repartidas en diecisiete salas, en el entorno del claustro catedralicio. Valiosímas tallas, esculturas y pinturas junto a códices y objetos sacros. Resulta casi un milagro haber podido reunir tantos tesoros en tan poco espacio. Las piezas están ordenadas por épocas. Una de las más sobresalientes es el Libro de las Estampas, con magníficas miniaturas. En realidad son 44 pergaminos de pequeño tamaño se recogen los testamentos de los reyes leoneses en favor de la Catedral. También hay que destacar el Antifonario Mozárabe y la colección de marfiles. |||| El Bierzo ha venido siendo, históricamente, una tierra de ermitaños y monasterios. Monjes piadosos que luego llegarían a obispos buscaron refugio entre la espesura de sus tranquilos y solitarios valles para encontrarse con Dios sin intermediarios, y de tales rezos queda, por ejemplo, ese recuerdo eremítico y montañés que es la «joya» de Santiago de Peñalba. Pero además del Valle del Silencio, el viajero también puede hacerse una idea completa y global de lo que supuso para la comarca la implantación de monasterios con el Museo de Santa María de Carracedo, que alberga también el Museo del Monacato Berciano. El monasterio, un lugar muy frecuentado por los Reyes de León en sus frecuentes viajes a Galicia, fue creado en torno al año 990, cuando Bermudo II dona una parcela para acoger a los monjes que huían de las incursiones de Almanzor, y llegó a convertirse en cabeza de una congregación con filiales, además de en León, en Asturias y Galicia. En 1203 ingresa en la orden del Cister e inicia un camino floreciente que posteriormente iniciaría su descenso y que se vería definitivamente truncado en 1835 con su desamortización y abandono. Tras su rehabilitación, hoy resultan especialmente interesantes la sala capitular, la «Cocina de la reina», el refectorio y la iglesia, espacios donde se hallan expuestas piezas, textos y gráficos relativos a este y otros monasterios de repoblación bercianos. |||| Se trata de tres deliciosos museos que, por su cercanía, pueden visitarse uno tras otro en una especie de ruta cultural que transcurre por una de las zonas con más personalidad y riqueza cultural de toda la provincia. Cada uno de ellos tiene su razón de ser en las actividades económicas propias de cada localidad, y así, si el Alfar-Museo de Jiménez de Jamuz muestra en vivo la realización de los célebres cacharros hechos con el barro amarillo del valle de Jamuz, el Batán-Museo expone la maquinaria hidráulica con la que se procedía al «abatanamiento» de la lana con la que los tejedores de Val de San Lorenzo elaboraban sus famosas mantas. Por su parte, el Museo de la Arriería «Ventura Alonso», ubicado en Santiago Millas, incluye arreos, guarniciones, documentos, pinturas y retratos, todo ello en una casona tradicional maragata, con el fin de dar a conocer la radical importancia que para la comarca leonesa de Maragatos tuvo la actividad arriera, que les hacía recorrer grandes distancias transportando todo tipo de mercancías. Otro de los grandes atractivos de estos centros, concretamente del Alfar-Museo, reside en ver trabajar en directo a uno de los más emblemáticos artesanos leoneses, el alfarero Martín Cordero. Dentro de esta línea de museos pequeños pero muy representativos de las formas de vida en las distintas comarcas se encuadra también el Museo de la Cabrera, en Encinedo, donde, a través de aperos, trajes, sonidos y otros elementos, se despliega el paisaje humano y natural típico de esta escondida pero bellísima comarca leonesa. |||| Punto de encuentro entre tierras interiores y atlánticas, ciudad episcopal y sosegada, Astorga es amante del ritual chocolatero desde la llegada a la Península de esta dulce sustancia procedente del continente americano. En la calle José María Goy, el visitante puede acceder a la colección más completa de España, situada en una población que fue uno de los centros emblemáticos en la fabricación del chocolate. Tostaderos, refinaderas, rodillos, artesas morteros, moldes y maquinaria de principios del siglo XIX componen un museo en el que también pueden verse las piedras litográficas en las que se imprimían las envolturas, sellos de caucho, membretes, fórmulas, etc. Pero además. la localidad de Castrocontrigo (cercana a La Bañeza) se encuentra íntimamente relacionada con la industria del chocolate. Los hermanos Fernández continúan en la actualidad con la tradición heredada de su abuelo, un emigrante en Argentina, que regresó a su tierra con la idea de fabricar chocolate «a brazo». La fábrica se lleva dedicando, a lo largo ya de tres generaciones, a elaboración artesanal de productos derivados del cacao. Tal es la popularidad de esta industria que en la localidad se ha construido un «Museo del Chocolate». En él, aparte de la maquinaria tradicional, se encuentran con todo lujo de detalles las explicaciones sobre el proceso completo de elaboración del chocolate. |||| A escasos kilómetros de la capital leonesa, en el término municipal de Villaquilambre, y, por tanto, unida ya urbanísticamente al área metropolitana de León, se encuentra la localidad residencial de Navatejera. En ella puede visitarse una amplia villa romana que toma su nombre de la misma población en la que se asienta. Los investigadores dicen que su nacimiento estuvo vinculado, sin duda alguna, al campamento militar de las legiones (VI, VII) que dieron origen a la ciudad y al propio topónimo de León, y su ubicación, inalterada desde siglos por haber sido recubierta con diversas capas de material, muestra fielmente la disposición original de las estancias de una típica villa romana. El visitante puede contemplar sus bellos mosaicos, los restos de un horno destinado a fundición metalúrgica, la situación de las habitaciones, graneros, cuadras y patios, el sistema de evacuación y los ingenios destinados a proporcionar agua caliente a sus habitantes, tipo termas. Un buen lugar para conocer, de manera directa y fiel, dónde y cómo vivían los patricios romanos que influyeron en la creación y desarrollo de la propia capital leonesa. |||| El actual Museo del Bierzo está ubicado en la antigua cárcel de Ponferrada y constituye toda una invitación a recorrer la convulsa y fascinante historia de la comarca. El visitante encontrará en él tanto vestigios de la cultura material de los antiguos pobladores de esta tierra antes de que llegaran las legiones romanas, los astures, hasta la Edad Contemporánea. Así, una de las salas está íntegramente dedicada al centenar largo de castros que aún se encuentran repartidos por toda la comarca. También hay muestras del período visigótico y altomedieval, durante el cual El Bierzo fue refugio de destacados eremitas y ermitaños y cuando se fundan ilustres comunidades monásticas como Santiago de Peñalba o San pedro de Montes, así como de la época medieval, con su destacado protagonismo dentro del Reino de León. Se recogen, igualmente, testimonios del Antiguo Régimen durante los siglos XVI y XVII y documentos, mapas y textos del Trienio Liberal (1821-1823), durante el cual El Bierzo alcanza el estatus provincial bajo el nombre de Provincia de Villafranca. También se dedica una sala íntegra al estudio del Castilllo de Ponferrada, ofreciéndose además información y testimonios sobre valiosas muestras de orfebrería y una colección numismática con piezas que van desde la Edad media hasta el siglo XX. |||| En cada cabecera comarcal, en cada pueblo celoso de sus tradiciones, en cada cruce de caminos de la región leonesa, hay un pequeño museo etnográfico. Pequeño en cuanto proporciones, pero grande en afanes y en recuerdos, en entusiasmo por dar fe de un tipo de vida y cultura, de una forma de ver el mundo, que ya se fue pero de la que todos nosotros quedamos deudores. En la propia capital se encuentra el Museo Ildefonso Fierro de Etnografía Leonesa, actualmente a la espera del traslado a sus nuevas instalaciones de Mansilla de las Mulas, donde se constituirá el Etnográfico Provincial, pero hay muchos más repartidos por todo nuestro territorio: está el Museo de Lorenzana, donde se muestra la forma de vida tradicional de la ribera del Bernesga en esta localidad cercana a León; el Museo del Bierzo Alto, con objetos, aperos, textos, material histórico y mucha otra información sobre esta zona de la provincia; el Museo Etográfico de La Ercina, donde pueden verse numerosas piezas que ayudan a perpetuar la memoria de la montaña oriental; el Museo Arqueológico y Etnográfico de Noceda, con datos sobre sus asentamientos castreños; y muchos más repartidos por todos los rincones leoneses, como los museos de Santa Colomba de Somoza o de Casares de Arbas, el Museo del Botijo de Toral de los Guzmanes, el Museo del Vino de Cacabelos o el Museo Etnográfico Benigno Eiriz de Alija del Infantado. |||| Ese sueño medieval y legendario que es el Palacio Episcopal de Astorga, obra del genial arquitecto Gaudí, acoge dentro de sus muros de piedra blanca un amplio testimonio de lo que han venido constituyendo histórica, cultural y socialmente itinerarios tan conocidos como el Camino de Santiago o la Ruta de la Plata. Ambos se unen en la ciudad maragata, y esta gran encrucijada del Noroeste muestra en uno de sus monumentos más representativos una colección de esculturas medievales de madera policromada, orfebrería barroca y renacentista, sepulcros góticos y otras piezas de la extensa diócesis asturicense. Destacan el elevado número de objetos relacionados con las peregrinaciones y pinturas de las iglesias de la diócesis, así como obras de artistas leoneses contemporáneos y valiosas colecciones de jarras mudéjares, un baldaquino diseñado por el propio Antonio Gaudí y las joyas del cercano santuario de Castrotierra. Pero, ante todo, impresiona el marco en el que están incluidas todas estas piezas, el gran Palacio Episcopal, al lado de la Catedral, muchos de cuyos elementos constructivos remiten también a la tradición leonesa, como diversas piezas de alfarería vidriada hecha precisamente en el Alfar-Museo de Jiménez de Jamuz. |||| El 1 de abril abrió sus puertas por primera vez al público. Es el primer museo de arte contemporáneo que nace en este recién estrenado siglo XXI. Y nace con vocación de modernidad, de transgresión, de búsqueda de las últimas vanguardias. La colección permanente del museo supera ya las 900 obras, en su mayoría de jóvenes artistas no consagrados. Hasta el mes de agosto podrá verse una selección de estas obras -alrededor de medio centenar- que cuentan la historia de los problemas de la Humanidad. Bajo el título Emergencias -inspirado en la obra de Alfredo Jaar, que ocupa una sala íntegra del museo y muestra al continente africano intentando salir a flote en una inmensa piscina-, las obras de la exposición han sido agrupadas temáticamente en diez grandes capítulos. Pero el Musac es mucho más. En apenas un mes, en el que ha recibido más de 40.000 visitantes, ha puesto en marcha varios talleres, ciclos de conferencias y de cine y el laboratorio 987 -guiño al prefijo de León- para nuevos talentos. El director del Musac, Rafael Doctor Roncero, ha querido apostar desde un principio por el riesgo. Hasta ahora, ningún otro museo de arte contemporáneo había decidido adentrarse por la senda de los nuevos artistas. Como mucho, les dedicaban en alguna sala alguna exposición temporal. El Musac es otro concepto. El edificio, diseñado por los arquitectos madrileños Luis Mansilla y Emilio Tuñón, que aspiran a ganar con él la Bienal de Arquitectura, es también una espléndida obra de arte en sí mismo. Ha costado 34 millones de euros. A esta cantidad hay que añadir los cinco millones que lleva gastados la Junta en la adquisición de obras de arte. Emergencias podrá verse hasta el mes de agosto. Otras seis grandes exposiciones figuran ya en el calendario del mujseo. La artista vallisoletana Dora García, la iraní Shirin Neshat y Sujeto , una colectiva de veinte artistas que gira en torno al retrato, conforman la programación de este primer año del museo. Para el 2006 ya hay previstas otras tres: el universo poético del suizo Pipilotti Rist; la polémica obra del salmantino Enrique Marty; y Fusión , una colectiva en la que el Musac rescatará de sus fondos obras relacionadas con la cultura asiática.

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