Diario de León

La entrada a la dolce vita leonesa

Son los vestíbulos hacia una época que desapareció. La burguesía leonesa contrató a los mejores arquitectos para dejar constancia ante la sociedad de su fortuna y nivel de vida. Sin embargo, la funcionalidad que se adueñó de la ciudad a finales del siglo pasado acabó con el encanto y la elegancia de muchos de esos portales. Quedan apenas una docena..

Detalle de la entrada al portal de la Casa Arce, conocida popularmente como 'Casa del coño'. RAMIRO

Detalle de la entrada al portal de la Casa Arce, conocida popularmente como 'Casa del coño'. RAMIRO

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cristina fanjul | león

Muchos de ellos desaparecieron a lomos de la voracidad especuladora que derribó algunas de las casas más emblemáticas de la ciudad. Sin embargo, aún permanecen algunos de los grandes portales con los que la burguesía leonesa trataba de diferenciarse de sus convecinos a principios de siglo. Todos ellos se construyeron en el Ensanche de la ciudad, y en la actualidad están repartidos entre la Calle Ancha, Ordoño II, Guzmán y Gran Vía de San Marcos. Hubo más, pero la llegada de las disposiciones de agua, calefacción y luz hizo que muchos de ellos se rindieran a la uniformidad y hoy lucen con el sello de cristal y acero que ha conquistado el perfil de la ciudad. Fue Manuel Cárdenas quien introdujo el lujo y la distinción en los grandes vestíbulos, en los portales de las viviendas de León. Uno de los ejemplos más destacados es el número 3 de la Calle Ancha, un edificio que data de 1903 en cuyo portal el arquitecto quiso emular un techo con escayolas talladas y paños decorados con papel pintado. «Si se fija, el artista diseñó elementos historicistas que reinventan detalles corintios», resalta el experto en Urbanismo Juan Carlos Ponga. Y es que Manuel Cárdenas sabía que para la burguesía de la época los portales eran la primera impresión que ofrecían al visitante, con lo que daban consignas claras acerca de las características de estas ‘puertas’, puertas que la mayoría de leoneses no atravesaban. Otro de los ejemplos de esta idiosincrasia del León de principios de siglo pasado es el número diez, que Cárdenas diseñó un año antes. «Todo lo que se construyó hasta la guerra civil tenía mucho caché. Luego, las cosas fueron decayendo. También hay diferencia entre los portales que se idearon a finales del siglo XIX, que eran mucho más elementales», asegura el experto en el planeamiento de la ciudad.

Un portal que son dos

Uno de los portales más importantes de León sigue siendo el de la Casa Roldán. Construido en 1922, fue obra de Federico de Ugalde y se caracteriza por la sobriedad y la elegancia. Su entrada, doble y por la calle Legio VII, resulta imponente. La razón por la cual se evitó que la entrada estuviera en la plaza de Santo Domingo se debió a la pretensión de permitir que los grandes locales se dedicaran a escaparates. Los portales están construidos en mármol y destaca de manera especial el enrejado de las puertas, que los convierte en uno de los exponentes más bellos de la arquitectura de los años veinte en la ciudad. A Federico de Ugalde se le debe también el edificio del chalet que hoy ocupa en Ordoño el edificio administrativo del Ayuntamiento.

El número 2 de la calle Ordoño II, la casa en la que se instaló la sastrería Ciriaco, acoge también uno de los vestíbulos más importantes de la ciudad. Una escalinata conduce al piso superior del portal donde, con posterioridad, se instalaría el ascensor. Uno de los elementos más curiosos que definen todas estas casas es que en ninguna de ella pervive el ascensor. En opinión de Juan Carlos Ponga, el cambio en la normativa hizo que todos ellos fueran desechados en beneficio de nuevos elevadores de acero. Sin embargo, cabe reseñar que el que adornaba las escaleras de la casa Goyo está ahora en un rascacielos de Nueva York. «Ya ve, sirven para la Gran Manzana pero no para León», lamenta el historiador.

Estilo afrancesado

Cipriano García Lubén encargó el diseño de su casa a Manuel de Cárdenas, que lo terminó el 1918. Referente de la ciudad por su gran cúpula, el portal es uno de los más bellos de León. Dividido en dos espacios separados por escaleras, se caracteriza por su ornamentación afrancesada, con escayolas blancas y remates dorados, grandes arañas en los techos y terciopelo granate. El conocido como chalet Ceremonias se levantó en la actual Gran Vía de San Marcos en el año 1947. Obra de Ramón Cañas del Río, el portal conserva la estética de mausoleo romano con la que el arquitecto lo ideó y no ha sufrido retoque alguno que haya adulterado su esencia. Llaman la atención sus grandes puertas enrejadas, su revestimiento en mármol de colores, las imponentes escayolas de su techo en arco.

«También en esta época se construyó la casa Arce, conocida en León como del Coño porque cuando la gente se acercaba a la plaza de Guzmán —donde se encuentra— exclamaban ¡Coño, qué casa!», destaca Juan Carlos Ponga. Obra de Francisco Javier Sanz y Martínez, se proyectó en 1946 y es uno de los exponentes más destacados de la arquitectura de mediados de siglo pasado. Uno de los portales más curiosos, en el que de momento no se puede entrar, se encuentra también en la calle Ordoño. Conocida como la Casa Lorenzana, su arquitecto fue también Manuel Cárdenas, que la construyó en 1912. Llama la atención el trabajo de vidrieras de la puerta de entrada, que recuerda a las puertas talladas de las tiendas de la época del Art Decó parisino.

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