Diario de León

ENFERMEDAD Y SOLEDAD

José Antonio busca poner fin a una vida «de dolor insoportable»

Los dolores físicos y psíquicos que sufre José Antonio de la Arada le han llevado a solicitar la eutanasia. Desde hace diez años vive postrado en la cama y una maraña de informes clínicos y psiquiátricos han paralizado todo el proceso.

José Antonio de la Arada, en su casa con los informe clínicos. FERNANDO OTERO

José Antonio de la Arada, en su casa con los informe clínicos. FERNANDO OTERO

León

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José Antonio de la Arada Vázquez tiene 59 años, sufre dolores producidos por varias enfermedades, especialmente por una neuralgia intercostal con dolor crónico irruptivo y varias costillas fracturadas, secuelas de un accidente de tráfico. Desde hace diez años el dolor se acentuó tras exponerse a un tratamiento médico, que lo imposibilitan para casi todas las actividades de la vida.

Vive solo, no tiene más apoyo que la ayuda de una auxiliar que le asiste en las tareas domésticas tres veces a la semana durante una hora y media al día

Sin red familiar —sus padres ya mayores viven con su hermano en otra comunidad— apenas sale de casa y permanece prácticamente las 24 horas del día acostado en la cama.

La vida de esta bañezano se complicó en 1993 tras sufrir el primero de dos accidentes de tráfico—el segundo en 1996— que le dejaron secuelas que le provocan un «dolor insoportable», como él mismo los define. Años de pruebas diagnósticas, visitas a distintos especialistas en la sanidad pública y privada, recetas de potentes medicamentos opiáceos contra el color y, desde hace unos meses, una actualización de la medicación por parte de su médico de cabecera que le ha dejado sin el tratamiento que tomaba desde hace 15 años y que más le calmaba el dolor. «Así no quiero vivir», dice.

Su estado actual le ha llevado a solicitar a su médico de cabecera la gestión de los papeles de la  eutanasia , que asegura que no le tramitan. «Ya no sé que hacer, el médico no me firma los papeles».

Reclamaciones
Si el médico no firma la tramitación, la dirección del centro de salud tiene que buscar a otro que lo haga

Su situación personal y clínica lo mantienen en un ciclo de trámites burocráticos de los que no es capaz de salir. Según su relato, su médico de cabecera aceptó tramitarle la solicitud de eutanasia. «Me dijo que no era objetor , pero que tenía que firmar delante de una enfermera. Se desplazaron a mi casa, para después derivar el siguiente paso a los profesionales de cuidados paliativos, que también me visitaron en mi domicilio. Estuvieron revisando todo mi historial clínico». En este punto, según José Antonio, todos los trámites se paralizaron por discrepancias clínicas que han llevado a la pérdida de confianza de su médico tras un informe psiquiátrico privado emitido el 3 de noviembre y que ha denunciado en el juzgado de guardia de León el 22 de noviembre.

José Antonio vive un proceso al que no es capaz de dar respuesta y reconoce que necesita los opiáceos para soportar los dolores que padece. Actualmente toma diariamente seis pastillas de Tramadol, tres de Lírica y clorazepan para dormir, una de las causas por la que los informe psiquiátricos certifican su dependencia a estos medicamentos, además de un trastorno depresivo y de ansiedad.

«Desde hace diez años no vivo». En la cama tumbado durante casi todo el día y con un exceso de medicación que no le calma los dolores «desde que me retiraron el Fentanilo que me recetaron en la Unidad del Dolor— un opiáceo sintético más fuerte que la morfina—no puedo vivir. Así no quiero vivir.. quiero morir Estoy pendiente de que me vuelvan a recetar el citrato de fentanilo, que me han prescrito en el Hospital Virgen de la Paloma, en Madrid».

La solicitud de eutanasia pendiente de firma del médico. FERNANDO OTERO

La solicitud de eutanasia pendiente de firma del médico. FERNANDO OTERO

Su padecimiento y su historial médico comenzó en 1993. Un accidente de tráfico en la moto le fracturó la pierna izquierda. «Me gustaban mucho las motos y ahí empezó mi calvario. Tenía 30 años, trabajaba como comercial en un laboratorio farmacéutico y una gran cartera de clientes. Tuve un segundo accidente y me fracturé la cabeza y varias costillas, se me encharcó un pulmón, lo pasé muy mal, pero cuando me recuperé volví a trabajar en el sector de la construcción. Ya tenía dolores pero aún así trabajé. Desde hace más de diez años casi no me puedo levantar de la cama. Me he gastado todo lo que tenía ahorrado en médicos privados y en desplazamientos».

En su carpeta clínica hay informes de operaciones, análisis y pruebas radiológicas por un periplo sanitario que comenzó en el Hospital de León, visitas a especialistas en fibromialgia, centros privados, Hospital Universitario Viamed Virgen de la Paloma en Madrid, Unidad del Dolor de San Juan de Dios, Centro Médico de Asturias, Hospital HM de Madrid, Hospital San Rafael de A Coruña y Clínica Cemtro, entre otras.

El último informe del año 2021 del servicio de diagnóstico por imagen del Hospital San Rafael de A Coruña, donde se le realizó un TC helicoidal de tórax , refleja que José Antonio padecer una «deformidad de la pared torácica izquierda por múltiples callos de fractura, resección o aplasia de varios arcos costales posterolaterales izquierdos, ligero enfisema paraseptal de predomino periapical, probables colelitiasis. granuloma calcificado y posibles quistes hepáticos, calcificaciones pancreática de predominio sobre la cabeza»... todo un largo historial clínico al que parece no encontrar una solución para calmar sus dolores físicos y psicológicos.

Además, tiene encefalomielitis mialgia y fibromialgia, motivo por el cual se ha puesto en contacto con asociaciones como Aler (Asociación Leonesa de Enfermedades Raras), Alefas (Asociación leonesa de afectados de fibromialgia y/o fatiga crónica). «A todas las clínicas y pruebas físicas tuve que ir tumbado en los asientos traseros de un taxi y prefiero no decir nada acerca de lo que tuve que pagar por cada viaje».

Opiáceos para el dolor

Reconoce que necesita los medicamentos para el dolor. En su contacto con Aler alertaba en febrero de este año de su situación: «Hace 15 años aproximadamente que estoy tomando opiáceos recetados por la Unidad del Dolor del Hospital de León y mi médico de cabecera me los ha quitado de la noche a la mañana y no me hace los volantes para visitar a los especialistas que tenía antes de la pandemia. Me encuentro tan mal que apenas puedo comer ni beber», era su llamada de socorro a la asociación.

Hace unos días se puso en contacto con Alefas a la que lanzó el mismo grito de ayuda. También está en contacto con la Alianza contra el Dolor y su última decisión es solicitar la eutanasia.

«He tomado opiáceos durante años porque los médicos me los han recetado y ahora no me pueden quitar lo que más necesito, tengo un dolor insoportable. Prefiero morir. En el Hospital HM de Madrid me pusieron en 2019 una infiltración epidural que me habían dicho que podía quitar el dolor, pero me dejó peor de lo que estaba. El dolor que tengo es indescriptible e insoportable, no creo que haya otro ser humano que aguante tanto como yo. Conozco a otras personas que se han suicidado por nimiedades en comparación con lo que yo estoy sufriendo cada día durante años, cada día que pasa es un calvario para mí».

La Ley de Eutanasia

La Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, que regula la eutanasia (Lore) establece en su artículo 3 dos criterios para justificar la eutanasia: 1). «Padecimiento grave, crónico e imposibilitante», cuando las limitaciones inciden directamente sobre la autonomía física y actividades de la vida diaria, de manera que no permite valerse por sí mismo, así como sobre la capacidad de expresión y relación, y que llevan asociado un sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable para quien lo padece sin posibilidad de curación o mejoría apreciable; y 2). «Enfermedad grave e incurable» que origina sufrimientos físicos o psíquicos constantes e insoportables sin posibilidad de alivio que la persona considere tolerable, con un pronóstico de vida limitado, en un contexto de fragilidad progresiva.

Teresa Ribas, voluntaria de Derecho a Morir Dignamente (DMD) y médica jubilada, asegura que los pacientes tienen derecho a que un médico del sistema público les tramite la solicitud de eutanasia. «Si el médico al que se lo ha solicitado no se lo tramita debe pedirle otro médico a la dirección del centro de salud. Si la dirección del centro no lo hace tampoco, el paciente debe hacer una reclamación y hay un modelo de página de reclamación en la web de Sacyl, en la carpeta Ciudadanos, en un apartado que dice ‘eutanasia’ y ‘reclamaciones’» y recuerda que la asociación de León está para asesorar a los pacientes que quieran hacer una reclamación.

«La ley contempla el sufrimiento psíquico, que es más complicado de gestionar, pero está contemplado y debe ser evaluado por el comité de garantías, que está en Valladolid, y que tiene que tomar la decisión o rechazarla», un proceso «muy lento, porque la Ley quiere ofrecer todas las garantías.

Desde que se aprobó la Ley, en Castilla y León se han presentado 17 solicitudes de eutanasia, cinco denegadas, una está en trámites, tres se han revocado, una se ha aplazado, cinco se han realizado—una en la provincia de León — y tres personas fallecieron antes de la realización de la eutanasia, según Sacyl.

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