Diario de León

LA GAVETA César Gavela

El valle de Amalio

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Amalio se hizo universal sin salir de su valle. Pero no hablo del valle del Bierzo, que es un reino de muchos ríos y campos, bosques y estribaciones. Amalio se construyó como hombre y como artista en un recinto mucho más pequeño, pero que él sabía que era infinito: el valle alto de Valdueza. Una república de agua, verde y piedra que nunca logró dominar del todo. Ni siquiera con las cincuenta mil fotografías que le arrancó a aquella patria del espíritu durante tantos años de fidelidad, de diálogo, de luz. Yo tuve la suerte de conocer a Amalio; de pasar con él algunos días y una noche memorable. Los días eran en una pequeña agencia de transportes que estaba en los bajos de la plaza de Abastos, donde él trabajaba, y luego en la oficina de turismo, sobre el puente de la Puebla. Hablábamos allí siempre de lo mismo, y las horas se nos escapaban: de Peñalba, de San Pedro de Montes, la Herrería, el Valle del Silencio, la Aquiana, el Campo de las Danzas. La noche que hablé con Amalio en realidad fue tardenoche y sucedió en su casa, junto a la ermita de San Antonio: muchas horas de fotos y palabras; de tantos premios que le daba reparo comentar. Desde entonces me tuve por amigo suyo, y él me enseñó sus sonetos tristes. Mas era ahí donde acababa su melancolía porque siempre estaba por venir el domingo, y eso significaba Valdueza, la alegría más honda: soledad, sonidos del agua y del viento, amigos que vivían en aquellos pueblos. Plenitud del amor a una tierra y a sus gentes. Porque no hubo en el Bierzo nadie más raigal y telúrico que Amalio Fernández: el gran artista que era un hombre sencillo, como hay que ser. Amalio hizo su obra con altísima exigencia, con absoluto respeto hacia su valle. Justificó su vida, tan fecundamente, con lo que tenía allí, tan cerca de casa. Y lo hizo con su mirada. Con lo que le dio la vida y era gratis. Su talento, detenido en miles de imágenes vivas, nos hizo un poco más misteriosos y sin duda más románticos, que es categoría que no agota el romanticismo histórico. Algunas de estas fotos excepcionales, en este caso dedicadas a Santiago de Peñalba, están a la vista de todos en la nueva exposición del Museo del Bierzo, recién inaugurada. Yo recomiendo a los bercianos que conozcan esos blancos y negros que nos cuentan la vida. También que visiten Valdueza. Sin prisa, claro, sin ruido. Y que cuando pasen por las piedras fundacionales, por los campos de castaños, por las orillas del río, recuerden a Amalio: lo imaginen por allí. Porque Amalio siempre está en su valle, no lo duden. Muy cerca.

tracking