Diario de León

Viñayo termina el Archivo Capitular de San Isidoro tras medio siglo de trabajo

Son más de 400 cajas y miles de documentos que abarcan la historia de León desde 1261 a 1992

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cristina fanjul | león
León

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«Se me acaba la vida y me siguen regalando archivos. Ya ve, yo que pensaba que era un catálogo clausurado, pero no, no hay colofón, no se cierra. El archivo sigue abierto y vivo». El abad emérito de San Isidoro, Antonio Viñayo, ha finalizado el Archivo Capitular de la Colegiata, una obra en la que ha invertido cincuenta años de su vida y que recoge todos los documentos y legajos de San Isidoro desde el año 1261 a 1992. Este trabajo, que será publicado muy pronto por la Universidad de León, clasifica decenas de miles de papeles en 400 cajas que el abad fue casando y ordenando como un puzzle desde que llegó al templo en 1957.

Cartas reales, eclesiales, documentos de compraventa, de expropiación, documentos de jornales, memorias de proyectos, planos, recibos e impresos, incluso recordatorios de primera comunión... la historia de la provincia puede construirse a partir de este «índice» realizado gracias a la labor de Antonio Viñayo y sus colaboradores. «Cuando llegué en 1957 me encontré con un archivo casi perdido. Lo habían sacado de la Colegiata varias veces. Una de ellas con Napoleón, otra con la Desamortización de Mendizábal y otra más en 1868 con la Primera República. Gracias a Dios no supieron qué hacer con él y regresó», rememora el abad, que explica cómo estas «fugas» desorganizaron los papeles. «Sólo casarlo todo me llevó años, y además yo tenía más que hacer. Había comenzado a hacer la biblioteca, además tenía que dar clases y barrer, porque por entonces éramos muy pocos canónigos en la Basílica», recuerda. Así que cuando Antonio Viñayo terminó la ficha número mil, decidió pedir ayuda a los trabajadores del Museo, que desde entonces le han socorrido en esta tarea.

En el catálogo pueden hallarse cartas de los Reyes Católicos, de la Reina Juana, del emperador... una de las más curiosas es la que escribe Fernando el Católico en virtud de la cual dona a la Colegiata el palacio de los Reyes, en la plaza de San Isidoro «con la obligación de que derruirlo y no levantarlo jamás», reza la carta, con el propósito de que la vista de la Colegiata no se vea entorpecida por nada... y papeles que muestran hasta qué punto ha cambiado la mentalidad de protección del patrimonio. Así, el archivo acoge una misiva en la que el arquitecto Torbado Franco recuerda la destrucción de Puerta Obispo, describiendo con tino a los representantes públicos y responsables del desaguisado monumental -” «Siendo alcalde de León el mulo... y siendo gobernador el pollino... tiraron la puerta»-”.

Pero hay mucho más. Entre el legado que San Isidoro custodia hay que destacar la biblioteca y los archivos de Luis Menéndez Pidal, arquitecto conservador de todos los monumentos de las provincias de León, Zamora, Salamanca, Asturias y Galicia. Así que sólo acudiendo a San Isidoro podrán los investigadores estudiar los planos de la Catedral, San Isidoro, San Miguel de Escalada, los de la columna trajana y todo el románico y el prerrománico asturiano. Lo mismo puede decirse del archivo de Luis de Sosa, 2.500 documentos que sus descendientes legaron a la Colegiata en 1982. También destacables son el del primer gobernador de León durante la República, Publio Suárez o los de los militares de Genicera Pedro Fernández Canseco y Manuel Ordóñez. Un tesoro que, como dice Antonio Viñayo, no tiene colofón. Sigue abierto y vivo...

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