Diario de León

«La dieta vegana no es garantía de más salud que la mediterránea»

Javier Crespo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva, ayer en León. MIGUEL

Javier Crespo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva, ayer en León. MIGUEL

León

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Javier Crespo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe de servicio de Digestivo en el hospital de Valdecilla (Cantabria), desgrana los últimos avances tecnológicos y en técnicas endoscópicas, la importancia de la investigación clínica y traslacional (paciente-laboratorio-paciente) que se debaten en el 81º Congreso que tiene lugar en el Palacio de Exposiciones de León hasta mañana con más de un millar de asistentes.

—¿Qué repercusión tienen estos congresos en los profesionales y la calidad asistencial?

—Vamos a presentar algunas herramientas para mejorar la gestión y optimizar los servicios, que ayudarán a los jefes de servicios. El congreso es también una plataforma para reivindicar mejoras en nuestros profesionales que son mejoras para los pacientes.

—¿Qué mejoras profesionales van a plantear?

—En el aspecto de la formación, defendemos que la especialidad tiene que tener un periodo formativo de cinco años.

—¿Y desde el punto de vista asistencial?

—Hay tres ejes. El primero, que la equidad en el acceso a los cribados de cáncer digestivo sea un hecho en nuestro país. Hoy no lo es. Ayer el doctor Jorquera dijo que en León la adherencia a los cribados anda por el 40%; en Cantabria, no llegamos al 50% y en el País Vasco está cercano al 80%. No es que la población sea diferente, sino que la aproximación que se hace desde la administración es mejor en unos sitios que en otros. Y esto es una cuestión de inversión: cuanto mayor, mejores son los resultados. La prevención secundaria (los cribados) tiene un retorno impresionante para la sociedad en un periodo de tiempo inferior a diez años.

—¿Qué mejoras hay que implantar en los sistemas de cribado para mejorar el acceso?

—Primero, invertir en especialistas en digestivo para que las haya más unidades de endoscopias y sean más ágiles. A una persona sana que le decimos que se tiene que hacer una prueba por si acaso tiene un cáncer de colon no le podemos tener esperando en la incertidumbre tres meses, hay que tratarle de forma inmediata. En segundo lugar, probablemente, hay que optimizar los circuitos desde que el enfermo recoge el kit hasta que se le da la respuesta. Y en tercer lugar hay que invertir en formación e información de la ciudadanía. Si a una persona se le informa adecuadamente es muy poco probable que rechace hacer el cribado.

—¿Un modelo similar al cribado de cáncer de mama?

—El modelo le tenemos perfectamente definido y es mucho más rentable que el de mama porque detectamos lesiones premalignas. Además, en colon hay muy pocos falsos positivos y una lesión detectada precozmente se cura en el 99% de los casos.

—¿Los otros ejes de mejoras en la asistencia?

—La segunda, es que queremos acabar con la hepatitis C. Nos tienen que ayudar a dar el último paso. Ha sido un problema grave en la salud pública, ha mejorado extraordinariamente pero falta un pasito para ser capaces de eliminarla.

—¿Cómo está ahora mismo la enfermedad en España?

—Estamos bien, somos el país más avanzados del mundo en la eliminación de la hepatitis C porque hemos sido muy perseverantes y muy exigentes. Si las administraciones sanitarias nos apoyaran en la práctica de un cribado etario —que todas las personas de 40 a 70 años se hagan una vez en la vida anticuerpos de la hepatitis C— acabaríamos con la enfermedad en dos años.

—¿Y su tercera reivindicación asistencial?

—Necesitamos que la administración reconozca que los servicios de Digestivo han cambiado. Somos servicios profundísimamente tecnológicos. Hemos pasado de ser diagnosticadores a tratar holísticamente un gran número de enfermedades. Los servicios de Digestivo en los hospitales tienen que incrementar sus espacios. Estamos con el mismo número de salas de endoscopias diseñadas hace 20 años. Con el doble de lo que tenemos hoy se quedará corto dentro de cinco o seis años.

—¿La tecnología ha sido la madre de esta revolución?

—La tecnología nos ha ayudado, como ayuda en todo, pero lo que ha cambiado extraordinariamente es el conocimiento de los digestólogos.

—¿Qué avances tecnológicos se presentan en este congreso?

—No hay una novedad superlativa. Hay avances sobre todo en inteligencia artificial para la tipificación, detección y caracterización de las lesiones por endoscopia. También en máxima calidad en la imagen.

—¿Cuáles son las enfermedades más preocupantes?

—Hay que hacer un esfuerzo enorme en cáncer. El cáncer digestivo —páncreas, estómago, esófago, hígado, vías biliares— ocupa la mitad de los tumores en su conjunto. Sin perder de vista la enfermedad inflamatoria intestinal que cada vez afecta a más gente joven y aunque no mata, deteriora la calidad de vida.

—El cáncer de páncreas y el de hígado están entre los más difíciles de curar. ¿Hay signos de progreso?

—El hepatocarcinoma y el cáncer de páncreas tienen una tasa de letalidad (número de muertes por casos diagnosticados) muy alta, del orden del 90%. Como la supervivencia en cáncer está ligada al diagnóstico precoz, hay que hacer un esfuerzo enorme en diagnóstico precoz en cáncer de páncreas e hígado. Si diagnosticamos en fases más precoces las enfermedades hepáticas silentes, no harán cirrosis y si no hay cirrosis no hay cáncer en la mayoría de los casos.

—Otro tema estrella del congreso es la enfermedad inflamatoria intestinal. ¿Cómo se está tratando en España?

—Muy bien, pero con fármacos muy caros que a veces hacen pensar a los políticos que la sostenibilidad del sistema puede estar en peligro y realmente lo que la pone en peligro es que haya muchos enfermos inadecuadamente diagnosticados o tratados.

—Este problema se vio con la hepatitis C al principio. ¿No?

—Y lo que ha sucedido es que ahora se estudia en las facultades como un ejemplo del buen hacer. Los fármacos de la hepatitis C se han demostrado extraordinariamente baratos porque el ahorro que produce el que un enfermo deje de estar enfermo, no llegue a estar cirrótico, no ingrese en el hospital entre 10 y 20 veces antes de fallecer, que no se tenga trasplantar...

—En los últimos meses hemos asistido a polémicas sobre el consumo de carne y azúcar. ¿Cuál es la dieta ideal?

—En España, hay que hacer una dieta de sentido común. Coma con mesura, mezcle y ya está. Se puede comer carne, pescado, verduras, frutas... Lo que no debemos hacer es comer todos los días en el McDonald, no tomar todos los días bebidas azucaradas... Más que mensajes apocalípticos, hay que lanzar el mensaje del sentido común, lo que le apetezca. Y no imite el modo de comer de los americanos: comida rápida, altísamente calórica, basada en azícares muy, muy refinados de absorción inmediata ( soft drinks y fast food ). Lo demás, de todo. Y la fast food , algún día, también.

—¿Hacer una dieta vegana es garantía de más salud?

—No. No voy a asociar dieta vegana a enfermedad porque no hay datos convincentes, pero lo que está claro es que no hay ningún dato que sugiera que la dieta vegana es mejor que la dieta mediterránea.

—¿Y el ayuno intermitente ahora de moda?

—No hay ningún dato a favor de que el ayuno intermitente sea mejor que una dieta convencional. Acaba de publicarse un estudio que compara dos dietas hipocalóricas para perder peso. Una convencional con 3-5 comidas al día y una de dieta intermitente pero comen las mismas calorías. Esto tiene una lectura muy importante porque a la gente le amargan. Si usted quiere perder peso coma cuando la venga bien comer, lo que tiene que hacer es comer menos calorías. Pero no ese régimen de ahora pasar hambre. No tiene sentido, no ha demostrado ningún beneficio. Más que decir que las cosas hacen daño hay que decir que no hacen bien.

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