'A Ponferrada me voy' cantado a coro por 600 voces en el Bérgidum: emoción a flor de piel

Hay canciones que emocionan.  Y no me refiero a las que todos llevamos en la mochila de nuestra memoria sentimental. Hablo de aquellas que nos conmueven, nos enternecen o simplemente nos arrebatan. A cualquier buen aficionado al rugby le pasará cuando, antes de un partido del XV del Dragón, escucha en Cardiff a miles de galeses cantar con pasión su himno nacional 'La (vieja) tierra de nuestros padres'. 'Hen Wlad Fy Nhadau' en gaélico.  Reconozcamos que 'La Marsellesa' también nos toca esa fibra sensible y nos pone ese punto de envidia por no tener un referente de ese calibre para unir gargantas y sentimientos.

En el Bierzo hay una canción que también tiene esas cualidades.El 'A Ponferrada me voy', ese himno oficioso de la comarca,compañero inseparable de momentos felices, donde el término de hermandad se siente fuerte. Sucedió ayer noche en el Teatro Bergidum al final de la actuación del gaitero gallego Carlos Núñez. Fue un momento emocionante. Se subieron al escenario los Templarios del Oza y Núñez y sus músicos les secundaron como hacen siempre que actúan en Ponferrada; es ya su tradicional forma de cerrar otro concierto que puso el cartel de 'No hay billetes' en el teatro. Las 600 personas que llenaban el Bergidum se pusieron de pie y lo dieron todo cantando 'A Ponferrada me voy'. En las paredes resonó  como nunca esa emotiva estrofa  del principio: 'A Ponferrada me voy  a caballo en mi borrica y a la Virgen de la Encina le cantaré una coplica / Y después de haber cantado a la Patrona del Bierzo le voy a pedir que llueva que se secan los pimientos'.

Lo dicho, emoción a flor de piel en el Bergidum.