Diario de León

EL 'RENACIDO' DEL BIERZO ALTO

El pellejo de la osa que desgarró la cara del tío Perruca

Igüeña y la Diputación rescatan la novela del fraile Benigno Suárez sobre el indómito Josepín, leyenda popular que sobrevivió al ataque de una bestia

El Ayuntamiento de Igüeña y el Instituto Leonés de Cultura preparan una nueva edición de la legendaria novela 'El tío Perruca' que narra en castellano y leonés el combate entre el indómito cazador Josepín y una osa. El tio Perruca sobrevivió a los zarpazos de la fiera, como en la historia de Hugh Glass, el trampero de la película 'El Renacido' que interpretaba Leonardo di Caprio. La novela es obra del fraile nacido en Igüeña Benigno Suárez Ramos, que dedicó 30 años de su vida a ejercer como misionero en América Latina y África.

El Ayuntamiento de Igüeña y el Instituto Leonés de Cultura preparan una nueva edición de la legendaria novela 'El tío Perruca' que narra en castellano y leonés el combate entre el indómito cazador Josepín y una osa. El tio Perruca sobrevivió a los zarpazos de la fiera, como en la historia de Hugh Glass, el trampero de la película 'El Renacido' que interpretaba Leonardo di Caprio. La novela es obra del fraile nacido en Igüeña Benigno Suárez Ramos, que dedicó 30 años de su vida a ejercer como misionero en América Latina y África.

Ponferrada

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« ¡Nu la pinches, on!, qui estrupeyas il pilleju! ». El dicho popular aconseja no vender la piel del oso antes de cazarlo, pero en el caso del tío Perruca —el personaje indómito, tozudo y montaraz que una vez habitó en los montes de Igüeña — lo que le preocupaba era no estropear el pellejo de la osa moribunda que acababa de abatir de un disparo. Aunque el bicho peludo le hubiera desgarrado la cara de un zarpazo.  Y por eso le pedía a su compañero de cacería Raposín,—en leonés de la zona— que no pinchara a la osa, no, aunque la fiera todavía se revolviera, porque la piel era lo importante.

A punto de cumplirse medio siglo desde que el fraile y misionero de  Igüeña Benigno Suárez Ramos publicara en 1976 su novela El tío Perruca , el Ayuntamiento y el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación han recuperado uno de los libros más curiosos de la literatura leonesa. Todo un acontecimiento para la zona donde vivió de verdad el legendario tío Perruca, el cazador José Pardo Crespo ‘Josepín’, que en breve reunirá a familiares y amigos de Benigno Suárez para presentar la reedición de la obra por todo lo alto.

Una osa herida no es ninguna broma. Así que al tío Perruca lo han comparado alguna vez con el personaje del trampero renacido que interpretó Leonardo di Caprio en la película de Alejandro González Iñarritu.  A Hugh Glass, el cazador de la película, lo abandonaron a su suerte después de la pelea que mantuvo con un enorme oso grizzly en 1823. Y logró sobrevivir cuando le daban por muerto.  El tío Perruca contó con la ayuda de su fiel Raposín (Pepín), que no lo dejó tirado, pero también estuvo a punto de no contarlo.

Ilustración de Benigno Suárez para la portada de su novela 'El tío Perruca'. La nueva edición la mantiene. BENIGNO SUÁREZ

Ilustración de Benigno Suárez para la portada de su novela 'El tío Perruca'. La nueva edición la mantiene. BENIGNO SUÁREZ

 Y cuenta la novela de Beningo Suárez, basada en una historia real, que Perruca y Pepín se encontraban de caza en el Teso de los Molines cuando descubrieron a una osa ‘apañando’ arándanos junto a su cría. La fiera los vio también y avanzó hacia ellos para proteger al osezo. Y el tío Perruca, armado con una escopeta cargada con pólvora y el doble de cascotes de hierro que empleaba para los lobos, encendió la yesca, le dio fuego a la mecha, y aguardó con templanza a que el animal estuviera a poco menos de doce metros para dispararle «un morterazo» a bocajarro.

«¡Ya cayóuuuu... Pepínn!», exclamó entusiasmado cuando vio que la bestia se tambaleaba y la sangre le salía a borbotones. «Trae el cuchiello» le pidió al rapaz que le acompañaba en sus correrías por la montaña mientras se acercaba al animal abatido. Y así se descuidó Perruca, porque la osa,  «a pesar de su agonía  se puso en pie». El tío Perruca la abrazó entonces, como si temiera que se le fuera a escapar y la fiera  moribunda le  desolló la cara de un zarpazo «con aquellas garras como garfios acerados» y le dejó la piel colgando.

Perruca se aferró entonces con más fuerza. «Y cuando los dos, hombre y bestia, forcejeaban para ver quién podía más y los dos chorreaban gran cantidad de sangre», llegó Pepín «con el cuchillo dispuesto a apuñalar a la osa».

Este es el momento de la famosa frase que ya forma parte de la intrahistoria de la cultura popular en los pueblos de Igüeña.

—¡Nu la pinches, on! qui estrupeyas il pilleju!

Al final, el forcejó no fue muy largo, la osa se desplomó, y con ella el tío Perruca, que acortó el sufrimiento del animal, ahora sí con el cuchillo, pero pinchándole en la traquea y la yugular, de oreja a oreja. Y como si fuera un personaje más de la novela, escribe esto Benigno Suárez para  cerrar la escena: «Lástima que nadie le dijera: ¡Cuidado, tío Josepín, que los osos no son como los corzos que nada más darles el tiro hay atraparlos corriendo, pero a los osos hay que dejarlos que mueran solos!»

Benigno Suárez, durante su etapa como misionero en África

Benigno Suárez, durante su etapa como misionero en África

El hombre que noveló el ataque

Benigno Suárez Ramos (1922-2005) fue un fraile hospitalario que ejerció de misionero en Chile, Bolivia, Liberia y Ghana. Nació en Igüeña, donde fue pastor, y a donde volvía en sus últimos años porque allí tenía su segunda residencia. Falleció en  2005 en Burgos.

Benigno Suárez creció fascinado por la montaña y adquirió conocimientos  sobre los usos medicinales de determinadas plantas, según explica la reseña biográfica que incluye la nueva edición de El tío Perruca . Formado en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, se hizo fraile y completó estudios de Enfermería, lo que le convirtió en misionero en Viña del Mar (Chile) y Cochabamba (Bolivia). A su regresó a Europa, vivió un año en Inglaterra, donde completó su formación antes de volver a ejercer de misionero en África. Así fue como trabajó de enfermero en Monrovia (Liberia) y Ghana.

Abierto y sociable, el autor de El tío Perruca regresó de nuevo a España después de tres décadas como misionero y mientras trabajaba como Superior en el Hospital Psiquiátrico de Mondragón, terminó su novela sobre el tío Perruca y la imprimió . Era el año 1976 y Suárez se encargó también de dibujar la ilustración de portada que ahora recupera la nueva edición. El fraile berciano también escribió otra obra inédita, La vida en contrapunto , y colaboró con la revista cultural del Ayuntamiento de Igüeña El Aguzo.  

Su último destino fue el Sanatorio Marítimo de Gijón, donde fijó su última residencia, aunque pasaba temporadas en Igüeña, donde daba largos paseos por el valle de Buvín que aparece en la novela.

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