Reforestación en el Alto Bierzo

EN EL transcurso de una comida campestre mi estimado Alfonso me obsequió un libro cuyo título es «El Alto Bierzo, una apuesta por el desarrollo forestal sostenible». Los coordinadores son el propio Alfonso Fernández y Joaquín Ramírez, ambos profesores de la Universidad de León en el Campus de Ponferrada. Luego de leer este libro uno tiene la impresión de que el Alto Bierzo es como un lugar mágico y desconocido en el que hubiera riqueza forestal por doquier. En el fondo es bastante desconocido, incluso para quienes viven en el Bierzo Bajo. El Alto Bierzo no sólo es una comarca rica en carbón, como se ha dicho a menudo, sino que también podemos encontrar numerosas y variadas formaciones forestales: alcornocales y encinares en las zonas más bajas, abedulares, en zonas montañosas, así como sotos de castaños y rebollares en las inmediaciones de los núcleos habitados. El rebollo o roble es una de las especies más frecuentes del Alto pues soporta fríos intensos, incluso heladas tardías. En cambio, los castaños -o castañales, que dicen en mi pueblo-, aunque muy característicos de esta tierra, son muy sensibles a heladas tardías. También existen formaciones asociadas a situaciones microclimáticas, con especial interés ecológico, entre otras las tejedas localizadas en vaguadas cercanas a Colinas del Campo. La variedad de paisajes vegetales del Alto es consecuencia no sólo de la diversidad de clima y especies, sino de la intensa transformación que han ejercido sus habitantes en los últimos siglos. El paisaje está marcado, por tanto, por la existencia de especies vegetales de la región atlántica como de la mediterránea. Lástima que en los últimos años, a resultas de incendios bestiales y cielos abiertos incontrolables, el Alto Bierzo haya perdido gran parte de su potencial forestal. El Alto presenta una importante diversidad orográfica que va desde la alta montaña de la mítica Sierra de Gistredo hasta el extremo oriental de la hoya tectónica en Congosto, que aunque perteneciente al Alto, ya parece apuntar al Bajo. En la Sierra de Gistredo, que destaca por sus picos, sobre todo el Catoute con 2.117 m, hay parajes de una gran belleza, que nada tienen que envidiar a otros sitios de alta montaña. Las fotos que figuran en este libro nos podrían hacer creer que estamos en Suiza, en lugar del Alto Bierzo. Los contrastes de clima, relieve y vegetación del Alto también han determinado la fauna. Incluso se ha llegado a encontrar algún ejemplar de urogallo en el Boeza, especie legendaria y en extinción.