Diario de León

«Nuestro trabajo tiene como fin hacer realidad sueños de dignidad»

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carmen Tapia | león

«Hoy nosotros, en esta bendita tierra de León, somos conocidos por Don Bosco, aunque entonces, en el sueño éramos parte de ese grupo de rostros desconocidos. Somos hijos de un soñador y saltimbanqui. Justo lo que hoy necesitamos». El presidente de Juan Soñador, Juan Carlos Pérez Godoy, hizo ayer un repaso por el proyecto de Don Bosco para trabajar por «la juventud, especialmente pobre, abandonada y en peligro». En su discurso tras la recogida del Premio Diario de León al Desarrollo Social y los Valores Humanos, Juan Carlos Pérez calificó a Don Bosco «como un hombre bien anclado a la tradición y, al mismo tiempo, nuevo e innovador, sorprendentemente libre». «Su vida sacerdotal y su acción educativa, sus múltiples relaciones y su profunda espiritualidad, todo estaba orientado al servicio de los jóvenes», dijo y, tal y como lo definió su antecesor, Miguel Rua, «no dio un paso, no pronunció palabra, ni acometió empresa que no tuviera por objeto la salvación de la juventud».

La libre opción vocacional de «sacerdote de los jóvenes» llevó a Don Bosco a dejar un legado de trabajo, actividades y obras diversas y autónomas en el territorio diocesano y parroquial «libre en su obrar da vida a una sociedad religiosa formada por ciudadanos libres ante el Estado y al mismo tiempo sujeta a la autoridad del papa, la Sociedad de San Francisco de Sales o Salesianos de Don Bosco».

El presidente de Juan Soñador destacó «las convicciones espirituales, educativas y pastorales hechas síntesis en un sistema preventivo: razón, religión y amor, y por las necesidades y las justas aspiraciones de los jóvenes, se preocupa por la salvación integral de aquellos jóvenes que la Provincia le confiaba».

La actividad de Don Bosco a favor de los jóvenes «que comenzó significativamente con una lección de catecismo» se completó posteriormente con «la caridad del pan, la limosna del vestido, el sustento físico y los medios para procurárselo honestamente, especialmente con la búsqueda de un empleo digno».

En el archivo de la congregación salesiana se conservan algunos documentos significativos que revelan la preocupación y sensibilidad de Don Bosco por la felicidad y el bienestar de los jóvenes «hasta garantizar sus derechos en la forma de contrato». Pérez Godoy hizo referencia a un contrato de «aprendizaje» en papel corriente fechado en noviembre de 1851, un segundo contrato también de «aprendizaje», en papel timbrado de cuarenta céntimos, con fecha de 8 de febrero de 1852. Los dos firmados por el empleador, por el joven aprendiz y por Don Bosco. «En estos contratos, de los más antiguos sobre muchachos aprendices que se conservan en Turín, Don Bosco pone el dedo en la llaga. Algunos amos utilizaban a los aprendices como criados y pinches para todo. El les obligaba a emplearlos únicamente en su oficio. Los amos pegaban, Don Bosco exige que las correcciones no pasen de las palabras. Se preocupa de salud, del descanso festivo y de las vacaciones anuales».

«Procura hacerte amar antes que temer». Esta frase de Don Bosco resume, para Juan Carlos Pérez Godoy, «el corazón» de un hombre horrorizado de las cárceles «al contemplar aquellos muchachos entre 12 y 18 años, robustos, comidos por los insectos y faltos de todo alimento corporal y espiritual, escribe en las Memorias del Oratorio ».

El carisma de Don Bosco, su obra y toda la familia salesiana llegaron a León y «primero aquí, después en otras tierras, con estas mismas convicciones nació, se ha forjado y se ha consolidado la Fundación Juan Soñador a la que hoy habéis querido distinguir con este decimocuarto Premio Diario de León al desarrollo social y a los valores humanos».

Como presidente, y en nombre de quienes hacen realidad, día a día, los proyectos de Juan Soñador agradeció al Diario de León, al jurado y a la sociedad leonesa la concesión de este premio, «dice muy bien de una institución que se preocupe por el desarrollo social y los valores humanos, y establezca para ello un premio que estimula a la sociedad a comprometerse en ese campo». Tuvo palabras de agradecimiento para el jurado «que ha considerado digna de este galardón a nuestra Fundación por la labor que realiza en estas tierras en las diversas áreas de atención a las personas, especialmente jóvenes, más vulnerables». Por último se refirió a la sociedad leonesa «en nombre de quienes concedéis esta distinción y sin la cual, gracias a su colaboración y difusión, nuestros proyectos no podrían ir adelante». «El rostro de esa sociedad leonesa» —dijo — «lo componen tantas personas, entidades, administraciones públicas, empresas, grupos de la familia salesiana y de modo especial los educadores y educadoras del programa Cauce y la Escuela Juan Soñador».

«Aquí en León estamos dando continuidad a un sueño, a sus opciones, a su vida. Queremos seguir Acompañando sueños, transformando realidades , un lema que para nosotros expresa el sentido más profundo de aquello que pretendemos conseguir a través de nuestra intervención. Todo lo que hacemos tiene como finalidad principal hacer realidad los sueños de dignidad, de justicia, de educación, de empleo, de vivienda, de empleo, de formación, de espiritualidad, de inclusión social y laboral para las personas que viven situaciones de mayor vulnerabilidad y falta de oportunidades en nuestra sociedad. Sus sueños se convierten en nuestros sueños».

El presidente de la Fundación Juan Soñador no se olvidó ayer de los jóvenes. «Tenemos claro que el protagonismo para lograrlo no es nuestro sino de cada una de estas personas que participa en estos proyectos. Nuestra tarea es acogerlas, acompañarlas, ofrecerles una mano amiga y les dé el impulso necesario para conseguirlo».

Y para conseguirlo es necesario ser agente de transformación social. «Personas comprometidas con la defensa de sus derechos, comprometidas con la construcción de una sociedad más inclusiva, justa y humana, que les permita alcanzar sus metas». Cumplir un sueño.

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