Diario de León
Publicado por
MARÍA AÑIBARRO
León

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SI MIRO hacia atrás, el 2006 ha sido un buen año para los vinos del noroeste de España, los mencías bercianos se mantienen y mejoran cada día, y los blancos gallegos, tanto albariños como godellos son los favoritos de la crítica. En cuanto a los mencías bercianos, en mi opinión y después de haber tenido la oportunidad de catar añadas actuales y pasadas durante estas vacaciones, eran más auténticos hace cinco años que los actuales. Ahora acusan el rasgo de la «globalización», es decir, mismo tipo de elaboración, mismo tipo de crianza, mismas tostados en las barricas y similares tonelerías. El resultado de esta «globalización» no me resulta agradable, si algo llamó la atención de los vinos bercianos modernos al principio, fue la interpretación personal que cada elaborador hacia de la zona y de la variedad, de tal manera que podías disfrutar de diferentes definiciones de la misma zona. Esto último fue algo que gustó a la crítica extranjera y lo que hizo que El Bierzo disfrutase de los primeros puestos dentro de los vinos españoles. Se sigue escribiendo sobre un fenómeno como el del vino berciano, en todo el mundo, desde Estados Unidos a Japón, un fenómeno similar al que se dio hace unos años en Priorato, son múltiples los periodistas especializados que se refieren al Bierzo, como la zona de gran revelación española. Sin embargo, el encanto inicial de estos vinos se está perdiendo, y las bodegas tienden a un estilo muy «comercial», donde la madera es la verdadera protagonista, no sólo en la nariz, sino también en boca, donde es muy desagradable. Hay alguno que todavía piensa que un gran vino, es aquel que te bazuquea la boca con unos buenos taninos. Bien es cierto, que como me decía un amigo catalán, es más barato y rentable copiar que crear, y creo que es lo que se está haciendo, copiar el estilo de bodegas de volumen, desvirtuando una gran materia prima. Como ejemplo y para mi asombro, esta mañana he estado leyendo que la intención de una bodega berciana es seguir a raja tabla las tendencias del mercado. Desde mi punto de vista querer hacer eso con los vinos del Bierzo, no conduce a nada positivo y pierde la esencia de los mismos. Quizá por eso, durante las celebraciones familiares de estas vacaciones, he preferido recurrir a los tesoros de mi bodega, los que más cariño tengo: algún 99, algún 2001 de crianza larga y algún 2003 ligerito y me alejo de los maderazos que tanto me desagradan, pero que sin embargo triunfan como nunca.

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