Diario de León

Supervivientes del suicidio

«El suicidio de un hijo deja dolor por la pérdida y la culpa»

Una madre leonesa cuenta en este reportaje su tránsito por el duelo tras el suicidio de su hija. El Teléfono de la Esperanza pone en marcha un taller destinado a personas que han intentado quitarse la vida, amigos y familiares. Un guía elaborada por la Federación de Salud Mental de Castilla y León da herramientas para su abordaje.

Presentación de la Guía de prevención del suicidio, ayer en Valladolid. NACHO GALLEGO

Presentación de la Guía de prevención del suicidio, ayer en Valladolid. NACHO GALLEGO

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«Mi hija se suicidó hace seis años. Tenía 30. Al dolor por la perdida se suma el sentimiento de culpa, es lo que más afecta. Me preguntaba constantemente por qué sucedió». Esta frase la pronuncia una madre que no oculta sus sentimientos, pero prefiere mantener en el anonimato su nombre. No le vamos a poner uno ficticio porque en esta historia ese detalle es irrelevante. Tampoco tiene nombre su estado. El diccionario tiene una definición para las personas que han perdido, por fallecimiento, a un cónyuge o un padre o una madre, pero es incapaz de definir el estado tras la muerte de un hijo. «Eso no tiene nombre y si lo tuviera a mí no me ayudaría».

Aceptación

«Ellos ya se han ido, y a los padres nos queda aceptarlo, seguir con la vida y ayudar a los demás»

El estigma del suicidio pesa sobre las familias y los amigos. El Teléfono de la Esperanza de León inaugura el taller Supervivientes del suicidio, destinado a personas que han intentado quitarse la vida, familiares y amigos. «Ya se ha intentado poner en marcha otras veces, pero no se ha conseguido. El suicidio está tan estigmatizado que a la familia no le gusta hablar de ello ni reconocer lo ocurrido». El psicólogo Domingo García González estará al frente de este taller. «Una de las causas principales del suicidio es la depresión mayor, pero no tiene por qué haber un trastorno mental. El denominador común es un sufrimiento, la persona no siente que valga la pena vivir. Tras un suicidio, la familia y los amigos sienten culpabilidad, que es lo primero que hay que trabajar», explica el psicólogo. «Todos ponemos lo máximo y lo mejor para ayudar a alguien con problemas, pero es imposible estar pendientes las 24 horas. La idea de la culpa hay que eliminarla cuanto antes, y para eso hay técnicas psicológicas del ámbito cognitivo conductual y gestión de emociones».

Al mes del suicidio de su hija el teléfono de esta madre leonesa sonó para poner a su servicio una ayuda grupal. «Me llamaron de un grupo al que asisten padres y madres que han perdido a sus hijos, por la causa que sea, allí la causa de la muerte no se dice. A mí me vino muy bien. Entender la pérdida de mi hija, de ese gran amor que sientes y no centrarte sólo en lo que sucedió, porque lo que más afecta es el sentimiento de culpa. Ellos ya se han ido y a nosotros nos queda seguir con la vida y ayudar a los demás. El testimonio de los padres y las madres que han pasado por ello ayuda al grupo y hace que el dolor sea menor». Esta madre entendió que cada persona es libre para decidir. «Participar en este grupo de ayuda me vino muy bien, no he tenido que tomar pastillas ni ir al psicólogo ni al psiquiatra». Pero las 24 horas del día dan para muchos cambios en el estado de ánimo. «No es que tenga días mejores o peores, es que tengo horas a lo largo del día en el que mis sentimientos cambian, sobre todo cuando veo a sus amigos o sus primos que siguen con su vida y ella ya no está. El dolor es muy intenso y hay que buscar cosas que nos haga la vida más agradable. La tristeza y la culpa son muy fuertes al principio, pero poco a poco hay que aceptar que era su destino, que todos tenemos un final, hay que aceptarlo. Ahora estoy mejor, es muy importante buscar ayuda, no encerrarse. El gran problema es el estigma, hay gente que no quiere verbalizarlo y le cuesta aceptar la causa de la muerte».

Presentación de ‘Supervivientes del suicidio’ del Teléfono de la Esperanza. F. OTERO

Presentación de ‘Supervivientes del suicidio’ del Teléfono de la Esperanza. F. OTERO

Esa es la intención del grupo que, por primera vez, pone en marcha el Teléfono de la Esperanza. «Cualquier expresión de las emociones negativas libera de la presión», asegura el psicólogo Domingo García. «La de un hijo es la muerte más dolorosa, pero se supera, aunque no al 100%. Familiares y amigos tienen que aceptar la pérdida y tener claro que ya no va a estar nunca más. Todavía sigue muy presente el estigma y para evitar esa ‘mancha social’ se oculta la causa de la muerte».

No siempre es posible detectar con antelación un posible suicidio. «Las señales de alerta son la tristeza, los cambios bruscos de ánimo, sobre todo si lleva tiempo muy triste y de repente se muestra feliz porque puede haber tomado una decisión que le libera», explica el psicólogo, que también menciona una «superpreocupación» por dejar todo ordenado en un testamento.

La presentación del taller del Teléfono de la esperanza coincidió ayer en el tiempo con la publicación de la Guía de Prevención del Suicidio. Protocolo de actuación en conductas autolíticas , elaborada por la Federación de Salud Mental de Castilla y León con la presencia del consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez.

El estigma

«Hay personas que no verbalizan la causa de la muerte porque lo consideran una mancha»

En España, en 2020 el suicidio fue, de nuevo, la principal causa externa de mortalidad. Fallecieron 3.941 personas (2.930 hombres y 1.011 mujeres), un 7,35% más que en 2019. En Castilla y León fueron 228 personas quienes decidieron quitarse la vida, según recoge la guía, que se centra en la detección precoz y en la reducción de la conducta autolítica, con protocolos de intervención ante las tentativas de suicidio, o cuando se consuma, o en las señales de alerta ante las que hay que estar atentos, verbales o no, como estados de ánimo, sentimientos y pensamientos o comportamientos.

Aunque en un 90% de los casos están asociados a problemas de salud mental, muchos no diagnosticados, hay otro porcentaje en el que no es así, y donde regalar objetos personales, hacer testamento o verbalizar un «me gustaría desaparecer», «esta vida es un asco» o «no vago para nada» puede servir de alerta. Así lo detallaron en la presentación de la guía la presidenta de la Federación de Salud Mental, Elena Briongos, junto a dos de los psicólogos que han elaborado la Guía, Natalia Briongos y Marcos Gómez, en un acto en el que el consejero de Sanidad valoró la iniciativa, en línea con la estrategia contra el suicidio de la Comunidad 2021-2025.

Qué hacer

La guía aconseja un acercamiento tranquilo, abierto, respetuoso, afectuoso, adecuado y sin juicios para facilitar la comunicación. Es aconsejable escuchar atentamente, permaneciendo en estado de calma, entender los sentimientos de la persona, transmitir mensajes no verbales de aceptación y respeto, expresar respeto por las opiniones y valores de la persona, hablar honesta y genuinamente, demostrar interés, preocupación y calidez, centrarse en los sentimientos de la persona, identificarse con las emociones y preocuparse por la discreción. De ninguna manera hay que interrumpir, juzgar, escandalizarse, hacer comentarios poco claros, condescendiente o hacer preguntas tendenciosas.

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