Diario de León

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Una normativa europea obliga a los hospitales a registrar las dosis de radiación que reciben los pacientes a partir del 1 de enero de 2018. Los especialistas advierten que el 30% de la pruebas radiológicas no dan información relevante.

La normativa del Consejo Europeo regula las normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros de las radiaciones ionizantes.

La normativa del Consejo Europeo regula las normas de seguridad básicas para la protección contra los peligros de las radiaciones ionizantes.

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Al 80% de los pacientes que entran por urgencias al hospital se les hace una prueba de imagen, pero las sociedades científicas estudian desde hace años las consecuencias de la sobreexposición a las radiaciones. Los radiólogos advierten que una tercera parte de las pruebas radiológicas no aportan información relevante y pueden evitarse. El Consejo Europeo ha dado luz verde a una directiva que regula las normas de seguridad básica para la protección contra los peligros derivados de la exposición a radiaciones ionizantes. Uno de los aspectos más destacados de la normativa es la obligación de registrar para cada pacienta las dosis de radiación que reciben en las exploraciones de radiodiagnóstico, en especial el TAC e intervencionismo. El motivo de la implantación de este registro es el aumento significativo de las exploraciones. Para cumplir con la normativa, comunidades autónomas como el País Vasco y Murcia ya están cambiando la tecnología para adaptarla a esta recomendación. Castilla y León no ha empezado. Los hospitales de la Comunidad «tienen un problema importante de actualización tecnológica como consecuencia de la crisis económica. Es una de las comunidades con peor equipamiento», explica Javier Rodríguez Recio, responsable de comunicación de la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram).

«En la Sociedad Españoa de Radiología Médica sabemos que hacemos pruebas que no sirven para nada». Rodríguez Recio insta a los especialistas a cumplir con las recomendaciones de la sociedad científica. ¿Por qué se hacen entonces?. La respuesta está en la presión que ejercen los pacientes, el uso inadecuado que hacen los especialisras de este recurso para el diagnóstico y una deficiente organización sanitaria por parte de la administración. «La administración no ha hecho las cosas bien cuando no había crisis y ahora que hay crisis los pacientes piensan que se reducirán las pruebas por un problema de dinero, y no es así».

La Seram ha elaborado un informe con recomendaciones de lo que no hay que hacer. Recoge 38 consejos para disminuir el número de pruebas radiológicas obsoletas y de dudosa efectividad y utilidad. Las recomendaciones están dirigidas tanto a los radiólogos como a los médicos prescriptores y a los pacientes y su objetivo es mejorar la calidad y la seguridad en el paciente, buscando las alternativas menos agresivas y «evitando la cascada de pruebas diagnósticas que pueden acarrear la realización de pruebas innecesarias».

¿La prueba va a modificar el manejo del paciente?, ¿es necesria en ese momento o se puede demorar? ¡es la menos lesiva y la que más información aporta?. Estas son las preguntas que el informe, elaborado por 25 radiólogos de la Seram con al menos 15 años de experiencia, aconsejan plantearse a los especialistas antes de solicitar una petición.

La sociedad científica señala a la radiografía de tórax como la prueba complementaria que en la actualidad se realiza de forma rutinaria en la valoración preoperatoria de los pacientes. Para la Seram no debería hacerse de forma sistemática a todos los enfermos que van a ser intervenidos en un quirófano «sino que debería limitarse a determinadas cirugías como la cardiopulmonar y los trasplantes, a los casos en los que se sospecha la presencia de un tumor maligno, y cuando existe la posibilidad de un ingreso en la UCI del paciente». El informe de la Seram considera que, fuera de estos casos, se trata de una prueba que «irradia de forma innecesaria a los pacientes y no aporta información relevante al anestesista».

La implantación del registro para el control de las dosis de radiación permitirá a los pacientes tener una cartilla radiológica y que esos valores de dosis estén registrados en la historia clínica y optimizar las radiaciones que reciben los pacientes. Un proceso que es especialmente importante en el caso de los menores. La Seram recomienda el uso de la ecografía —que no emite radiación— para el estudio de la apendicitis aguda en niños en lugar de la tomografía computarizada (TC). «La TC es la técnica con mayor rendimiento diagnóstico en el estudio de apendicitis aguda, la ecografía puede tener un rendimiento similar con una sensibilidad y especifidad de hasta el 94%. Los radiólogos recuerdan que el uso de la ecografía como técnica inicial diagnóstica, con realización de TC en los casos no concluyentes se condeira una estrategia adecuada en relación al coste-rendimiento y disminuye la radiación general sobre la población pediátrica».

Además, la reducción de pruebas diagnósticas innecesarias ahorraría entre un 10% y un 20% y reduciría las listas de espera. «Si dejamos de hacer técnicas que sabemos que tienen poca utilidad clínica podríamos dedicarnos a hacer resonancias para reducir las listas de espera».

Mamografía

Los radiólogos consideran que no existe justifiación para realizar mamografías de detección precoz en mujeres menores de 40 años que no presenten factores de riesgo». Rodríguez Recio destaca que este tipo de pruebas en ese perfil de mujeres «tienen un bajo rendimiento diagnóstico y un elevado coste económico y social, además de una posible yatrogenia asociada, es decir, que en ocasiones pueden generar reacciones adversas más graves que la patología que se pretende controlar».

Los nuevos equipos digitales para realizar mamografías a pacientes sanas del programa de detección precoz descargan menos radiación. «Los hospitales tienen que comprar esta tecnología».

Los radiólogos recomiendan hacer sólo las pruebas que hayan demostrado su utilidad y especialmente aquellas en las que se reduzcan las dosis de irradiación sobre los pacientes «y las que por su menor coste y eficacia incidan en la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud».

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