Diario de León

Demetrio Madrid Primer presidente de Castilla y León

«En el PSCyL es un clamor que López y Villarrubia tienen que sentarse a hablar»

A sus 77 años, el político zamorano recibirá mañana martes el título de Hijo Adoptivo de Villalar de los Comuneros. Aunque apartado de las primeras filas del PSCyL, mantiene intacto su compromiso con su partido y con la sociedad.

Demetrio Madrid reflexiona en la entrevista sobre su partido, la financiación autonómica y los retos de España.

Demetrio Madrid reflexiona en la entrevista sobre su partido, la financiación autonómica y los retos de España.

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MARÍA R. MAYOR | Valladolid
León

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—Ahora que puede disfrutar de la jubilación, ¿observa a la realidad desde la barrera o todavía se implica para mejorarla?

—Estoy implicado con todas las consecuencias. Nunca voy a ver los toros desde la barrera. Primero, porque estaría fuera de mi compromiso histórico-político vital y, en segundo lugar, porque durante mucho tiempo he dicho a los ciudadanos que me han querido escuchar que lo que hay que hacer es comprometerse, sean jóvenes o mayores.

—¿En algún momento ha experimentado el síndrome del jarrón chino?

—Eso que dice Felipe (González) tiene una parte de razón. Los políticos de mi generación, que no tenemos maestros vivos, que tuvimos que hacernos nosotros mismos, nos echamos sobre los hombros parte de la responsabilidad de los ciudadanos de aquel momento, que tenían muchas dificultades para comprometerse y pronunciarse políticamente. Entonces, claro, has estado tanto tiempo trabajando ahí que cuando dejas de estar, porque tienen que venir otros, te puede dar la sensación de que los demás no saben dónde colocarte. Yo no quiero molestar a nadie, pero tampoco que me jubilen. Y digo, ¡cuidado con los homenajes!, porque en la cabeza de algunos puede estar el darte el finiquito.

—¿Los dirigentes de su partido le escuchan?

—Me escuchan siempre, otra cosa es que estén de acuerdo con mis opiniones. Pero es que tiene que ser así. A cada uno le corresponde en su momento tomar sus decisiones. Digamos, en sentido figurado, que ‘hay que matar al padre’. Para que uno tenga el campo más libre y, sobre todo, si ese padre está estorbando. Yo procuro no estorbar.

—¿Qué opinó, por ejemplo, sobre la moción de censura en Ponferrada? ¿Usted habría pactado con Ismael Álvarez?

—Hay una cosa que está clara. Ismael Álvarez tuvo un enfrentamiento con el Partido Popular y se mostró dispuesto a marcharse de la política tras apoyar una moción de censura. El PSOE ahí no hizo ninguna dejación de sus responsabilidades y Álvarez efectivamente desapareció de la política.

—Pero recuerda la que se montó.

—Claro que me acuerdo. Pero sinceramente no soy quién para hacer un juicio, y menos para condenar la posición de Samuel Folgueral. Voy con cierta frecuencia a Ponferrada y en la calle nadie está hablando de este asunto. Lo que dicen es que el ayuntamiento funciona y que están saneando económicamente las cuentas. El alcalde y su equipo son buena gente, de las que uno se puede fiar. Ahora, si uno quiere sacar otras conclusiones y entrar en una espiral demagógica... Me gustaría que el partido tranquilizara esto, con la calma necesaria para no volver a poner otra vez la polémica por encima de lo que son los problemas de la ciudadanía de Ponferrada.

—Entonces, ¿piensa que Óscar López, como secretario federal de Organización, hizo bien en avalar la moción de censura?

—De una forma acertada, ¿no?

—Le parece acertado.

—Sí.

—El secretario general del PSCyL, Julio Villarrubia, dijo que Folgueral no volvería al partido. ¿Cree que será así?

—Ahora ha salido en el Bierzo una nueva dirección que está de acuerdo con los actuales miembros de la corporación, que son socialistas, aunque estén de baja en el partido. No pasa nada si dentro de un tiempo, cuando todo vuelva a sus cauces normales, ejerzan su derecho a afiliarse. ¡Cómo se puede prohibir la afiliación de un ciudadano a un partido! ¡Es un derecho constitucional!

—Me limito a trasladarle lo que dijo Villarrubia.

—Ya, ya. Estas personas que son de fiar, que no son delincuentes, que no han cometido ningún delito, decidieron en un momento dado pedir la baja para no tener más problemas. Entonces, cuando lo crean prudente, pueden pedir la afilación. ¿Qué razones hay para negársela?

—¿Es usted oscarista o villarrubista?

—He sido a lo sumo pablista, de Pablo Iglesias y de mi hijo y mi nieto, que se llaman Pablo. Nunca he sido ni felipista, ni guerrista, ni demetrista... A estas alturas, me parece una broma eso.

—Aún así, ¿por cuál de ellos se inclina como cabeza de cartel electoral?

—¿Cuánto falta para las elecciones?

—Año y medio.

—Ya veremos.

—En todo caso, ¿qué cualidades y defectos observa en cada uno de ellos?

—Tengo un afecto personal por los dos. Ambos están capacitados y en condiciones para liderar el partido. Villarrubia con más veteranía, con más años de militancia, ha demostrado su entrega, su capacidad y su buen hacer tanto en el campo orgánico en Palencia como en el Congreso. Y López es una persona que para ser tan joven tiene una relación de compromiso político y de partido sobradamente conocida. Es una persona muy brillante y ha hecho un esfuerzo por acercarse a los problemas de Castilla y León. Los dos son pesos pesados en el ámbito de la Comunidad, pero también en el nacional. Hombre, hay otras personas...

—¿Quiere decir que ve posible una tercera vía?

—No lo llamaría así, porque siempre dije que las terceras vías son vías muertas. Hay o podría haber otras posibilidades en la medida en que nos acerquemos al momento de designar al candidato. Pero insistiría en que no hay que dramatizar esta situación. Lo que hace falta es que López y Villarrubia se sienten y hablen. Si pueden ser amigos también, pero por lo menos que hablen. Se lo he pedido directa e indirectamente porque es el clamor que hay en todos los lugares donde están los socialistas, que son todas las agrupaciones de Castilla y León. Y me lo dicen a mí, que les pida que hablen.

—¿Qué defectos encuentra en uno y otro para ser candidato?

—Quien no tenga defectos que tire la primera piedra. Quiero a candidatos que sean personas vulnerables, de carne y hueso. No quiero candidatos perfectos, porque ese tipo de personas es tan exigente con los demás que resulta insoportable.

—¿En el PSCyL están haciendo votos por que Juan Vicente Herrera no vuelva a presentarse?

—Pues no sé por qué.

—Porque se supone que tendría más tirón electoral que una nueva cara.

—Eso no está escrito en ningún sitio. A veces se dice ‘ya está bien, es hora de renovar’, y otras veces lo contrario: ‘este ya sabe qué es lo que está haciendo’.

—¿Es más difícil restarle votos al PP porque, como decía hace algún tiempo un dirigente sindicalista, la política de Herrera tiene tintes socialdemócratas?

—Hay una parte del carácter del actual presidente que lo acerca con más facilidad a los problemas de los ciudadanos. El talante dialogante y su voluntad de llegar a acuerdos con la oposición, con los sindicatos y con otros sectores son elementos que adornan su personalidad.

—¿Le iría mejor al país si esta política de acuerdos se hubiera dado también en el ámbito nacional?

—Los políticos de mi generación conseguimos traer la democracia, organizar el Estado de una manera moderna e incorporarlo a Europa. Y fue posible porque llegamos a ponernos de acuerdo en cosas que tenían interés para el país. Llegamos incluso a separar lo que eran los acuerdos de los disensos. Echo de menos en estos momentos un comprotamiento responsable frente a los grandes problemas que tiene sin cuento nuestro país. No hay gobierno que pueda por sí mismo, por mucha mayoría que tenga, resolver estos asuntos si no es contando con los ciudadanos y desde luego con los demás grupos políticos. Es algo que están clamando los ciudadanos.

—¿La responsabilidad es exclusiva del Gobierno?

—Al Gobierno le corresponde tomar la iniciativa y ofrecer la oportunidad de negociar. Eso de ‘al enemigo ni agua’ ya no se lleva.

—A pesar del desgaste del Gobierno, el PSOE no remonta.

—Es que cuesta trabajo. Está pasando en todos los países con los partidos que gobernaban con la crisis.

—¿No se debe también a que el PSOE ejerce una oposición sin un rumbo claro?

—El PSOE tiene una organización que no ha evolucionado demasiado respecto a los primeros tiempos del partido. Probablemente haya que modificar algunas formas de actuación (ahora existe internet y otras cosas) para agilizar las decisiones.

—¿Se están equivocando entonces con los tiempos?

—Los tiempos tiene que marcarlos el Partido Socialista, no las tertulias ni los editoriales de los medios de comunicación. El PSOE es un partido con problemas, pero serio. Tenemos que debatir en los ámbitos en los que corresponde.

—En la conferencia se va a debatir sobre las primarias. ¿Es partidario de aplicarlas tanto para elegir a los cargos orgánicos como a los candidatos a cargos públicos?

—Veo con más claridad las primarias para los cargos públicos que para los orgánicos. No obstante, no me parecería mal el estilo francés de dar participación a los simpatizantes.

—¿Rubalcaba es un dirigente amortizado?

—No, no. A Rucalcaba nadie le ha agradecido todavía que diera un paso adelante en el último congreso, con la situación complicada y difícil en la que estaba el partido. Ha desempeñado para el PSOE y para el país un papel de primera magnitud. Por otro lado, no se puede decir hace cuatro días que era un gran parlamentario y una cabeza privilegiada y, de golpe, amortizarlo.

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