Diario de León

Cultura inicia la contratación para instalar las «moscas» de Arroyo

El conjunto escultórico tiene que estar instalado definitivamente antes del 31 de diciembre para no perder dos subvenciones de la Junta por 175.000 euros

Eduardo Arroyo en la presentación del proyecto en el 2001 junto a Cecilio Vallejo.

Eduardo Arroyo en la presentación del proyecto en el 2001 junto a Cecilio Vallejo.

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cristina fanjul | león
León

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La Junta de Gobierno del próximo martes aprobará el expediente de contratación para la instalación del conjunto escultórico de Eduardo Arroyo en el barrio de Santa Marina, con lo que la creación del artista lacianiego podría abandonar los almacenes municipales en un mes. En cualquier caso, la contratación del proyecto o el acuerdo que autorice su ejecución debe estar acreditada antes del 29 de octubre por cuanto que el Ayuntamiento cuenta con sendas subvenciones de la Junta para las obras de instalación «105.000 euros» y la iluminación de las esculturas y la muralla, por un total de 70.000 euros. La ejecución de ambos proyectos debe estar lista antes del 31 de diciembre y, en caso contrario, León perderá la inversión.

De esta manera, se pone fin a casi una década de desencuentros, problemas administrativos e innumerables cruces de acusaciones políticas y vecinales que llevaron al artista a proponer que las esculturas se arrojaran al Bernesga para crear el primer «museo subfluvial» del mundo.

Las piezas que componen la obra de Arroyo para el Arco de la Cárcel son un unicornio de bronce de una tonelada de peso, 50 moscas de acero, otras figuras mitológicas y el dios Eolo «el único que se llegó a instalar, haciendo compañía al rey Pelayo que corona la puerta de la muralla». Exceptuando este último, el resto duerme el sueño de los justos en diversas dependencias de los almacenes municipales.

La penúltima traba burocrática se salvó el pasado 28 de mayo, cuando la Comisión Territorial de Patrimonio decidía que la colocación de estas pesadas piezas de metal no afectaba a la muralla tardorromana y, por tanto, autorizaba su instalación. Previamente, el Ayuntamiento había realizado un estudio en el que se desglosaban las características del proyecto, tales como de qué manera se anclarán las figuras del Vanitas, el contenedor que acoge las moscas, o qué medidas se tomarían con el fin de que el patrimonio no se viera dañado por el unicornio o el minotauro.

Las esculturas costaron un millón de euros y, entre otros retos, el proyecto hubo de vencer las resistencias vecinales que denunciaron el proyecto ante la justicia. El Ayuntamiento ganó un proceso judicial pero a su vez tuvo que modificar el plan original para que las piezas se instalasen de tal manera que no rozaran la muralla.

Las moscas son un tema recurrente en la obra de Eduardo Arroyo. El autor lo explica de la siguiente manera en Anchovies in vinegar: «La mosca es una presencia, un atributo mediterráneo. Las moscas españolas son las más recalcitrantes. Las pinté rodeando los santos, en formación de batalla. Observé con asombro que estas moscas silbaban alrededor de la pintura hasta que se quedaban pegadas a los insectos que había pintado (...) Mirando a mi pintura pensé en una de las noticias que había leído recientemente en el periódico: parece ser que un gen trasplantado en las moscas macho de la fruta las convierte en homosexuales...»

Además, no es la primera vez que una obra del artista lacianiego con elementos similares a los que tiene el conjunto escultórico de León (moscas y unicornio) ha protagonizado la polémica. Precisamente, en el año 2001, resultó dañada la pieza Unicornio de Laciana con cuatro moscas, que el maestro leonés había incluido en una muestra colectiva en El Retiro madrileño y que apareció con las alas de los insectos arrancados.

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