Diario de León

Enoforum, mencía versus globalización

Publicado por
MARÍA ANÍBARRO
León

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DURANTE la pasada semana tuvo lugar, un año más, en el hotel Rafael Atocha de Madrid, el VII Encuentro de Enólogos, Enoforum, que organizan los profesionales de Opuswine, conocida editora de las revistas Mi Vino y Vinum. El evento dirigido exclusivamente para enólogos en ejercicio, ha contado este año con casi un centenar de profesionales procedentes de toda España. Durante el desarrollo del encuentro los enólogos tuvieron la posibilidad de intercambiar opiniones con sus colegas durante tres días. Dentro del programa la actividad más interesante fueron las catas ciegas de los vinos, donde los enólogos tuvieron la posibilidad de juzgar las elaboraciones de sus compañeros y las suyas propias. Un evento que cada año despierta más interés, lección de humildad para muchos enólogos y escuela de cata para algún neófito despistado. Ocasión irrepetible a lo largo del año para tratar y analizar problemas profesionales y mejorar la imagen del enólogo, sacándole de su reclusión en la bodega. Este año la polémica estuvo servida por las corcheras y la película de Nossiter, Mondovino, que defiende el carácter de los pequeños viticultores, frente a las empresas de vino estándar. Durante esta edición se inició la ronda de catas con cavas de diferentes puntos de España, todas las miradas recayeron en un rosado de Dominio de La Vega de Utiel Requena, elaborado por Daniel Expósito. En los blancos se llevaron los laureles los vinos gallegos y el Chardonnay de la bodega Care, en general interesantes, complejos y con gran cuerpo. Esta cata mostró un cambio positivo en las elaboraciones, una mayor preocupación por vinos de mayor recorrido y volumen, y un alejamiento de los blancos al uso, de consumo inmediato. Pero el centro de atención fueron los tintos, donde los enólogos iban a lucir sus puras razas: ganaron los tempranillos potentes y estructurados, hechos más para competir entre iguales, más que para beber, entre ellos, los triunfos fueron para Aalto, Roda y el nuevo proyecto de los Moro. Sin embargo, vinos más sencillos llamaron la atención, como el joven roble de Vizcarra Ramos. La tendencia de los tintos, mucha potencia, poca elegancia y delicadeza, vinos no elaborados para el público, sino a veces para el gusto y el solaz de los propios enólogos; hizo que la elegancia, la sutileza y la personalidad de la vieja mencía, destacase entre todos, especialmente la elaboración que presentó el berciano Amancio Fernández, su Bembibre 2003.

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