Diario de León

Cáncer de mama metastásico

«Estoy en el 20% que no se va a curar»

Cáncer de mama metastásico. El 80% de los cánceres de mama se cura, pero cuando aparece metástasis las terapias se centran en prolongar los años de vida de las pacientes. Hoy, en el Día Mundial, mujeres, familiares y amigos piden destinar más recursos a la investigación.

Mujeres con cáncer de mama, con tumores metastásicos de pecho, colaboradores y socios de la Asociación Cáncer de Mama Metastásico de León . MARCIANO PÉREZ

Mujeres con cáncer de mama, con tumores metastásicos de pecho, colaboradores y socios de la Asociación Cáncer de Mama Metastásico de León . MARCIANO PÉREZ

León

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El 80% de las mujeres (y también hombres aunque estadísticamente son muy pocos) que padecen un cáncer de mama se curan. En la cara B de ese dato optimista y esperanzador, el conseguido tras años de investigación para la detección precoz y los nuevos tratamientos, están el otro 20%. «Yo estoy en ese 20%, el de la metástasis, en el lado de la estadística de las pacientes con tumores de mama que saben que no se van a curar». Silvia Vega tiene 43 años. Es vocal de la Asociación Cáncer de Mama Metastásico por León, que organiza un acto de concienciación y reivindicación para exigir más investigación en el Día Mundial del Cáncer de Mama Metastásico, que se conmemora hoy.

León da visibilidad a las pacientes con la iluminación de la fuente de Santo Domingo con los colores de la asociación —verde, turquesa y rosa—. Además, en la plaza de San Marcelo (esquina del BBVA), las personas miembros de esta asociación leerán un manifiesto a las 20.30 horas, y colocarán pancartas, balconeras y globos. Todas estas acciones, a las que se suman distintos edificios y monumentos de toda España, están convocadas bajo el lema y el hashtag #MásInvestigaciónParaMásVida.

«El cáncer de mama que se identifica con el color rosa no nos representa. A día de hoy no hay tratamiento para curarnos y las terapias que seguimos sirven para prolongar nuestro tiempo con calidad de vida». Esta mujer de 43 años no se esconde y habla desde la serenidad y la aceptación del diagnóstico. «No todas las mujeres lo reconoce, es muy duro para ellas y para las familias». Aunque la motivación de su activismo en la asociación muestra una esperanza en la ciencia, una oportunidad para la que apela a los políticos. «Para ellos somos sólo un insignificante dato», asegura, y les pide más financiación y más investigación que acabe con ese porcentaje estadístico tras el que se esconden nombres, apellidos, caras conocidas y familias enteras afectadas. «Con la pandemia del coronavirus, políticos y farmacéuticas han demostrado que si se empeñan encuentran una solución en un tiempo razonable».

El jefe del servicio de Oncología del Hospital de León, Andrés García Palomo, explicaba el lunes en una entrevista publicada en este periódico que el cáncer de mama en su forma metastásica tenía hasta hace pocos años una supervivencia mediana de 3 años y «ahora, algunos subgrupos pasan de los 5 o 7 años».

A Silvia le detectaron un cáncer de mama a los 38 años. «Estaba en estadio tres, me dijeron que era curable. En una revisión durante la cuarentena por el coronavirus me detectaron la metástasis y ya pasó a ser incurable. Ahora estoy estable. El tratamiento que me dan sirve para que la metástasis no siga avanzando, pero sé que no me voy a curar». Silvia forma parte de un ensayo clínico en el Hospital de León. «Con una biopsia líquida analizan mi sangre para conocer el origen del cáncer».

Sin lazo rosa

La asociación, creada en febrero de 2018, cuenta con 1.500 miembros en toda España, tanto personas enfermas como socias y simpatizantes, de los que medio centenar están en León. El grupo de pacientes mayoritario de esta asociación padece cáncer de mama en estadio IV y está gestionada y dirigida por las propias enfermas. «Nuestro objetivo es dar visibilidad a este estadio de la enfermedad, promover y apoyar más investigación. «Queremos concienciar, dejar de ser invisibles, que se aumente la investigación y que las pacientes puedan decidir con sus oncólogos el tratamiento más adecuado. Todo lo que vivimos no tiene nada que ver con un lazo rosa», dicen los miembros de la asociación que cifra en más de 6.000 muertes al año por esta causa «la primera de las mujeres entre los 35 y los 50 años».

Inma Rodríguez tiene 41 años y desde hace tres lucha contra un cáncer de mama no metastásico. «Me noté un bulto duchándome. No era un bulto como los otros por los que me controlaban los médicos, que son benignos. Era duro. En la revisión normal no se veía porque acababa de tener un bebé y le daba el pecho. Cuando me hicieron la biopsia tuve la intuición de que sería un cáncer. La quimioterapia funcionó al principio y me dieron radio porque tenía micrometástasis del mismo tumor en la axila. Lloré mucho, lo hacía a escondidas porque no quería que me viesen mi marido y mi hijo, tan pequeño. Pero luego me dije que esto no va a poder conmigo y que tengo que ser fuerte». Inma asiste a las terapias psicológicas de la Asociación Contra el Cáncer. «Durante la pandemia seguí con mi tratamiento y mis revisiones habituales. No me suspendieron ninguna». A su lado está su marido, Ernesto Díez. «Se hace duro porque el tratamiento le afecta en el humor. Siempre he intentado hacérselo fácil. Al principio le ayudé a cortarse el pelo, antes de que se le cayera por la quimioterapia. Sé que no podremos tener más hijos y que nuestra vida ha cambiado. Ahora está estable, pero en cada revisión siempre tienes ese miedo».

«Ninguna estamos libres»

Luz Rodríguez tiene 52 años y hace siete tuvo que escuchar el diagnóstico cáncer. «Estoy estable, es lo que me dicen los médicos. No ha sido un camino de rosas. He recuperado mi vida como la tenía antes de que me detectaran el cáncer de mama. Por mi parte, lo considero superado, aunque tengo que llevar revisiones de por vida cada seis meses. Es duro porque veo en otras personas recaídas y despedidas y soy realista. Hoy estoy bien, pero soy consciente de que puede volver». Por eso está en la asociación y se coloca detrás de una pancarta para hacer ruido y dar voz a ese 20% «al que se destina poco o nada y que no se cura. El tiempo juega en contra. No es nada rosa, estamos en contra de esa infantilización».

Marisol no tiene cáncer, pero apoya a la asociación. «Ninguna mujer está libre de padecer esta enfermedad. Deberíamos colaborar todos para hacerlo más visible. Y los políticos y farmacéuticas que se involucren también. Si han conseguido sacar una vacuna contra el coronavirus en menos de un año, también tiene que haber una solución para esto, pero no se avanza».

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