Diario de León

El palacio 'secreto' de Vela Zanetti

Venden el auténtico Palacio de Don Gutierre, donde el pintor residió y dejó unos murales espectaculares

Arriba dos habitaciones pintadas por Vela Zanetti; derecha, una silla decorada por el pintor; debajo

Arriba dos habitaciones pintadas por Vela Zanetti; derecha, una silla decorada por el pintor; debajo

León

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El auténtico Palacio de Don Gutierre está en venta. Una joya que guarda en su interior un «tesoro» firmado por Vela Zanetti.

Situado en la plaza del mismo nombre, el edificio original se demolió a principios del siglo XX, aunque en los sótanos aún quedan vestigios de la casa palaciega, así como restos romanos -"probablemente del anfiteatro, que discurre por la contigua calle de Cascalerías, donde se conservan en criptas dos tramos del coliseo-". El edificio actual, en el número seis de la citada plaza de Don Gutierre, es un caserón que recuerda tiempos nobles; sólo hay que contemplar el alero del tejado, primorosamente decorado. Construido en el año 1900, el inmueble es obra del célebre arquitecto Manuel de Cárdenas. Para muchos leoneses es, sencillamente, la casa de Bodegas Manchegas, el negocio que durante décadas ocupó los bajos del edificio, donde aún se conservan los gigantescos depósitos de vino.

La desaparición del primitivo palacio y el nombre de la plaza de Don Gutierre, según el investigador Juan Carlos Ponga Mayo, «ha llevado al equívoco de los leoneses», de forma que el palacio de don Diego Villafañe es el que ahora ostenta el título de Don Gutierre, sede de la Concejalía de Cultura Leonesa.

La casa de las Bodegas Manchegas tenía un patio central con galería alta y baja, columnas, pozo en medio y gran escalera, todo del siglo XVI. Muchos de estos elementos se conservan aún. De hecho, en el sótano está el primitivo aljibe. En este palacio estuvo el Casino la Amistad y el cuartel de la Guardia Civil.

Hoy precisa una gran restauración. La finca, de unos 1.100 metros cuadrados, oculta, tras la fachada principal, un gran patio, con dos naves de ladrillo, una de ellas de dos plantas, y acceso por la plaza Conde Rebolledo.

El inmueble tiene planta baja, tres alturas, bajo cubierta, y dos sótanos. El nivel de protección del palacio, incluido en el Catálogo de Bienes y Elementos Protegidos del Plan Especial del Conjunto Urbano de la Ciudad de León, puede ser un obstáculo a la hora de rehabilitarlo. Los propietarios, una familia leonesa que reside en Madrid, no quiere hacer público el precio de venta de un edificio que, aparte de necesitar una gran restauración, todavía aloja a cinco inquilinos.

E l tesoro de Vela Zanetti. La primera planta del edificio, una vivienda de más de 200 metros cuadrados, es una auténtica sorpresa. Resulta difícil de creer que estas pinturas hayan pasado prácticamente inadvertidas durante décadas. Sólo unos pocos estudiosos de la obra del artista burgalés conocen su existencia.

Y es que el palacio de Don Gutierre fue durante unos años la vivienda del pintor de Milagros José Vela Zanetti. El artista legó a los dueños del edificio unos murales que en nada recuerdan a sus rudos campesinos. Todo lo contrario. Las pinturas de la vivienda de Vela Zanetti apuntan a un joven creador, con un colorido y una temática más arriesgada a la que posteriormente cultivaría.

El pasillo, de más de seis metros de largo, es un gigantesco mural en el que habitan duendes y setas. El artista pintó paredes y techos, algunos todavía en perfecto estado, y dejó su firma en forma de autorretrato. En una pequeña esquina está inmortalizado el inequívoco rostro de Vela Zanetti, que «conversa» con una trucha. No sólo utilizó las paredes como lienzo, sino que también decoró el mobiliario; al menos, quedan dos taburetes que el pintor transformó en obra de arte.

Aparte de las pinturas de Vela Zanetti, dos salones de la vivienda tienen frescos impresionantes, muy del gusto de las familias acomodadas de principios del siglo pasado.

Una casa mágica. Algunos elementos decorativos del edificio, incluidas las columnas, hacen pensar que quizá fueron las originales del palacio, reutilizadas por Cárdenas en el inmueble actual. Mención aparte merece el local de Bodegas Manchegas, en el bajo del edificio y el sótano. Las gigantescas cubas de obra, las arcadas -"utilizadas, seguramente, como «dormitorios» del vino-" y gigantescas tinajas en las que hace décadas se trasegaban los caldos, convierten a este espacio en un lugar mágico.

Tampoco hay que olvidar las naves que hay en el patio posterior de la casa. El responsable de la inmobiliaria que tiene en venta el edificio cree que estas naves, tal vez, podrían convertirse en espléndidos loft -"viviendas diáfanas-".

Hace meses se puso en venta la casa neomudéjar de Alcázar de Toledo, que en realidad son dos edificios contiguos, también de principios de siglo y obra de Manuel de Cárdenas, declarados BIC y con categoría de monumento.

El grado de protección que pesa sobre ambos inmuebles, las restricciones de uso, el precio de salida y, por si fuera poco, la actual situación de crisis, con un mercado inmobiliario que parece estancado, complican la venta de unas construcciones en las que si no se interviene pronto es posible que en unos años no quede nada que conservar.

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