Diario de León

Subsuelo y Protección Ambiental

Vigilando la cota cero

La policía controla un laberinto de 800 kilómetros de colectores y galerías.

La Sección de Subsuelo revisa las cloacas de una ciudad.

La Sección de Subsuelo revisa las cloacas de una ciudad.

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Todas las ciudades esconden en sus entrañas un laberinto de galerías subterráneas inabarcables. En Castilla y León, la red de colectores accesibles, aquellos que tienen un diámetro mínimo superior al metro, ronda los 800 kilómetros. Por debajo de la cota cero de las ciudades se esconde un mundo al que pocos acceden, pero que debe estar vigilado para garantizar la seguridad un piso más arriba, en la calle.

En su interior se mezclan hedores, aguas sucias, líneas telefónicas, ratas, tendidos eléctricos, canalizaciones de gas, de telecomunicaciones, sistemas de control de semáforos... todo un submundo sin el que ninguna ciudad puede funcionar y que en Castilla y León se encargan de vigilar los seis especialistas de la Sección de Subsuelo y Protección Ambiental de la Jefatura Superior de Policía.

Aunque el principal objetivo es evitar posibles sabotajes y atentados su gran conocimiento de este sinfín de túneles les convierte en asesores de empresas concesionarias de aguas, arquitectos municipales e, incluso, arqueólogos. Su trabajo también es fundamental en algunas investigaciones criminales.

Casco, mono blanco, linternas y botas de agua o de vadear, dependiendo de la profundidad del agua del colector que se quiera inspeccionar, conforman el equipo de los agentes, aunque el elemento vital y que no puede faltar en ninguna de las inspecciones es un detector de gases, salvaguarda de los agentes a la hora de evitar las bolsas de metano, gas que se genera por la descomposición de la materia orgánica y que es muy peligroso.

Además de estar siempre pendientes de la fétida atmósfera y del estado de las escaleras de acceso a las galerías de servicio y los colectores, otra norma obligatoria de seguridad es no bajar cuando está lloviendo. «Si nos pilla una tormenta fuerte dentro de un colector en pocos minutos podemos aparecer en la depuradora», afirma el subinspector Nacho García, jefe de la unidad desde 2007 y a quien no le hace falta ningún plano para moverse por las entrañas de las ciudades de la Comunidad con la única ayuda de una linterna.

Kilómetros a la espalda

Nacho García lleva cientos de kilómetros de túneles recorridos a pie, despacio, en silencio, escuchando lo que ofrecen las entrañas de la ciudad, pero siempre alerta. El subsuelo de Castilla y León es seguro. Con los dedos de una mano se podía contar los delitos que desde 1993, año en el que entró en funcionamiento esta unidad, se han fraguado por debajo de la cota cero en las ciudades de la región, aunque entre todos los agentes es conocida la fuga protagonizada en 1976 por 29 presos (la mayoría de ETA) de la cárcel de Segovia a través de un colector al que accedieron tras realizar un butrón en uno de los retretes. El suceso se saldó con la detención de los etarras en tierras navarras. La fuga de Segovia, la llevó Imanol Uribe al cine años más tarde.

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