Diario de León

Dependencia

Los cuidados gratis valen 937 millones

Más de 18.000 personas cuidan en la provincia de León de sus familiares dependientes, el 90% son mujeres y la mayoría tienen más de 50 años. 517 cuidadores leoneses no profesionales están dados de alta tras la decisión del Estado del volver a pagar las cuotas a la Seguridad Social, cuatro veces más que en abril de este mismo año. Hoy se conmemora el Día de las Personas Cuidadoras que en León realizan un trabajo gratis que tiene un valor estimado de casi mil millones de euros.

Teresa cuida de su padre y de su marido. Ayer en la sede de Cruz Roja en la entrevista. marciano pérez

Teresa cuida de su padre y de su marido. Ayer en la sede de Cruz Roja en la entrevista. marciano pérez

León

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«He solicitado una residencia. Nos iremos los dos porque el alzhéimer que padece mi mujer irá a más y llegará un momento en que yo no pueda ya ocuparme, aunque tenga ayudas». Julio Ruiz Miranda tiene 84 años. Representa al 10% del perfil de cuidador no profesional de personas dependientes, que en el 90% de los casos tiene nombre de mujer. «Cuando es un hombre el cuidador enseguida se recurre a cuidados externos, que se retrasan más cuando la cuidadora es una mujer», asegura Ana Garcés, psicóloga técnico del proyecto de Cruz Roja Información, Capacitación y Apoyo a familias cuidadoras de personas mayores, que en lo que va de año ha llegado a 75 personas en la provincia. Julio participa en este programa. A sus 84 años es el cuidador principal de su mujer, de la misma edad, que desde hace seis padece alzhéimer. «Tuvimos cuatro hijos, una hija se murió hace seis años. Me pregunta cada día cuántos hijos tenemos y cómo se llaman». Julio, que trabajó de comercial y la mayor parte del tiempo ausente de su casa, asegura que su mujer le dice constantemente que ésta es la mejor etapa de sus vidas. «Es la época más feliz. Te quiero más que de novios, me dice, y me besa». Tiene concedida una ayuda de asistencia a domicilio durante siete horas a la semana «para ducharla, asearla y preparar la comida porque yo me vuelco en darle cariño, que importa más que si la casa está más o menos limpia». Julio conoce bien los servicios de Cruz Roja porque fue voluntario durante muchos años en la institución. «Yo iba a visitar a personas mayores y comprobaba que los dispositivos de teleasistencia funcionaban bien». Ahora su mujer y él tienen este mismo servicio «al que he recurrido recientemente cuando se cayó mi mujer. Tardé en darme cuenta porque estoy un poco sordo».

Detrás de cada 18.000 dependientes de León que reciben cuidados en sus domicilios hay una persona cuidadora, en el 90% de los casos mujeres. Otros 1.437 reciben asistencia en un centro residencial. Hoy se conmemora el Día de las Personas Cuidadoras. «Las personas cuidadoras son la asignatura pendiente del desarrollo de la Ley de Dependencia», asegura el director de la Asociación de Gerentes de Servicios Sociales, José Manuel Ramírez.

La atención continuada a una persona dependiente tiene una repercusión en el estado emocional de las personas cuidadoras, un exceso de responsabilidad y falta de tiempo personal que se traduce en tristeza, fatiga emocional, irritabilidad, abandono del cuidado personal, sentimiento de culpa, rechazo a la persona dependiente con distanciamiento emocional, actitud negativa hacia el cuidado, el propio trabajo y hacia sí misma, y aislamiento y soledad. Administraciones, asociaciones y oenegés se vuelcan para captar síntomas de alerta de un colectivo que suman más de medio millón de personas en España, según la última encuesta de Discapacidad, Dependencia y Estado de Salud, que realizan un trabajo con un valor estimado entre 23.00 y 50.000 millones de euros al año, unas cifras que suponen entre el 2,1 % y el 4,6 % del PIB. El estudio An estimation of the value of informal care to dependent people in Spain publicado en abril de este año, destaca que el valor del trabajo de las personas cuidadoras es superior al 1 % de la inversión del sistema de dependencia en España. Esto significa que las más de 18.000 cuidadores de León realizan un trabajo que tiene un valor económico estimado en 937 millones. Y lo hacen gratis. «El modelo de cuidados siempre se delega a las mujeres, que realizan una labor invisible en el cuidado de personas que es una actividad que no está remunerada», asegura la presidenta de Cruz Roja de León, Victoria Seco

«Uno de los mayores recortes a las personas cuidadoras vino tras la medida del Gobierno de Rajoy del año 2012 de retirar el pago de las cuotas a la Seguridad Socia», explica Ramirez. Sólo se mantuvieron como autónomos 151 leoneses, que asumieron el pago de sus cuotas. La decisión del Estado de recuperar esta medida desde el pasado mes de abril eleva el número de cuidadores no profesionales dados de alta a 517.

La ley contempla como cuidadores no profesionales a las personas que prestan los apoyos y cuidados necesarios dentro del hogar. «El hecho de llamarlos cuidadores no profesionales ya es un insulto a la inteligencia», asegura Ramírez, «se asocia a lo que es informal».

«El programa de Cruz Roja pretende prevenir y aliviar el sufrimiento humano de los mayores dependientes y sus familiares», explica la presidenta Victoria Seco, un proyecto que se centra principalmente en el medio rural «con pueblos dispersos, climatología y orografía complicada y donde las personas mayores se sientan más solas». El proyecto Información, Capacitación y Apoyo a familias cuidadoras de personas mayores está financiado con presupuesto del IRPF para reducir el estrés y capacitar con herramientas sociales y espacios comunes a las personas cuidadoras como Teresa, de 72 años. Cuida a su padre paralítico de 98 años y su marido de 72 y anteriormente se volcó con su madre, que murió el año pasado, su suegra y una tía. Comparte estos cuidados con ayuda doméstica y el apoyo de una hermana. «Siempre he vivido cerca de mis padres, pero ahora no puedo hacer mucho porque me he hecho daño en un hombro. No podemos mover a mi padre y necesitamos ayuda. Psicológicamente estoy agotada. Ahora estamos 20 días en casa y 10 días con mi padre ingresado en el Hospital. Yo he respetado la decisión de mis padres de no ir a una residencia, aunque sería más barato para la familia y más cómodo para todos».

«Las mujeres tienen la obligación, no pueden elegir si cuidar o no», asegura José Manuel Ramírez. La prestación económicas de ayuda dependen del grado de dependencia y de la capacidad económica de la persona que lo solicita. La media está en 250 euros. Al padre de Teresa le concedieron inicialmente una ayuda de 335 euros. «Con los recortes pro la crisis económica nos lo dejaron en 50 euros y ahora la ayuda asciende a 240 euros. Solo la señora que tenemos para que nos ayude en casa nos cuesta, con Seguridad Social incluida, 1.700 euros».

Ana, la psicóloga de Cruz Roja, asegura que la idea de los padres «es que los hijos, sobre todo las hijas, los van a cuidar mejor, pero eso sobrecarga de trabajo a la familia».

Teresa encuentra apoyo en los grupos de terapia. «Nadie sabe lo que es esto hasta que no se pasa por ello. Aquí nos comprendemos porque estamos todos en la misma situación, sin libertad de decisión, siempre pendiente y en vilo», un peso cuyos síntomas se notan con el paso de los años.

Los 3.000 voluntarios de Cruz Roja dan apoyo a las personas mayores y ofrecen un respiro a las familias. «Tenemos que visibilizar una realidad y dar a conocer los servicios que tenemos» en una provincia con un 25 % de la población mayor de 65 años, cinco puntos más que la media nacional.

Los gerentes de servicios sociales esperan que el Estado revierta al sistema de dependencia los 500 millones recortados tras la crisis económica. «Eso para empezar y volver a la situación que había en 2012», afirma Ramínez.

Cuidadores profesionales mal pagados y saturados

Si los cuidadores no profesionales son invisibles, los profesionales «están mal pagados y saturados de trabajo», asegura José Manuel Ramírez, presidente de la Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales. «Los salarios no suben de los 900 euros en la mayoría de los casos y los ratios son altos, son buenos profesionales que están agotados porque se necesita más personal».

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