Diario de León

La fuente energética del proyecto será la instalación fotovoltaica de la Escuela Laboral

La Junta libera un millón de euros para guardar energía en la vieja mina Sarita

La Fundación Santa Bárbara construirá una planta dentro de este pozo del Bierzo Alto para almacenar aire comprimido

Imagen de la galería de la mina Sarita de la Escuela Laboral del Bierzo donde ya se ha colocado el confinador. fsb

Ponferrada

Creado:

Actualizado:

El Consejo de Gobierno de Castilla y León ha autorizado a la Consejería de Economía y Hacienda a liberar 1.015.159 euros, en dos anualidades, para financiar el proyecto de I+D+i «Genmin» promovido por la Fundación Santa Bárbara (FSB) para estudiar las posibilidades de almacenamiento de energía renovable mediante aire comprimido en minas abandonadas. Con el dinero aprobado se construirá una pequeña planta piloto en el interior de la mina Sarita de la Escuela Laboral del Bierzo, en La Ribera de Folgoso, y ahí se iniciará las pruebas con un plazo de ejecución total de 24 meses.

Lo que este proyecto liderado por la Fundación Santa Bárbara pretende es impulsar el estudio del almacenamiento y la recuperación del calor de compresión y en sistemas de turbinado, de modo que se pueda completar un demostrador completo de almacenamiento de aire comprimido y producción posterior de energía eléctrica. La idea es que a partir trabajo de este trabajo de investigación se establezca un modelo económico de explotación con indicadores sociales, ambientales y tecnológicos, que incorporará un análisis de huella de carbono con el fin de validar la tecnología Caes, que es como se denomina al sistema de almacenado de aire comprimido.

Aunque la partida consignada por la Junta permitirá levantar la planta, la Fundación Santa Bárbara ya tiene trabajo previo realizado, tanto la instalación del confinador subterráneo —colocado entre 2019 y 2021 y parcialmente financiado por el Ministerio de Ciencia— como los estudios técnicos para poder ir licitando los diferentes equipos y materiales necesarios para construir la planta piloto, que estará dotada de una turbina de entre 60 y 80 kilovatios. «La capacidad de almacenamiento que tenemos en el confinador es de 150 metros cúbicos de aire comprimido. Estamos hablando de algo experimental, no es una planta industrial. Eso ya sería el siguiente paso, es decir, si realmente los resultados que nos salen son positivos y vemos que hemos sido capaces de resolver todos los retos que supone almacenar aire comprimido en una mina de carbón, pues ya tendríamos que plantear una planta a escala industrial con la participación de empresas», explicó el director general de la Fundación Santa Bárbara, Manuel Álvarez.

Para la fase de pruebas, la fuente de la energía a almacenar será el propio campo fotovoltaico ya implantado en las instalaciones de la Fundación Santa Bárbara. «Es pequeño, pero que nos da de sobra para los fines que perseguimos ahora mismo. De ahí vamos a obtener esa energía electrica que necesitamos», apuntó Álvarez para después explicar en qué consiste este sistema de almacenamiento de aire comprimido que pretende dar solución a uno de los problemas más importantes que se plantean ante el fulgurante desarrollo de las energías renovables: dónde guardar los excedentes. «El almacenamiento es la clave y el punto crítico del sistema», apuntó el responsable de la FSB.

«Tenemos mucha potencia instalada de energías renovables, pero muy poca capacidad de almacenar los excedentes que generan esas fuentes de energía. Hay distintas formas de almacenarla: formas químicas, las baterías; se habla también de hidrógeno y nosotros estamos más inclinados por la tecnología de aire comprimido que consiste en, cuando tenemos excedente de energía, usar unos compresores que gastan kilovatios eléctricos en almacenar ese aire comprimido y una vez que necesitamos inyectar energía a la red, lo que hacemos es descomprimir ese aire contra una turbina que nos va a generar kilovatios eléctricos para inyectar», detalló Manuel Álvarez.

Además, con este sistema de almacenamiento no solo se daría solución a las carencias en almacenamiento energético, sino también una salida a viejas minas en desuso que plagan la provincia de León. «Se trata de tener una forma lo más económica y viable posible de almacenar la energía que nos sobra de nuestras plantas eólicas y fotovoltaicas y, si además conseguimos usar unos espacios en desuso como son las minas abandonadas, conseguiremos un doble objetivo, por un lado almacenar energía para cuando la necesitamos y, por otro lado, reutilizar unas instalaciones que en muchos casos están generando problemas», destacó el director general de la Fundación Santa Bárbara.

Una vez que el Consejo ha aprobado la inversión, que forma parte de una partida económica mucho mayor con la que la propia FSB desarrollará otros proyectos en la provincia, se abre el plazo de tramitación administrativa para poder licitar e iniciar la obra civil. El límite son 24 meses, un período que incluye tanto la construcción de la planta experimental como la obtención de los informes técnicos que detallen si se han obtenido los resultados previstos, cómo se hacen los ciclos de carga y descarga de la planta, qué problemas se han encontrado y qué soluciones se le han dado.

tracking