Diario de León

EXCLUSIÓN FINANCIERA

Desierto financiero en León. El cooperativismo empieza a salvarlo

Uno de cada seis leoneses no tiene acceso a un cajero en cinco kilómetros a la redonda   

Beatriz Fernández Olit, de Economistas sin Fronteras, Narciso Prieto, de Caja Rural, Patricia Suárez de Asunfi y Daniel Álvarez, de FFM Isadora Duncan. RAMIRO

Beatriz Fernández Olit, de Economistas sin Fronteras, Narciso Prieto, de Caja Rural, Patricia Suárez de Asunfi y Daniel Álvarez, de FFM Isadora Duncan. RAMIRO

León

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La España Vaciada ha sido la víctima de la concentración bancaria de las primeras décadas del siglo XXI y es, junto a personas mayores, rurales y urbanas, la principal damnificada por la velocidad que ha tomado la digitalización, subrayó ayer en León el profesor Marcos Carchano, de la Universidad de Castilla-La Mancha. Frente a la exclusión financiera que han generado estos fenómenos han aflorado agentes que colaboran en la inclusión. «Las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito han sido los agentes dinamizadores en aquellos espacios más deprimidos», señaló. Con la práctica desaparición de las primeras, han sido las cooperativas las que han tomado la iniciativa y lo han hecho «cooperando entre cooperativas».

Las cifras hablan a favor de las cooperativas bancarias, más altas en los territorios demográficamente desfavorecidos, aunque juegan otras variables. En León estas cooperativas han pasado de tener el 5,38% de la cuota de mercado en 2008 al 10,24% en 2018, mientras que a nivel estatal han pasado del 5,33% al 7,43% de la cuota de mercado bancario.

Son la «banca de proximidad con vocación local y con una relación más estrecha con el medio que financian». Carchano destaco que tienen en cuenta «una realidad más amplia» desde «un negocio, humano, social y dirigido a necesidades reales, con composión y gobernanza democrática y adhesión voluntaria y más abierta». En definitiva, son entidades que «apuestan por el desarrollo sostenible de la comunidad»

¿Volver al origen?
«Las cajas rurales surgieron en Alemania en el siglo XX contra la usura en los pueblos»

En el marco de los diálogos familiares de Isadora Duncan, que ayer retomaron su actividad presencial en el Palacio del Conde Luna, las cooperativas financieras se reivindicaron como alternativa. Un 40% de sus entidades están en municipios de menos de cinco mil habitantes. Narciso Prieto, director de Comunicación de Caja Rural de Zamora, explicó que el origen de estas entidades está en Alemania «contra la usura en los pueblos» y en España se remonta a principios del siglo XX. Entre 1902 y 1906 se fundaron 40 cajas rurales, incluida la zamorana que tiene autorización para operar como entidad bancaria desde 1978. A punto de desaparecer en 1994 y con una pérdida de oficinas, emerge como «motor de desarrollo social y económico» y está en proceso de expansión. El desmantelamiento de la otra banca se ha convertido en una oportunidad. «Nuestro lema es que donde no hay caja rural, hay que crearla», apuntó Prieto. Desde Zamora a León, Orense, Valladolid y Madrid y sin entrar en provincias donde hay otras cajas rurales. «Nuestra cercanía se basa en abrir oficinas y la digitalización nos ha ayudado», afirmó. Optimista sobre el futuro, aseguró: «En los próximos 30 años nos va a ir muy bien». La clave: la generación analógica que prefiere servicios personalizados y presenciales y un modelo de negocio que no olvida que «para que haya beneficio social, tiene que haber beneficio económico».

Banca sin amigos
«Los bancos han puesto sistemas rotatorios del personal para que no empaticen con la gente»

Sobre lo que sufren y quieren los usuarios financieros habló Patricia Suárez, presidenta de Asunfi, quien consideró que «la digitalización financiera puede facilitar la inclusión, pero el problema es la velocidad que puede dejar a colectivos que no están digitalizados y que no quieren»,

Habló sobre todo de las personas mayores, rurales y urbanas . «Con la edad irán perdiendo condiciones físicas y psíquicas que les impiden tener un control adecuado». Suárez ilustró la exclusión con los datos de falta de acceso a cajeros bancarios. El 16,5% de la población leonesa está sin un cajero a cinco kilómetros a la redonda, frente al 2,5% de la población española en general, el 6,5% en Valladolid y el 27%, la más alta, en Zamora.

Para promover la inclusión financiera, Asunfi ha elaborado un decálogo de medidas. La atención individualizada es la primera buena práctica que piden incorporar; que el desvío a cajeros no suponga comisiones por ingreso o retirada de dinero; aplicaciones digitales más sencillas que se combinen con otras más complejas; acompañante bancario para la transición; atención telefónica personal y buena formación de las plantillas que tengan «mayor empatía»,

El modelo que ha salido de los procesos de concentración y la expansión con productos en ocasiones fraudulentos —leáse preferentes— está basado en relaciones muy frías con los clientes, hasta el punto de que las entidades establecieron sistemas de rotación de personal para que «no empaticen y no se hagan ‘amigos’ de la gente. Se ha hecho deliberadamente». Los inconvenientes del decálogo de Asunfi es que la adhesión al mismo «es voluntaria y es autoevaluable», dijo Suárez.

Desde Economistas sin Fronteras, Beatriz Fernández Olit reflexionó sobre cómo influyó el proceso de reestructuración bancaria en que no llegara el flujo de crédito y los escenarios que se abren con las actuales políticas contractivas. «La consecuencia ha sido la pérdida de vinculación al territorio y no llegar a las poblaciones rurales», señaló.

Por otro lado, la merma de las obras sociales de las cajas de ahora —cuya volumen de acciones se ha reducido a más de la mitad desde 2007— ha repercutido especialmente en los núcleos rurales en la parte de ocio y deporte, aunque se ha redistribuido a favor de proyectos de educación e investigación en otros ámbitos. «La solución está en hacer procesos más participativos» porque el encarecimiento del dinero no va a hacer más atractivos a los territorios».

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