Diario de León
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ernesto escapa
León

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E l último trago de este enero gélido se alivia con el revuelo del horizonte electoral, que va sumando convocatorias a la vez que extiende la inquietud entre todos los contendientes. Luego irán discurriendo las cosas como sucedan, pero de momento los que no disponen de primarias para situarse e ir sacando cabeza, andan que no sofocan el cosquilleo. Sobre todo, los populares, sometidos a la demora del ritmo lento de Rajoy, que como estos fríos sólo es apto para el aguante de los bueyes. En las semanas previas, se habían hecho cábalas sobre la oportunidad de aprovechar la convención popular de San Ildefonso para ir despejando listas, pero la suelta nocturna de Bárcenas el jueves de Santa Inés dejó imposible la competencia. Ni siquiera el santo visigodo de Toledo tiene ya el conjuro para disimular las salpicaduras del tesorero. Así que otra vez a esperar. Sólo se supo con certeza el candidato popular que iba a enfrentarse con Susana Díaz en las urnas de marzo. Lo demás, quedó en brumas.

Los trajines de la presidenta andaluza para situar sus elecciones las primeras del ejercicio tuvieron un incentivo lateral y casi de tapadillo. La secuencia de la convocatoria no ahorró detalle, incluido el anuncio del embarazo presidencial. Más irrelevante quedó la ruptura con los socios de Izquierda Unida, después de tener aprobado el presupuesto para el último año de legislatura. Faltaba el episodio de un cabildeo chusco. Había sucedido en Toledo, urdido por Bono con los caporales de Podemos. En la celada cayó y participó el imprudente Zapatero, siempre disponible para este tipo de trapacerías, cuyos efectos al parecer no calibra. Con Susana Díaz crecida y Pedro Sánchez extraviado, era el ingrediente que faltaba para socavar las expectativas socialistas en las inmediatas elecciones de mayo. En los tiempos del cólera, Bono pasó más de una vez por mi piso de estudiante en Madrid, a trajinar repartos de propaganda con un compinche. Entonces era un tipo más bien morugo y desconfiado, al que volví a ver en una de aquellas tenidas que organizaban con Tierno en su despacho de Marqués de Cubas. Luego tuvo la celebridad subalterna que supo ganarse como gobernante del Tajo y conspirador de diversas fidelidades. Ahora le ha vuelto a crecer el pelo y acaso se encuentra inquieto con el brote, dispuesto a nuevas piruetas.

Con estos enredos del frío, si no se despejan candidaturas, tampoco se resuelve ni clarifica el fajo de asuntos pendientes. Y algunos corren prisa, si pretendemos que no los congele el turbión electoral. Antes de las pasadas elecciones, se anunció el compromiso de cerca de cien millones para la plataforma logística de Torneros, vinculada a la alta velocidad. Cuatro años después, nada se hizo, y esta infraestructura se queda fuera del reparto de fondos europeos. Tampoco los anunciados llegaron, como tantas veces. Un paseo por la VA-30, que es el segundo cinturón de ronda de Valladolid, permite contemplar las crecidas instalaciones ferroviarias del páramo de San Isidro. Su despliegue sin tantos anuncios garantiza la permanencia y desarrollo de los talleres. Acostumbrados a la estrategia del pregón sin fundamento, vamos asistiendo perplejos y casi sin creérnoslo al cierre de la minería y al atasco de los túneles de Pajares. Anegados de filtraciones y de dinero a paladas.

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