Diario de León
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ernesto escapa
León

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Con la calorina, vuelven a brincar las ocurrencias de la factoría Montoro. Sus mensajes llegan a través de soplos interesados, tratando de amortiguar, por ejemplo, la rabia ante el penúltimo episodio de la ordenación bancaria. Es decir, los doce mil millones de euros echados a perder en el salvamento de Catalunya Banc, la entidad de ahorro presidida por Narcís Serra, el vice de Felipe González. Y a ese vertido todavía faltan por sumar las colgaduras, como la cuota de engaño con las preferentes, que nunca falta y también habrá que pagar de la caja de todos. Aunque para esos arreglos no hay problema, porque si unos la armaron en Cataluña o en La Mancha, los de enfrente lo hicieron en Madrid (con el amigo y el vice de Aznar), en Galicia o en Valencia, por no andar mirando más cerca. Y nadie se inmuta con estos vuelcos periódicos de miles de millones al vertedero. Sin pasar por comisiones de investigación, ni pesquisa judicial, ni rosarios de la aurora. Pagamos los destrozos entre todos, y ellos a vivir, que son dos días.

Si no resultara tan irritante, habría que recordar de nuevo la zoquetería de quienes con Zapatero alardeaban de la pujanza de nuestro sistema financiero y la suficiencia de los de Rajoy, al afirmar que los préstamos a la ordenación bancaria retornarían con interés. He escuchado la advertencia incluso a gente con decoro. Pero no ha sido así, y por ese sumidero se han malogrado de momento sesenta y dos mil millones de euros. Sin otra consecuencia que el procesamiento de media docena de trapaceros, entre los cuales no figura ninguno de los principales responsables de la catástrofe, tan felices con el premio suculento de sus indemnizaciones. A menudo, también conseguidas y engordadas con trampa, como va mostrando su repaso liviano. Pero no pasa nada. Sencillamente ocurre que hay que apretar otra vez el cinturón de los servicios básicos esenciales y para eso Montoro pone en marcha su churrería de disparates y vuelta a empezar.

El primer paso del tejeringo fue su enredo con las inverosímiles 255 propuestas autonómicas de recorte, donde los afiladores ministeriales entresacaron lo más ridículo de la recadería periférica, se supone que para concluir que el gobierno no va a proponer de momento que se cobre el menú hospitalario a los enfermos. La baraja de ocurrencias incorpora ahorros chuscos junto a otros dudosos e incluso disparatados. Pero no merece la pena revolver mucho en ese costal, porque su única función ha sido distraer el mordisco de la caja de don Narciso, que se suma al bocado previo de don Rodrigo. La siguiente vuelta de tuerca consistió en la exhibición de los repartos de fondos a las Autonomías, despojados de las cautelas correctoras que impone el principio de solidaridad. Un manejo interesado y un punto canalla de las aportaciones se cruza con la distribución por habitante, de manera que el resultado es puro disparate. Aunque ahora mismo este barullo convenga a los intereses del gobierno.

Aprovechando una de las frecuentes ausencias del alcalde León de la Riva, se acercó a Valladolid la ministra de Fomento para inaugurar el último tramo de la ronda exterior de la ciudad. Sus 22 kilómetros han costado 208 millones en tiempos de máxima penuria. Mientras el resto de las ciudades carecen aún del primer anillo. León, por ejemplo.

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