Diario de León

Campo del Agua llora el olvido de sus pallozas

La nieve ensalza la belleza del conjunto etnológico de Ancares, declarado BIC, y los vecinos de la zona claman ayuda urgente contra el deterioro.

Entrada a uno de los tres barrios de Campo del Agua, el del centro, con la copiosa nevada de estos días. M. F.

Entrada a uno de los tres barrios de Campo del Agua, el del centro, con la copiosa nevada de estos días. M. F.

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León

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Manuel félix | campo del agua

No es fácil llegar estos días a Campo del Agua, en el corazón de los Ancares. La nieve lo pone difícil esta Semana Santa, pero no imposible.

En el fondo del valle, en Aira da Pedra, aldea bañada por un río Burbia cristalino que da porte aguas abajo a Villafranca, vive Regino. Maneja con tal precisión su Patrol —un veterano todoterreno veinteañero— que el temor que da subir la escarpada montaña, para ver el mal que aqueja a las pallozas, desaparece ante tanta belleza en estado puro.

Regino dice ante su casa que se puede llegar cerca de estas ancestrales edificaciones de techo de paja a dos aguas y cabecera en semicírculo. Y eso, porque hacía unas horas fue sacado del lugar, donde su máquina quedó atrapada por la nieve helada.

Así las cosas, la ocasión la pintan calva. El motor de su Patrol bramó de nuevo ladera arriba. El culo del coche dio algún bandazo que otro asomándose al barranco, pero el susto merece la pena. Más encoge el alma ver Campo del Agua casi aislado por la nevada y pensar en la dureza de tiempos pasados para tantas generaciones que lo habitaron.

Siglos de genuina arquitectura rural castreña prerromana están a punto de ser devorados por el olvido. Y puede que por la desidia e irresponsabilidad de quien tiene mucho que actuar en ello.

Regino, como tantos otros vecinos del valle, como Fernando Alonso, —el propio guardia que vigila con suma inteligencia la fauna de esta zona de Ancares— dejan caer al periodista un lamento y un clamor reivindicativo de ayuda. No se aprecia resquemor en su queja y simplemente se niegan y resisten a que esta belleza natural y legado etnológico se pierda para siempre. Sus peticiones son secundadas por los que hablan en una charla que ha alterado en estos días festivos la rutina de la pequeña cantina abierta Aira da Pedra.

Si alguien de la Administración no pone remedio (la Diputación, la Junta, el Gobierno central o Bruselas), lo que hoy se puede disfrutar sobre el terreno y divulgar —como un gran potencial turístico, cultural y etnográfico— quedará para los libros de historia y los archivos fotográficos. Para la imaginación.

Campo del Agua no es un invento de la modernidad, un parque temático de cartón piedra para turistas poco exigentes. Es la historia de nuestra vida, de su evolución. Y está siendo arrinconada y olvidada «sin misericordia», ahora que procesiona la imaginería sacra. Las pallozas de Campo del Agua están declaradas Bien de Interés Cultural y tienen la categoría de Conjunto Etnológico. Sus propietarios esperan que alguien de la Administración recapacite y les ayude a mantener este legado y dejar de derramar alguna lágrima ante el olvido y la indiferencia.

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