Diario de León

El invento del maligrno

La duquesa desnuda

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León

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El invento del maligno javier martín domínguez

P ocas situaciones encandilan tanto a la audiencia como la exposición de las intimidades de los personajes públicos. El caso de la duquesa de Alba es paradigmático. El morbo es aquí cuestión dinástica. Antes de la singular Cayetana de Alba, sus antepasadas ya gozaron de un atractivo halo, no sólo por ser las primeras en el escalafón de la nobleza y la riqueza, sino por sus desenfadadas vidas. El estigma de tener que airearse en público les seguirá a sus sucesoras porque la doblez de la maja de Goya ha despertado un lógico apetito del público por ver sus galas y sus carnes. Hará una década del meritorio enfoque de Bigas Luna sobre Goya y la duquesa en la película Volaverunt, maltratada por la crítica, pero exquisita en su concepto y ambientación. Hoy llega la segunda parte de la tv movie sobre la actual duquesa, que triunfa a diario en el escalafón televisivo en los programas del corazón, y que ha cautivado a la masa en el primer capítulo. El guión se apunta al morbo de los momentos cruciales de una vida de sobresaltos de una niña sin madre zarandeada por los vientos en la misma cúpula del poder. Hay momentos de gloria en esta producción, con rodaje de altura, Aunque también se dejan notar los altibajos de guión y la falta de profundidad en los caracteres.

Pasa lo mismo con la ambientación. Destacada unos momentos, torpe en otros. «Ninguno de nosotros somos morenos, ni el servicio llevaba cofias». De la realidad a la ficción siempre media un trecho, y la duquesa de Alba ha preferido ir al «pequeño detalle» antes que entrar en las cuestiones de fondo al enjuiciar su vida contada en formato televisivo. Lo más sabroso habría sido fisgar la reacción en vivo de la duquesa e hijos al verse retratados en tiempo presente. En términos de producción La Duquesa no es La Reina, ( The Queen ). Larga distancia entre el telefilm emitido por Telecinco y una producción como la de Stephen Frears. Ahí sigue residiendo el drama de nuestra televisión, que prefiere los golpes inmediatos de audiencia, en lugar de trabajar para un mayor ingreso a medio plazo.

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