Diario de León

ENTREVISTA

«Una conspiración ignoró a Rojas, artífice de la llegada a la Luna»

Pierre Monteagudo. Investigador, divulgador y biógrafo de Héctor R. Rojas

Pierre Monteagudo, con la tercera edición de ‘Expediente Rojas’. PACO VILLAVERDE

Pierre Monteagudo, con la tercera edición de ‘Expediente Rojas’. PACO VILLAVERDE

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c. tapia | león
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El ensayista, escritor y divulgador científico hispano-venezolano Pierre Monteagudo, descubre en Expediente Rojas, una conspiración para silenciar a Héctor R. Rojas, uno de los científicos del proyecto Apolo de la Nasa que llevó el hombre a la Luna.

—¿Por qué ‘Expediente Rojas’?

—La historia del astrofísico venezolano Héctor R. Rojas está basada en hechos reales y es inédita. Es la historia de un héroe anónimo de la ciencia, silenciado como tantos otros. Expediente Rojas tenía que escribirse para responder a la gran injusticia cometida contra su protagonista, para subsanar un silencio histórico de uno de los científicos más importantes del proyecto Apolo de la Nasa, para llevar al hombre a la Luna.

—¿Qué encuentra el lector en el libro?

—Anécdotas preciosas, misterio, secretismo, superación personal y una moraleja muy potente que invita a instalarse en la cultura del esfuerzo para lograr objetivos y metas en la vida. Es la historia de un niño prodigio llamado Héctor Rafael que nace en el seno de una familia muy humilde pero lejos de amilanarse construye un extraordinario legado científico, sobre la base de su habilidad con la física y las matemáticas y su pasión por el estudio del Universo. Ese jovencito conocido en su adolescencia como Rojitas, por su baja estatura y reducido peso corporal, llegó a convertirse en un genio astrofísico de la Nasa. Esta demostrado que esa voluntad férrea fue decisiva en el hito histórico del aterrizaje de las misiones tripuladas en la superficie de la Luna.

—¿En qué se parecen Héctor R. Rojas y Pierre Monteagudo?

—El liderazgo ejercido por Héctor R. Rojas hace 5 décadas responde de manera contundente a los antivalores que han surgido en la actualidad, en el seno de los gobiernos de las potencias mundiales. El doctor Rojas hablaba en los años setenta de igualdad de géneros en la asignación de becas 50% para mujeres y 50% para hombres. Era un adelantado a su tiempo y para mí ha sido un referente. Después de años de investigación me queda claro que compartimos valores y la pasión por el Universo. En este caso, el personaje ha sido una fuente de inspiración para el autor, un oasis de conocimiento, una terapia y un bálsamo, ante las dificultades cotidianas que enfrenta un ciudadano en la España de hoy en día.

—Las misiones espaciales siempre despiertan teorías de las conspiración. ¿Qué hay de cierto en eso?

—Muchas cosas, en particular la idea ampliamente difundida de que nunca se llegó a pisar la Luna, son leyendas urbanas. Con pesar y dolor por el daño infligido al doctor Rojas, debo decir que después de miles de horas de trabajo, se confirma que las acciones en contra del astrofísico fueron orquestadas por funcionarios pertenecientes a dos gobiernos, que se pusieron de acuerdo para neutralizar a un prominente científico porque su nivel de conocimiento sobre las actividades científicas y militares se hizo muy incómodo. Se trata de una de las conspiraciones documentadas más graves que se haya conocido en las últimas décadas.

—¿Cree que hay vida extraterrestre similar a la nuestra?

—Hace unas pocas décadas la comunidad científica se preguntaba si había agua más allá de la Tierra. Ahora sabemos que el agua, incluso en estado líquido, es abundante en el Universo. Existen miles de millones de planetas que orbitan, a sus respectivas estrellas, dentro de la conocida como zona de habitabilidad, es decir, una parte del espacio donde se pueden dar las condiciones para que florezca la vida porque no es tan caliente como para que se evapore el agua, ni tan fría como para que todo esté absolutamente inerte. En la actualidad, están en marcha múltiples proyectos para descubrir ese tipo de planetas del tipo rocoso similar a la Tierra, en los que hayan condiciones para la vida. Se están sentando las bases para detectar biomarcadores o señales de fotosíntesis en la atmósfera de planetas fuera de nuestro sistema solar (exoplanetas). Al mismo tiempo, estamos alcanzando el umbral de desarrollo tecnológico que nos permitirá detectar ese tipo de señales. La pregunta a responder es cuánto tardaremos en detectar la existencia de vida extraterrestre en la inmensidad de nuestro Universo.

—Usted habla de comunicación entre Venezuela y EE UU ¿es hoy una comunicación imposible?

—En Venezuela, el tiempo del tirano ha terminado, solo que como buen sátrapa sigue atormentando a su pueblo durante todo el tiempo que le sea posible. Más pronto que tarde, tendrá que someterse a la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, como le sucedió a Milosevic, o responderá en un juicio popular de su pueblo similar al de Gadafi o Hussein. La comunicación es imposible, con una organización que utiliza el poder y las infraestructuras del Estado venezolano para enriquecerse, a costa del sufrimiento de la sociedad venezolana. Por absurdo, llama la atención el llamamiento al diálogo, con el régimen opresor, que hace algún dirigente español y la torpe política exterior de la Unión Europea que olvida que con un engendro militarista, facistoide y comunistoide, atornillado en el poder a cualquier precio, el diálogo es imposible.

—¿Existen ‘fake news’ en la divulgación científica?

—El paraíso de las noticias falsas es internet. La opinión pública conoce a lo sumo el 10% de lo que ocurre en el mundo. Esa pequeña porción de la realidad nos llega aderezada y mezclada con información intrascendente, sesgada o falsa. De vez en cuando nos enteramos de algunas cosas a través de libros de investigación presentados por personas interesadas en descubrir lo que realmente ha sucedido. En este sentido, la versión oficial, emanada de los órganos de poder dentro de las entidades que gobiernan el funcionamiento de la sociedad mundial, es bastante opaca y obedece a la difusión de noticias manipuladas para responder a los intereses sectarios que están en juego. Ningún sector escapa a esta realidad. No hay que olvidar que en el pasado se ha pagado a algún científico para que emita una advertencia de epidemia global, que no era tal cosa, solo con la intención de vender dosis de vacunas que no se necesitaban.

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